Buenos Aires — El agro argentino está transitando un año para el olvido. A la delicada situación económica que atraviesa el país se le sumó, en esta campaña, una fuerte sequía que generó pérdidas cercanas a los US$20.000 millones, según estiman dentro del sector que más divisas genera para el país. Pero en el horizonte, empiezan a aparecer señales de alivio que invitan a los productores a mirar el futuro con algo más de optimismo.
Esto último, al menos, es lo que quedó reflejado en el último Índice de Confianza de los productores agropecuarios elaborado por el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. El índice, llamado Ag Barometer Austral, alcanzó un valor de 84 puntos en su última edición de mayo, lo que significó una suba del 21% respecto de los niveles de marzo (69). No obstante, si se toma la medición interanual, aún se encuentra un 15% por debajo de mayo de 2022 (98).
El incremento respecto de marzo se explica especialmente por el hecho de que los productores ven un futuro más prometedor que las condiciones actuales, que tocaron el valor más bajo de toda la serie desde que se tiene registro. En los índices de “Expectativas Futuras” y de “Condiciones Presentes” se produce una divergencia notable de 120 y 31 puntos, respectivamente.
El informe consiga que un 74 % de los productores piensa que su situación será mejor que la actual. En gran parte, esa expectativa se apoya en las favorables condiciones climáticas que se prevén para la campaña de trigo 2023/24, cuyas estimaciones son una producción de 16 millones de toneladas (un 40% más de lo que fue la cosecha 2022/23).
Las Condiciones Presentes, en cambio, aún reflejan los malos resultados de la campaña reciente, producto de la sequía que impactó en los niveles de producción y en el ingreso de los productores y de todos los actores de las cadenas agrícolas. Y si bien dichas condiciones presentas reflejan una pequeña mejora con relación a la medición de marzo, desde el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral explicaron que esto se debe a ventas de soja “y algún financiamiento adicional, que han traído algo de alivio dentro de una situación de estrechez financiera”.
¿Futuro prometedor para el agro?
La última edición del índice marca una importante mejora en la medición de las Expectativas de la Situación Financiera del Productor para los próximos 12 meses. Un 74% de los productores piensan que estarán mejor que en la actualidad con un índice de 167, que es el más alto de la serie.
Pese a ello, los productores aún tienen desafíos y preocupaciones en lo inmediato. El clima continúa siendo la principal preocupación (52%), más allá de que los pronósticos de lluvias son favorables. “Se necesitan precipitaciones muy abundantes para recuperar perfiles de humedad y es muy reciente el enorme impacto de la sequía”, explica Carlos Steiger, investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral.
En orden de importancia, otra preocupación es la incertidumbre política actual (48%). “Es muy confuso el panorama en las principales coaliciones y tampoco se conocen propuestas concretas con relación a las políticas agropecuarias, en particular, en lo referido a retenciones, unificación del tipo de cambio, baja de la presión impositiva y otras políticas que asfixian al sector y necesitan una urgente revisión”, considera el investigador.
El pesimismo, en cambio, viene dado por la situación financiera, las inversiones y el financiamiento. Si bien la situación financiera actual de los productores muestra una leve mejoría con relación a la medición pasada (32 vs 22), continúa dentro de los valores más bajos. En ese contexto, no debería extrañar que el 69% de los productores manifieste que su situación financiera es peor que la de un año atrás.