Buenos Aires — Mientras en el Congreso se define cómo continuará la ley de alquileres, el sector inmobiliario rechaza la normativa vigente por entender que “la oferta y la demanda se acomodan solas”. Así lo manifestó el presidente de RE/MAX Argentina y Uruguay, Sebastián Sosa, quien consideró que aquellos que rechazan la nueva propuesta deberían preguntar a los inquilinos “si están mejor o peor que hace cuatro años”, es decir, antes de la última reforma.
Dentro de los puntos principales de la iniciativa que recibió media sanción en Diputados se establece un contrato a dos años, en lugar de tres, y ajustes por intervalos no inferiores a cuatro meses, en vez de un aumento anual. Además, contempla un modelo de actualización acordado entre las partes, mediante el que se puede aplicar el índice de precios al consumidor (IPC), el índice de precios mayoristas (IPM) y/o el índice de salarios (IS). Hasta el momento, se usa un índice conformado por partes iguales por las variaciones mensuales del IPC y la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (RIPTE).
“Es un disparate que sea una aventura alquilar una propiedad. No soy Tom Cruise para hacer Misión Imposible”, sostuvo en una entrevista con Bloomberg Línea.
Además, se refirió a la baja del precio de las propiedades para la compra y venta por las dificultades de acceder a un crédito: “Te comprás un aire acondicionado en 24 cuotas, pero cuando llegas a una inmobiliaria te dicen que traigas el efectivo. En el resto del mundo es distinto”.
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Al ser consultado sobre las inversiones del sector en Argentina, analizó que el país “no tiene un problema de plata”, sino que “está rota la palabra, la institución”. “Si pudiera pedir algo a un candidato es un contexto seguro en el que la palabra pueda generar algo, brindar previsibilidad”.
¿Cómo se encuentra el sector inmobiliario argentino en la actualidad?
Estamos intercomunicados con alrededor de 180 inmobiliarias en Argentina y Uruguay. Lo que vemos es un panel de control a través de estas oficinas. Al hablar del valor de inmuebles, hablamos de que lo que se está publicando y no lo que se está pagando. Eso construye un enorme daño y construye falsas expectativas.
El metro cuadrado viene en baja y daría la sensación de que este año empezaría a acomodarse un poco. Son los valores más bajos que se han visto en el mercado. Las personas que no quisieron ajustar a los precios del mercado, no han podido vender.
Nuestra realidad es que sí se vende. Es verdad que el mercado es más chico de lo que era hace cinco años, pero se siguen haciendo operaciones. Lo que ocurre es que se hacen por valores que vienen cayendo. Las personas que no acomodan su expectativa, tienen publicada la propiedad, pero no se vende.
Entonces, crecieron las ventas frente a 2022, pero con precios más bajos...
La sumatoria de las oficinas en las que trabajamos han realizado alrededor de 15% más que el año pasado para esta fecha. El ticket promedio del valor del metro cuadrado ha disminuido.
¿Se puede decir que se llegó a un piso en cuanto a precios?
Daría la sensación de que la caída es cada vez más justita. Estamos cerca de un piso. También hay expectativas de un cambio. Todo indicaría que cualquiera de los tres candidatos que mejor se perfilan para Casa Rosada estarían trayendo un cambio y el ladrillo es un instrumento de resguardo de valor.
¿Por qué cayeron los precios de los inmuebles?
Argentina es un país muy raro. Te comprás un aire en 24 cuotas, pero cuando llegás a una inmobiliaria te dicen que traigas el efectivo. En el resto del mundo es distinto.
En Argentina podés tener una pareja con un buen sueldo y generar, por ejemplo, un millón y medio de pesos, pero en el banco te prestan para que te compres un plasma. La clase media no puede acceder a la vivienda. Los que pueden, se compran un terreno para construir con ayuda familiar, de amigos. Hoy menos del 10% de la población puede comprar un inmueble propio. Hay mucha oferta y poca demanda. No hay facilidad para acceder y, a su vez, la sobreoferta se da porque la gente tiene una expectativa desencontrada de la realidad.
¿La baja en los precios para comprar es la otra cara de la moneda de lo que sucede con los alquileres en Argentina?
Es la antítesis del sector de compra y venta. La gente que participó de la reforma destruyó la vida de las familias. Hay gente que está casi en situación de calle, agoniza, la pasa mal y a nadie le importa. El Estado se mete y arruina lo que está funcionando. La oferta y demanda se acomodan solas. Lo que está pasando es que hay gente que hace años viene retirando la oferta del mercado. Es un disparate que sea una aventura alquilar una propiedad. No soy Tom Cruise para hacer Misión Imposible. Si te parás en una esquina como, por ejemplo, Callao y Corrientes y preguntás a los inquilinos si están mejor o peor que hace cuatro años, ¿qué van a decir? Que salgan a la calle y pregunten a la gente si está mejor o no. Dejá que la oferta y demanda se ocupe. Hay gente que no tiene idea y opina. Las redes sociales democratizan la opinión. Eso es buenísimo. El único riesgo es que hay gente que está hablando y recomienda ir a un lugar al que nunca fue. Yo preguntaría: “¿Probaste alquilar hoy? ¿Te acordás como era alquilar hace cuatro años?”. Estamos discutiendo cosmética cuando tenemos la casa prendida fuego. Si hay un propietario usurero, si tenés una persona que se abusa del poder dominante, si tenés oferta, se soluciona. Se hizo daño con la excusa de proteger a la gente.
Decías que los precios para la venta de propiedades están en caída, pero hay demanda para alquilar. ¿Cómo ves el caudal de inversiones del sector en Argentina ante esa situación?
Argentina no tiene un problema de plata. Podríamos pagarle al Fondo, si quisiéramos. Lo que pasa es que en la Argentina está rota la palabra, la institución. La Argentina es una oportunidad de recursos, que tiene plata. Lo que necesitamos es un contexto. Si pudiera pedir algo a un candidato es un contexto seguro en el que la palabra pueda generar algo, brindar previsibilidad. el argentino es muy bueno. Lo que necesita es garantías y seguridad. Queremos reglas claras. De todos modos, estamos viendo inversiones y construcciones porque la propiedad es un lugar donde volcamos capital, dinero. Sin embargo, no se invierte lo que se podría invertir justamente por esto.
¿Los inversores que ves actualmente son argentinos o de la región?
Estuve recientemente en Uruguay y preguntaba por qué no compraban en Argentina, que es barato. Y los uruguayos no vienen a comprar porque dicen: “Mañana pongo esto, no sé lo que saco”. Tenés que tener un umbral de capacidad de riesgo. En Montevideo ese mismo día había una persona de Singapur que vivía en Montevideo y me dijo: “Estoy yendo a Buenos Aires y quiero invertir”. Habría mucha más gente, si se generaran los instrumentos para que vinieran.
Estamos en un momento difícil. Tenemos que pasar una tormenta, pero soy optimista a largo plazo. Hoy estamos mal, pero la Argentina tiene todo por delante. Es un país muy generoso. Si se hacen las bien, te vuelve.