Buenos Aires — En un mundo que acelera sus inversiones en minerales estratégicos, en línea a la demanda de la transición energética, Latinoamérica jugará un rol clave, de acuerdo con Vostock Capital. Ese rol, no obstante, será con matices.
Mientras Chile y Perú esperan un sólido crecimiento, respaldado por los altos precios mundiales de los metales, y Argentina espera acelerar inversiones para aumentar la producción, México enfrenta un camino difícil con disminución de las inversiones. También será desafiante el panorama que enfrenta Colombia.
Las proyecciones de Vostock Capital suceden mientras el oro alcanza precios máximos, crece la demanda de cobre, un metal clave para la transición y el litio continúa en un proceso de precios deprimidos y un futuro difícil de predecir.
Y sucede también después de un 2024 que tuvo en el negocio de las fusiones y adquisiciones a una de las protagonistas del año, con la adquisición de Río Tinto a Arcadium Lithium por US$6700 millones, para apostar principalmente al litio de Argentina. También Argentina selló el ingreso de otra de las grandes mineras del mundo: BHP, tras frustrar la compra de Anglo American.
La realidad que atraviesan algunos países de la región es opuesta, por caso, a lo que sucede en uno de los principales países mineros del mundo: Canadá. Al norte del continente, está la amenaza del éxodo de empresas, con dificultades para atraer inversiones y normas sobre inversión extranjera más restrictivas.
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¿Qué pasará en Chile y Perú?
Dos de las potencias mineras de Latinoamérica, Chile y Perú, esperan un crecimiento de la actividad en 2025. Según el informe de Vostock Capital, que este año realizará el evento minero en Lima, y en base a lo anticipado por el Gobierno, se espera que la producción minera en Perú supere este año los niveles previos a la pandemia con tasas de crecimiento que alcancen al menos el 5%.
“Este crecimiento se atribuye en gran medida al aumento de la producción de minas clave como Quellaveco y Las Bambas”, dice el informe.
Además, se espera para este año que las empresas del sector minero peruano inviertan cerca de US$5.6 mil millones. El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), en parte, proyecta un crecimiento de 2.2% en el Producto Interno Bruto (PIB) del sector minero para el 2025, reflejando una recuperación y un aumento de la producción minera.
En el caso de Chile, las expectativas también son alcistas, “con importantes aumentos de producción y oportunidades de inversión”. Aunque será con obstáculos, señala Vostock Capital. Esos obstáculos están relacionados al marco regulatorio.
Aún así, se espera que el principal productor de cobre del mundo produzca entre 5,4 y 5,6 millones de toneladas del metal rojo en 2025, lo que refleja “una recuperación de la producción a medida que la industria se adapta a los desafíos anteriores y capitaliza las condiciones favorables del mercado”.
Se espera que el sector minero en Chile contribuya con un crecimiento previsto del PBI del 2,7%, mientras que la inversión puede aumentar al 5,9%, “con una cartera total de inversiones de aproximadamente 83.180 millones”.
El potencial de Argentina
Argentina no produce cobre y es la quinta productora de litio en el mundo (fue superada por Zimbabue). La producción minera está explicada mayormente por el oro. Eso puede cambiar en el mediano plazo, y el Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI) motivó el interés de multinacionales por los recursos que están bajo el suelo argentino.
Según el informe de Vostock Capital, “la industria minera de Argentina está preparada para crecer para 2025, y se esperan inversiones significativas en sectores minerales clave como el litio y el cobre”. Esto responde, a “la aplicación de políticas de apoyo y mejoras de la infraestructura serán fundamentales para hacer realidad este potencial”.
Argentina espera atraer aproximadamente US$1.600 millones en inversiones mineras en 2025, con proyecciones de más de $20.000 millones entre 2026 y 2029. “Este crecimiento se ve facilitado por el nuevo régimen de inversión de RIGI, que ofrece estabilidad fiscal y diversos beneficios fiscales para los grandes proyectos mineros”, agrega.
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Los desafíos de México y Colombia
Distinto es el panorama de México y Colombia. En México, “la industria minera enfrenta un camino difícil de cara a 2025″. Esto responde a “la disminución de las inversiones, el aumento de los impuestos y las incertidumbres regulatorias”.
Existen oportunidades de crecimiento en ciertos minerales, pero “las perspectivas generales siguen siendo cautelosas, ya que las partes interesadas esperan direcciones de política más claras de la nueva administración”, dice Vostock Capital.
De esta manera, se proyecta que el sector minero mexicano experimente una caída de las inversiones de más del 20% en 2025, cayendo a aproximadamente US$$3.800 millones desde un estimado de US$5.000 millones en 2024.
“Esta disminución se atribuye a una combinación de factores, entre ellos el impacto de las recientes reformas mineras y las restricciones a las actividades de exploración”, agrega.
No es muy distinto el panorama en Colombia. “Si bien existen oportunidades significativas en minerales críticos y potencial de crecimiento económico, las incertidumbres regulatorias y las consideraciones ambientales serán factores cruciales que influirán en la trayectoria del sector”, advierte el informe:
Esto responde a recientes decretos gubernamentales que “han introducido regulaciones más estrictas sobre las actividades mineras, particularmente en lo que respecta a la protección del medio ambiente”. El sector minero en Colombia enfrenta “una disminución de la inversión extranjera, con proyecciones que indican una caída de más del 20% en 2025 en comparación con años anteriores”.