Buenos Aires — La apreciación cambiaria no es una situación nueva para la Argentina: de hecho, en las últimas tres décadas el país ha tenido cuatro momentos en los que el peso, medido al tipo de cambio real, alcanzó los niveles actuales: la última parte de la convertibilidad; al final del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner; en 2017 durante la presidencia de Mauricio Macri y en los últimos meses del Gobierno de Alberto Fernández, ya con Sergio Massa comandando la economía. En todos esos casos, el esquema implementado llevó al país a una devaluación.
Sin embargo, un estudio privado destaca tres factores a partir de los cuales el mercado podría ilusionarse con que esta vez será diferente. El documento, a cargo de la consultora 1816, menciona como posible sostén del peso fuerte la combinación del superávit fiscal, algo que no estaba presente en ninguna de las cuatro oportunidades antes mencionadas, el potencial de Vaca Muerta en el horizonte, que generará exportaciones por más de US$15.000 millones, y el blanqueo como puente en 2025 (aportando las divisas en el corto plazo para cubrir los vencimientos de deuda).
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El informe considera que este conjunto “obliga a tomar en serio la posibilidad de que el ciclo de cambio real apreciado pueda extenderse en el tiempo”.
No obstante, 1816 reconoce que existen tres problemas asociados a tener una moneda tan apreciada. El primero radica en que si el contexto internacional se complica o hay un susto político, el potencial de caída del peso es muy grande y el Banco Central no tiene reservas para sostenerlo. En segundo lugar, señala que con este nivel de dólar CCL, los stocks de pesos, medidos al dólar financiero, ya superan los US$100.000 millones, tomando el agregado monetario M3 privado más los títulos del Tesoro en manos privadas no bancarias. Y por último, menciona que a este tipo de cambio hay sectores poco competitivos (turismo, economías regionales, algunas industrias) que podrían destruir empleo.
Enfermedad holandesa
Los analistas reflexionan que, si todo sale bien, el país va a tener todos los síntomas de lo que los economistas llaman “enfermedad holandesa”, que implica algunos sectores ganadores (los exportadores más competitivos) y sectores muy perdedores (como exportadores o productores de bienes transables para el mercado interno).
Según 1816 esto último no sería “necesariamente malo” y que la cuestión pasaría por que la política económica pueda compensar, en cierta medida, a trabajadores y regiones desfavorecidas, mientras facilita la transición hacia actividades más competitivas.
Tipo de cambio
El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral, que es elaborado por el Banco Central y compara al peso con una canasta de monedas pertenecientes a países con los que comercia Argentina, ya se encuentra en el mismo nivel que tenía en diciembre de 2023, previo a la devaluación que se produjo en los primeros días del Gobierno de Javier Milei.