Bloomberg — Los ahorristas e inversores argentinos están buscando cubrirse en dólares cada vez más ante el riesgo de una brusca devaluación del peso, mientras persisten los retrasos y dificultades en las negociaciones entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se avecinan a las elecciones presidenciales de octubre.
Las señales de que los argentinos se están dolarizando se multiplicaron a lo largo de esta última semana. El miércoles, el dólar blue, la cotización del mercado negro, tocó un máximo histórico de $527, habiendo estado en torno a los $500 hace apenas 10 días. Cerró ayer en $525.
Las estimaciones de empresas privadas muestran que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) está interviniendo cada vez más en el mercado de bonos para respaldar la moneda local.
“Estamos viendo un notable aumento en la intervención del sector público en el mercado de bonos”, dijo Pedro Siaba Serrate, economista sénior de Portfolio Personal Inversiones, con sede en Buenos Aires. “Estimamos que las ventas de dólares para sostener los precios de los bonos e influir en el precio del tipo de cambio paralelo alcanzaron un máximo de casi dos meses”.
Una delegación del Ministerio de Economía de Argentina llegó a Washington DC esta semana para discutir la quinta revisión del programa del Fondo Monetario Internacional de US$44.000 millones. Funcionarios de la nación sudamericana esperan el viernes cerrar un acuerdo a nivel de staff tras meses de negociaciones, que se han complicado aún más por la candidatura presidencial del ministro de Economía, Sergio Massa. El Gobierno le debe al Fondo alrededor de US$2.600 millones para fines de julio o corre el riesgo de entrar en mora.
Las reservas del banco central —en su nivel más bajo desde 2016— se suman a la angustia inversionista antes de las próximas elecciones. Argentina celebra elecciones primarias el 13 de agosto antes de una votación en octubre que marcará el comienzo de un nuevo Gobierno en medio de problemas económicos que incluyen una inflación de tres dígitos y una sequía histórica que paralizó las exportaciones agrícolas.
El tipo de cambio oficial del país, que difiere enormemente del tipo de cambio paralelo, ha perdido un 34% de su valor frente al dólar, lo que lo convierte en la divisa de peor rendimiento entre los mercados emergentes. Muchos economistas locales proyectan que para finales de este año caerá a 400 por dólar desde los 268 actuales.
La creciente presión también se puede sentir en otros tipos de cobertura. Las tasas implícitas efectivas del tipo de cambio de futuros subieron a 433 en agosto, desde 335 a fines de junio, a pesar de las intervenciones del banco central. Los rendimientos de los valores vinculados al dólar con vencimiento en 2024 ya están en niveles negativos de entre 6% y 10%, desde cerca de cero a fines de mayo.
“El mercado está viendo que el Gobierno y el FMI no llegan a un acuerdo y, con base en esto, empieza a prever que habrá una devaluación después de las elecciones primarias”, dijo Emiliano Merenda, responsable de sales & trading de Win Securities, un agente en Buenos Aires. “La expectativa es de dos saltos devaluatorios: el primero después de las primarias; y la segunda, con el nuevo Gobierno, a partir de diciembre”.
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