El ancla fiscal es un requisito innegociable para el gobierno de Javier Milei. Por eso en los últimos días el Gobierno argentino celebró de manera especial el superávit financiero de febrero, que se suma al de enero.
Analistas de mercado consultados por Bloomberg Línea también consideraron positivo el dato, aunque aclararon que el superávit del primer bimestre se sostuvo gracias a factores que no se pueden mantener en el tiempo, como la licuación de haberes jubilatorios, el freno a la obra pública, los ingresos extraordinarios del impuesto PAIS o la deuda flotante.
“Seguimos considerando que la credibilidad y el ancla fiscal son los activos más importantes de la gestión económica en curso y que estas cifras ayudan a anclar expectativas al respecto”, señala un informe de la consultora Outlier. Al mismo tiempo que aclara: “Hay que seguir trabajando para que los factores transitorios sean reemplazos por permanentes, y que el equilibrio fiscal no dependa del impuesto PAIS y del sostenimiento del esquema duro de control de cambios”.
Lo postulado por Outlier sintetiza en buena medida una postura que comparten distintos economistas privados. Pero además, el trabajo plantea que “no debería haber relajamiento y comenzar a retrasarse los necesarios ajustes de tarifas”.
“Se verificaron fuertes caídas en todas las líneas del gasto; aunque creemos que buena parte de las bajas no son sostenibles”, sentenció, en esa misma línea, un informe de Facimex Valores
El eje del ajuste
El eje del ajuste del gasto se concentró, principalmente, en menores transferencias a las provincias y obra pública, con recortes nominales del 40% en febrero, que implican bajas reales de 85% real respecto a un año atrás.
Respecto del segundo punto, Outlier recuerda que el 70% de la obra pública es es obra vial y principalmente de mantenimiento, por lo que sus analistas consideran que este ahorro “será difícil de mantener en esos niveles sin un deterioro importante de la infraestructura”.
En segundo término, el gasto en subsidios se redujo 43% anual real y el de prestaciones sociales promedió un ajuste del 30% (-38% interanual real en el caso de jubilaciones y pensiones). Asimismo, el gasto operativo (principalmente salarios) cayó 17% anual real.
Desagregando, en el primer bimestre la licuación de jubilaciones y pensiones contribuyó en un 34% a la reducción del gasto, algo que, nuevamente, parece insostenible dado que, de mantenerse en el tiempo, esta situación generaría un malestar social difícil de contener.
“Al analizar las partidas más afectadas se obtiene que aproximadamente el 50% de la reducción del gasto se dio por erogaciones que dependen de actualizaciones -tales como seguridad social y salarios-”, destaca un informe de la consultora PxQ. Y concluye: “En este sentido la sostenibilidad del superávit primario es endeble a la recuperación de éstos durante los próximos meses”.
Deuda flotante e ingresos extraordinarios
Un informe de la consultora LCG subraya que el superávit se dio aun cuando el Gobierno redujo a casi la mitad el stock de deuda flotante por los compromisos devengados en lo que va de 2024: en enero solo había pagado el 46% del gasto devengado, y con febrero cerrado ese porcentaje se elevó a 70%.
No obstante, aclara estudio: “La deuda flotante suma $2,9 billones, equivalente a 0,4% del PBI. Se trata de un monto similar al del superávit alcanzado”.
“Si se suman el aporte extraordinario del Bopreal Serie 2 al impuesto PAIS y la deuda flotante, se explica bastante más de la mitad del superávit primario del primer bimestre de 2024 y más de la totalidad del superávit financiero”, señala el informe de Outlier.
Más allá de que este aporte extraordinario que tuvo el impuesto PAIS en febrero, este tributo en sí mismo también tiene una característica particular: el propio Gobierno afirma que es distorsivo y que debe ser eliminado en algún momento.