Buenos Aires — El Gobierno argentino parece decidido a no cometer el mismo error que en 2021. A diferencia de lo que ocurrió dos años atrás, el llamado “Plan Platita” no se hizo esperar y la cantidad de billetes en circulación en el país ya es récord en la previa de las elecciones PASO.
Datos oficiales del Banco Central (BCRA) reflejaron que la cantidad de billetes en circulación volvió a crecer durante las últimas semanas. Al 31 de julio, alcanzó las 8.560,6 millones de unidades, unas 667,1 millones (8,5%) de unidades más que a fines de marzo.
Billetes de $1.000 inundan el país
De los más de 8.500 millones de billetes en circulación en Argentina, 3.977,9 millones corresponden a los de $1.000. Los horneros y los flamantes diseños que llevan la figura de San Martín explican así casi el 46,5% de los billetes en circulación.
Muy por debajo quedaron los billetes de $100, que tras dos décadas de hegemonía, en octubre del año pasado dejaron de ser los que más circulan en el país. Hoy, circulan unas 1.663,3 millones de unidades, casi un 30% menos que hace un año, y representan apenas el 19% del share.
De los flamantes billetes de $2.000, puestos en circulación hace poco más de dos meses, ya circulan 74,8 millones de unidades, por lo que explican menos del 0,9% de los billetes en circulación. Estos nuevos diseños, cuya puesta en circulación fue oficializada por el Banco Central el 22 de mayo último y se convirtieron así en el billete de mayor denominación del país, apenas equivalen a US$3,57 al tipo de cambio que se negocia en el mercado paralelo en Argentina.
Argentina informal
El hecho de que los billetes de mayor denominación en el país equivalgan a menos de US$4 dólares no parece desalentar todavía el uso de efectivo en el país. Este reinado se mantiene a pesar de que, en los últimos años, tanto el BCRA como los bancos han puesto en marcha distintos mecanismos que buscan desalentar su uso.
Prueba de esta preferencia por el dinero en efectivo puede verse no solo en la necesidad del BCRA de aumentar los billetes en circulación. También lo había reflejado en 2009 la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2017-2018, publicada por el Indec, que mostró que el 69,3% del gasto total de consumo relevado en el país se realizó en efectivo, mientras que el 19,5% correspondió a pagos con tarjeta de débito y crédito.
Otra de las muestras de esta preferencia de los argentinos por el dinero en efectivo se desprende de una estadística que circula en algunos despachos oficiales, que dice que una jubilación en Argentina dura, en promedio, unas ocho horas depositada en el banco mientras que una Asignación Universal por Hijo (AUH) permanece apenas cuatro horas en promedio. La fuente de esa estadística, no obstante, no es del todo clara y su veracidad resulta difícil de rastrear.
Lo cierto es que la cantidad de billetes en Argentina escaló de manera tal, y su nominalidad es tal, que algunos bancos han tenido que construir bóvedas adicionales para almacenarlos y hay entidades que deben reabastecer los cajeros hasta tres veces por día.
Un año y medio sin acuñar monedas
A diferencia de lo que ocurre con los billetes, que son impresos a todo vapor en tres continentes distintos, la Casa de Moneda Argentina (CMA) lleva más de un año y medio sin acuñar monedas. La última vez que el Banco Central informó una variación en la cantidad de monedas en circulación, de hecho, fue a principios de abril de 2022.
Desde entonces, todas las comunicaciones “C” relativas a “Circulación en el público y los bancos de billetes y monedas”, que se emiten dos veces por mes, informan la misma cantidad de monedas en circulación en el país: 9.738,6 millones de unidades.
El motivo por el que esto ocurre no es otro que el desplome del peso argentino ante el persistente avance de la inflación. Tal ha sido la pérdida de valor de las monedas argentinas, que la de mayor denominación -es decir la de $10- apenas equivale a algo más de un centavo de dólar al tipo de cambio paralelo. Eso generó que en este último tiempo el valor del metal supere al valor nominal de las mismas, lo que generó un negocio ilegal basado en su fundición para posterior venta.
En ese contexto, no sorprende la decisión de no acuñar una sola moneda en el último año y medio. Pero en este contexto, CMA tuvo que emitir recientemente unas 3.000 monedas conmemorativas para que la ISO pueda certificar el proceso de calidad. Esto se hizo para el caso de que la ausencia de dicha certificación no genere demoras en caso de recibir un pedido de acuñar una nueva moneda por parte del Banco Central, ya sea de esta gestión o en un futuro.