Bloomberg — El presidente argentino, Javier Milei, realiza por fin su primera visita a Brasil, el mayor socio comercial de su país. Pero en lugar de reunirse con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el libertario se reunirá con el mayor rival de su homólogo izquierdista: Jair Bolsonaro.
Milei decidió no asistir a la cumbre de naciones del Mercosur del próximo lunes en Paraguay, donde se habría cruzado con Lula, debido a una agenda muy apretada, dijo el lunes su portavoz, Manuel Adorni. Sin embargo, asistirá a la CPAC Brasil -una rama de la Conferencia anual de Acción Política Conservadora en EE.UU. en la que también está previsto que participe Jair Bolsonaro- este fin de semana, dijo Adorni.
Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del ex presidente derechista y organizador de la CPAC Brasil, dijo en una publicación en las redes sociales el lunes que su padre y Milei se reunirían durante el evento, que tendrá lugar el sábado y el domingo en el sur de Brasil. Adorni había declinado anteriormente confirmar que la reunión tendría lugar.
El gobierno de Lula declinó hacer comentarios sobre los planes de Milei. Pero la decisión del argentino de elegir el evento conservador en lugar del Mercosur -la unión aduanera de la que tanto Argentina como Brasil son miembros- amenaza, sin embargo, con hacer aún más mella en una relación ya de por sí conflictiva. Los dos líderes vecinos han intercambiado insultos públicos desde que Lula desplegó un equipo de asesores para hacer campaña contra Milei y el libertario describió a su homólogo de “comunista” con el que no trabajaría el año pasado.
Es el último de una serie de movimientos provocadores en política exterior de Milei, que ha priorizado los lazos con aliados ideológicos como Elon Musk y Donald Trump sobre las relaciones tradicionales con homólogos como Joe Biden y el español Pedro Sánchez.
Esa estrategia le ha ayudado a convertirse en una floreciente superestrella de la derecha mundial, un estatus que su aparición en la CPAC Brasil probablemente reforzará aún más. Pero ha irritado a otros líderes, incluidos los aliados de Argentina.
Su apoyo a Trump al margen de la CPAC a principios de este año se produjo durante un viaje en el que Milei no programó reuniones con Biden u otros altos funcionarios de la administración. El gobierno socialista de Sánchez, por su parte, retiró a su embajador de Buenos Aires tras la aparición de Milei en un mitin del partido de extrema derecha Vox en Madrid en mayo, sumiendo a los históricos aliados en su peor crisis diplomática que se recuerda.
Sin embargo, Brasil es considerablemente más importante para la renqueante economía argentina que España o Estados Unidos: Es el principal cliente de su vecino para las materias primas agrícolas y otras exportaciones, y a menudo ha respaldado los esfuerzos de Argentina por conseguir financiación y ayuda económica de instituciones mundiales como el Fondo Monetario Internacional.
Hasta ahora, las gélidas relaciones -que han continuado en las últimas semanas con la exigencia de Lula de una disculpa que Milei cree que no le debe- han tenido poco impacto en las dos naciones, con unos lazos comerciales y empresariales de larga data que han demostrado ser inmunes al tipo de diferencias ideológicas que se han hecho comunes entre ellos en los últimos años.
La cumbre del Mercosur parecía ofrecerles la oportunidad de limar asperezas después de que se negaran a hacerlo en la reunión del Grupo de los 7 celebrada el mes pasado en Italia, en la que Lula y Milei no sólo no se reunieron sino que llegaron a situarse en lados opuestos de la foto oficial.
Brasil y Argentina son los dos miembros más grandes del bloque, y ambos han intentado finalizar el tan esquivo acuerdo comercial del grupo con la Unión Europea, un tema que volverá a ocupar un lugar destacado en la agenda de Asunción, Paraguay, la próxima semana.
--Con la colaboración de Daniel Carvalho y Simone Iglesias.
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