Por la sequía, advierten por ruptura en la cadena de pagos del agro argentino

Desde el sector señalan que “la seca” empieza a generar serios problemas en las cadenas de pagos. Preocupación por el efecto dominó y lo que pueda pasar en los próximos meses

Fuente de la imagen: Gobierno de Argentina.
15 de mayo, 2023 | 04:00 AM

Buenos Aires — Funcionarios del gobierno argentino suelen adjudicar, por estos días, la mayoría de los problemas económicos que enfrenta el país a “la peor sequía de la historia”. Sergio Massa incluso reveló que el Fondo Monetario Internacional (FMI) lo consideró un “game changer y que por ello accedieron a modificar el programa. Pero lo cierto es que representantes del agro llevan meses alertando sobre los devastadores efectos que la falta de lluvias tendría sobre la economía argentina.

Pero ahora, desde el sector empiezan a advertir por otro efecto producto de la sequía que, hasta el momento, no parecía materializarse. Además del menor ingreso de divisas, la menor recaudación y las pérdidas acumuladas, representantes del agro señalan ahora con preocupación que “la seca” empieza a generar serios problemas en las cadenas de pagos.

Advertencias del agro por la cadena de pagos

En las últimas semanas, diversos representantes del sector que más divisas genera en la Argentina y uno de los principales motores de la economía empezaron a advertir acerca de un nuevo efecto de la sequía. La Sociedad Rural de Rosario (SRR), de hecho, emitió un duro comunicado al respecto, titulado “Azotados por el gobierno y la sequía”.

A través del mencionado texto, publicado el 1° de mayo, advertían que “la actual situación es de catástrofe para el sector y la cadena productiva”. Es que según señalaron, por la sequía “se estiman pérdidas del orden de 21 mil millones de dólares que se invirtieron y no se van a recuperar”, al tiempo que recordaron: “venimos de años de desfinanciamiento provocados por la confiscación impositiva”.

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Desde la Sociedad Rural de Rosario también apuntaron contra una inflación “que asfixia todavía más la vida de todos los argentinos” y contra una reciente decisión del Banco Central. “En marzo, el Estado extendió la Resolución del Banco Central A7720, la cual impide acceder a créditos con tasas subsidiadas a aquellos productores que tengan más del 5% soja en existencia, o bien hayan vendido cereal en plan dólar soja I, II y dólar agro, trabando así una herramienta de financiación para toda la banca argentina, para hacer frente a la cadena de pagos que se está cortando”, expresaron.

Por todo ello, consideraron que “hoy es imprescindible derogar esta disposición para poner en marcha la actividad económica”.

Cómo impacta y efecto dominó

En diálogo con Bloomberg Línea, Horacio Salaverri, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales Buenos Aires-La Pampa (Carbap), también alertó por las dificultades que atraviesa el sector. “Las rurales nos manifiestan que hay muchos inconvenientes en distintos aspectos”, dijo.

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Entre dichos inconvenientes, puntualizó: “Por un lado, cuando se hace una siembra, se necesitan insumos -semillas, fertilizantes, herbicidas- que se consiguen contra entrega de cereal. Pero al no haber cereal no está habiendo entrega de la mercadería comprometida y eso obliga a posponer compromisos y refinanciarlos. Por otro lado, aquel que no está declarado en emergencia tiene los vencimientos de tarjetas agropecuarias y demás créditos con vencimiento de compra de insumos o maquinaria. Eso también genera inconvenientes”, dijo.

Un tercer problema, añadió, viene dado por el hecho de que “los productores también son contratistas rurales, y empieza a haber inconvenientes en el pago de los alquileres hacia adelante”.

Transportistas y maquinistas también sufren una temporada con menos cosecha (Fuente: Bloomberg)

Consultado sobre si esta dinámica puede poner en jaque el financiamiento necesario para la próxima cosecha, Salaverri consideró que es posible, y añadió que “va a ser más complejo tener la misma capacidad que en años anteriores en cuanto a lo que es la siembra”.

No obstante, agregó: “Según algunos comentarios, aparentemente las empresas grandes, proveedoras de distintos insumos, van a aportar, a tratar de bancar la situación, porque también es parte del negocio”. Es que según argumentó, si no lo hicieran, a los productores más afectados se les haría imposible saldar esa deuda a futuro.

“Después viene la parte impositiva. Ya hemos advertido que el productor va a entrar en incumplimiento impositivo porque va a haber imposibilidad de pago, y eso también se está viendo. El financiamiento no es solo desde el punto de vista comercial, uno cuando paga un tributo se está desfinanciando también”, marcó.

El presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales Buenos Aires-La Pampa recordó también que la sequía no solo afecta al sector cerealero sino también al ganadero y recordó que “si no tenés pasto natural, tenés que salir a comprar alimentos o vender animales”.

Por último, subrayó que el efecto en la cadena de pagos no afectará solo al sector sino a toda la economía. “Es un efecto dominó. Imaginate un escenario de un millón y medio de fletes menos. Ese fletero no va a tener nada que transportar. Si no puede hacer el viaje, las estaciones de servicio van a estar mucho menos gasoil, va a afectar a quienes reparan cubiertas…”, ejemplificó.

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“El otro día escuché declaraciones muy duras del presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (por Eduardo Borri), que decía que están en riesgo 20.000 puestos de trabajo porque no están vendiendo nada”, cerró.

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Salvador Vitelli, jefe de research de Romano Group y economista especializado en agronegocios, también se mostró preocupado por esta cuestión. En especial, por el momento en el que empiezan a darse estas rupturas en la cadena de pagos.

“Estos son los primeros efectos, empresas que se financiaron la cosecha y llega el momento de cubrir sus compromisos y esa cosecha nunca llegó, o bien tomaron decisiones financieras erróneas en una campaña que iba a ser muy difícil. Pero todavía faltan verse ciertos impactos porque el momento donde empieza a flaquear realmente el negocio es cuando se termina la trilla tanto de soja como de maíz. Es decir, en la temporada baja que es a partir de septiembre, octubre, noviembre”, advierte.

“Que sucedan estas cosas en momentos de trilla, la verdad que me llama la atención y me hace suponer que esto puede llegar a estar incluso peor de aquí a unos meses”, agregó.