Buenos Aires — Las elecciones de este martes en Estados Unidos amenazan con reflotar viejas tensiones con China. Un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca vendría acompañado de políticas proteccionistas que empantanarían aún más la relación comercial entre las dos mayores economías del mundo.
El expresidente republicano, de hecho, ya ha afirmado que podría imponer un arancel a los productos chinos de más del 60% si es elegido, lo que llevó a gigantes de Wall Street como Goldman Sachs a alertar sobre el impacto de la medida en el PBI de la nación asiática.
“Usted puede ser todo lo pro-comercio que quiera. Pero si del otro lado no le juegan con las reglas de libre comercio, entonces toma una respuesta”
Javier Milei
La restitución de los aranceles podría generar, además, un dilema para Javier Milei. Es que en el pasado, el presidente argentino no dudó en apoyar las políticas proteccionistas de Trump contra un país al que descalificó abiertamente como “comunista”. Pero semanas atrás, al conceder una entrevista televisiva el líder libertario sorprendió con un giro diplomático y China, aquel país con el que negó que haría negocios, pasó a ser “un socio comercial muy interesante”, que “no exige nada, sólo que no los molesten”.
En aquella oportunidad, también confirmó que viajará en enero al gigante asiático para la cumbre de la CELAC.
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Por qué Milei había respaldado los aranceles de Donald Trump contra China
En una entrevista concedida a Bloomberg en abril pasado, Milei había defendido las políticas proteccionistas de Trump contra China, argumentando que la negativa del gigante asiático a liberar el tipo de cambio había sido un factor clave en los desequilibrios económicos globales. Ante ese escenario, el líder libertario consideró las medidas de Trump como una respuesta lógica a esa negativa.
“Lo más valioso de lo que ha sido la política de Donald Trump es que identificó correctamente quién es el enemigo, y el enemigo es el socialismo”, había expresado Milei, antes de recordar que “los problemas que tuvo el diseño de la política monetaria de Estados Unidos” no podían entenderse sin el adecuado contexto. Para Milei, las restricciones comerciales de Trump fueron una respuesta necesaria ante un competidor que no jugaba con reglas equitativas.
“Usted puede ser todo lo pro-comercio que quiera. Pero si del otro lado no le juegan con las reglas de libre comercio, entonces toma una respuesta”, argumentó entonces. “Pero no se puede hacer una evaluación de la política en el vacío. Porque eso es no entender la lógica de la política económica”, agregó.
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Números detrás del giro diplomático
Tras aquella declaración, sin embargo, Milei flexibilizó su postura respecto de China. Pasó de afirmar “no solo no voy a hacer negocios con China, no voy a hacer negocios con ningún comunista”, a una visión más conciliadora, en la que reconoció que ve a China como “un socio comercial muy interesante”.
En el medio, el gigante asiático aceptó un pedido del Banco Central argentino (BCRA) de renovar la totalidad del tramo activado del swap de monedas por RMB 35 mil millones (equivalente a unos US$5.000 millones) por un plazo de 12 meses.
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La importancia de la relación comercial entre Argentina y China no se reduce solo al swap de monedas, que explican más de un 60% de las reservas internacionales del BCRA (el swap asciende a unos US$18.200 millones de los US$29.800 millones que alcanzaron las reservas el viernes). China es, detrás de Brasil, el segundo socio comercial de la Argentina, y el que mayor déficit genera en la balanza comercial.
A diferencia del resto de los países de la región, la Argentina tiene una balanza comercial deficitaria con China. Entre 2008 y mediados de este año, el país acumuló un déficit comercial con China superior a los US$85.000 millones producto de exportaciones que superaron los US$90.000 millones e importaciones por más de US$175.000 millones.
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