Bloomberg — Los trabajadores de las plantas procesadoras de soja argentinas se han declarado en huelga justo cuando los agricultores están recogiendo la cosecha.
El paro, que comenzó el lunes, amenaza con paralizar la producción de Argentina, el mayor proveedor mundial de harina de soja para ganado y aceite de soja para alimentos y biocombustibles.
La huelga es una protesta contra los cambios propuestos en el impuesto sobre el impuesto a las Ganancias y las normas laborales incluidos en la reforma legislativa del presidente Javier Milei, que están debatiendo los legisladores. La huelga se suma a los problemas de los procesadores de soja como Cargill Inc. y Viterra Inc. de Glencore, que han visto lentas las entregas de granos en el río Paraná debido a las fuertes lluvias que retrasaron la cosecha.
SOEA, gremio que representa a los trabajadores de las plantas en el distrito portuario de Paraná, San Lorenzo, que representa alrededor del 70% de los envíos de soja de Argentina, se declaró en huelga el lunes temprano, dijo el sindicalista Martín Morales. La Federación de Trabajadores de la Industria Oleaginosa, cuyos miembros trituran soja en otros distritos a lo largo del Paraná y a lo largo de la costa atlántica, se unió a la huelga, dijo el portavoz Ernesto Torres.
“La reforma laboral incluida en el proyecto de ley no es nada parecido a una modernización; es una regresión”, dijo la federación en un comunicado.
La mayoría de las plantas de soja del Paraná, incluidas las de Cargill, Cofco Corp, Louis Dreyfus Co, Viterra y Bunge Global SA, han cerrado sus puertas a las entregas por camión, según las agencias marítimas y portuarias de Rosario.
Una huelga prolongada podría paralizar los envíos de harina y aceite de soja argentinos. Eso es lo que ocurrió en diciembre de 2021, cuando los trabajadores se quedaron en casa y el procesamiento se desplomó a un mínimo de dos décadas.
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