Milei frena la terapia de shock para mantener en línea a la inflación argentina

Los objetivos de la desaceleración en el aumento de los precios se priorizaron sobre otras metas, según los especialistas. Los aumentos postergados de tarifas y naftas, habrían añadido 1,2 puntos porcentuales al IPC

El presidente Javier Milei está pisando el freno a su programa de terapia de shock en un intento de mantener el apoyo popular en medio de la sombría realidad económica argentina, aunque ello signifique inquietar a los mercados.
Por Manuela Tobías - Kevin Simauchi
12 de julio, 2024 | 01:26 PM

Bloomberg — El presidente Javier Milei está pisando el freno a su programa de terapia de shock en un intento de mantener el apoyo popular en medio de la sombría realidad económica de Argentina, aunque ello signifique inquietar a los mercados.

Este mes, el líder libertario aplazó los aumentos de los impuestos sobre los combustibles y de los precios de los servicios públicos que, en conjunto, habrían añadido 1,2 puntos porcentuales a la inflación mensual, según JPMorgan Chase & Co. Las tarifas de tren, fuertemente subvencionadas, llevan congeladas desde mayo, y el precio de los billetes de autobús no se ha movido desde abril.

Estos retrasos dejan al descubierto el estrecho camino que queda por recorrer mientras Milei intenta arreglar una economía quebrada sin avivar una inflación que ya está por las nubes. Se espera que una nueva lectura el viernes muestre que la tasa mensual de aumento de los precios al consumo subió tras cinco descensos consecutivos.

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“El Gobierno empezó a centrarse tanto en lograr una desaceleración sostenida de la inflación que empezó a dejar de lado sus otros objetivos”, dijo Nicolás Gadano, economista jefe de la consultora Empiria de Buenos Aires. “Posponer más ajustes de precios significa que esas victorias inflacionarias son pan para hoy, pero hambre para mañana”.

La moneda argentina también ejemplifica esa tensión. Desde una devaluación del 54% en diciembre, el gobierno ha rechazado los llamamientos para acelerar su depreciación mensual del 2% del tipo de cambio oficial del peso, conocida como “crawling peg” - o eliminar por completo los controles de capital - porque temen que un recorte más rápido sólo exprimiría más los precios. Como consecuencia, los exportadores están reteniendo su soja y la acumulación de reservas del banco central se ha paralizado.

“Las tarifas energéticas son una fina armonía entre la reducción de los subsidios y la inflación”, dijo el jueves el ministro de Economía, Luis Caputo, en una entrevista radiofónica, reiterando que Argentina no volvería a devaluar el peso. “La prioridad es bajar la inflación”.

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Caputo defiende ferozmente el “crawling peg” también a puerta cerrada, a pesar de las crecientes presiones para devaluar la moneda. Cualquier movimiento cambiario haría mella en la popularidad de Milei entre la clase media, la columna vertebral de su programa, según múltiples personas que se reunieron con el equipo económico en las últimas semanas.

Aunque los inversores y los economistas alaban el trabajo de Milei hasta ahora -la inflación mensual se ralentizó hasta el 4,2% en mayo desde el 25,5% de diciembre, y el Gobierno está registrando un superávit presupuestario por primera vez desde 2008-, advierten de que el plan tiene una especie de talón de Aquiles.

“La situación macro de Argentina no está en una trayectoria estable, así que si seguimos así sin cambios, algo va a explotar”, dijo Ernesto Revilla, economista jefe para América Latina de Citigroup Inc. “No se puede dejar que el tipo de cambio se deprecie a una tasa tan significativamente inferior a la inflación por más de algún tiempo, porque eso empieza a generar presiones que hay que resolver”.

El último viernes de junio, exultante tras aprobar su histórica ley de reforma en el Congreso, Milei declaró en una entrevista televisiva matutina que Argentina entraba en la siguiente fase de su plan monetario. Horas después, tras el cierre de los mercados, Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, se sentaron ante los periodistas en una rueda de prensa en la que esbozaron un ejercicio técnico de balance, esquivando las preguntas sobre el peso. Los bonos soberanos de referencia con vencimiento en 2035 cayeron aproximadamente 1,1 centavos de dólar el lunes siguiente.

“Los mercados tenían una pregunta diferente, y no la respondieron”, dijo Juan Manuel Truffa, director de la consultora económica Outlier.

Con un lento avance y un tipo de cambio paralelo que se debilita, la brecha cambiaria no hace más que aumentar. Un peso artificialmente fuerte ha frenado en consecuencia los esfuerzos del gobierno por aumentar sus reservas de divisas, empujando a algunos en Wall Street a lamentar la falta de voluntad de Milei, por ahora, para ajustar su política monetaria.

En lo que va de mes, los bonos soberanos de Argentina se encuentran entre los de peor rendimiento entre sus pares de los mercados emergentes, según un índice de Bloomberg. Aún así, han proporcionado a los inversores una rentabilidad del 39% desde que Milei asumió el cargo a finales del año pasado.

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Las compras mensuales de dólares, una métrica clave para los inversores en renta fija, superaron los US$2.000 millones hasta mayo, pero el Banco Central dio marcha atrás y vendió 84 millones hasta el 28 de junio. Este mes, sin embargo, ha visto un repunte, con las autoridades comprando unos 120 millones de dólares hasta el miércoles, según datos del Gobierno.

“Realmente sólo hay una razón por la que nos preocupamos de que Argentina recupere reservas y es para que pueda hacer frente al servicio de su deuda externa. Además, hay mucha pendiente”, afirmó David Austerweil, gestor adjunto de carteras de mercados emergentes de Van Eck Associates Corp.

Mientras tanto, las posibilidades de obtener nuevos fondos de un posible nuevo programa del Fondo Monetario Internacional parecen tan escasas como cuando la idea se planteó por primera vez a principios de este año como una forma de ayudar a levantar los controles de divisas. Y en 2025, Milei se enfrentará a unas elecciones de mitad de mandato en las que necesitará obtener apoyo legislativo.

Caputo, en la conferencia de prensa del 28 de junio, señaló que el gobierno congelaría las tarifas de la electricidad y el gas, contradiciendo a un alto funcionario de energía que había anunciado subidas mensuales de los precios sólo tres semanas antes. No obstante, las facturas de la energía para la clase media aumentaron más del doble en junio.

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