Buenos Aires — En este Capítulo 562 de La Estrategia del Día Argentina: Una entrevista con el diputado de Hacemos Coalición Federal y ex jefe de bancada de Cambiemos en la Cámara baja durante el Gobierno de Mauricio Macri, Nicolás Massot.
Mientras el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, hablan de avanzar en su plan de reformas económicas con o sin la colaboración de la política tradicional, el aliado de Miguel Ángel Pichetto y Emilio Monzó responde: “La decisión que tiene que tomar el gobierno es si viene al Congreso como Dios manda, como todos los gobiernos hicimos, a discutir las leyes como corresponde y a darle largo plazo y predecibilidad al sector privado, o si quiere tomar atajos por decreto”.
Hacemos Coalición Federal cuenta con 22 de los 257 diputados totales en la Cámara baja. En el Senado, en tanto, la fuerza de Massot está aliada con los bloques Cambio Federal y Unidad Federal, que juntos suman seis de un total de 72 senadores.
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Voy a ser más optimista el día que veamos que Exxon esté viniendo de vuelta en vez de vender, que cualquier petrolera occidental esté buscando venir, o que MercadoLibre deje de ser la mejor empresa argentina creciendo en Brasil y en Colombia, en toda Latinoamérica y empiece a invertir fuerte en la Argentina.
Nicolás Massot, diputado nacional.
La siguiente entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad
Bloomberg Línea: ¿Qué opinión te merece el pliego de Ariel Lijo a la Corte Suprema?
Bueno, claramente, es algo que desentona mucho con el postulado principal de Milei, que es precisamente revisar el estatus quo y los poderes establecidos. Lo de Lijo claramente es un guiño al poder establecido de Comodoro Py. Yo no soy un entendido de la Justicia ni lo conozco ni a él ni a ninguno de los jueces federales, pero uno hubiera esperado algo en tono con la prédica, primero con la crítica histórica de Milei al estatus quo en general y segundo con la oportunidad que se presenta para renovar. Me parece que deja mucho que desear. Al menos en ese sentido, presenta una gran contradicción.
¿Te sorprendió? ¿Creés que forma parte de alguna estrategia?
Sí, supongo que sí. No la conozco, pero supongo que sí y lo que en definitiva eso implica o señala es que más allá de muchas cosas valiosas que pueda plantear el gobierno actual, es parte de lo que supuestamente montó como enemigo para cambiar. Creo que es una contradicción que le va a salir cara al gobierno. Parecida a la de Scioli [por la designación del ex candidato presidencial del kirchnerismo y ex gobernador de la provincia de Buenos Aires como secretario de Turismo, Ambiente y Deporte de la Nación].
¿Creés que puede incidir en las negociaciones que se están dando para el Pacto de Mayo, con los gobernadores?
No, creo que le incide más en su electorado que en los gobernadores.
¿Cómo deben interpretar los argentinos al interbloque Hacemos Coalición Federal, teniendo en cuenta la heterogeneidad con la que viene votando?
Como un interbloque que no renuncia al sentido común, al equilibrio, que no se somete a la simplificación de la realidad, a esta suerte de panorama dicotómico que te busca plantear tanto Milei como el kirchnerismo hace mucho tiempo. Lo que a mucha gente le parece difícil entender para nosotros es algo muy simple. Cuando uno analiza con cierta moderación, equilibrio y sentido común, política por política, hay veces que te toca estar de un lado de la grieta y hay veces que te toca estar del otro.
Si todo el mundo en la Argentina pagara a alícuota plena de todos los impuestos, hoy la Argentina estaría sin impuesto PAÍS, sin demora de pagos a CAMMESA y sin ajuste a los jubilados, con superávit financiero.
Nicolás Massot, diputado nacional.
Si pensamos en la votación del articulado de la Ley Ómnibus, por ejemplo, [Miguel Ángel] Pichetto y [Ricardo] López Murphy votaron todo a favor, vos te opusiste a dos, pero tu principal socio en el bloque, [Emilio] Monzó votó en contra de cuatro. ¿Qué te alejó a vos de ambas posturas?
Ahí la salvedad que hay que hacer es que fueron incisos y no artículos. Cada inciso era una facultad delegada diferente. Votar facultades delegadas en sí mismo es casi una contradicción, ¿no? Acá vivimos en un país en donde la emergencia, la necesidad y la urgencia de los decretos y la emergencia en las delegaciones del Congreso al Poder Ejecutivo, en vez de ser, como su nombre lo indican, atributos extraordinarios, han pasado a ser parte de la normalidad. Con una salvedad, las facultades delegadas hasta ahora siempre habían sido un atributo del peronismo, que teniendo mayoría en las dos cámaras buscaba las facultades delegadas como un atajo, pero algo que en definitiva hubiera logrado de todas maneras en el juego normal del Congreso. Mauricio Macri no tuvo ninguna facultad delegada, no tuvo emergencias, gobernamos con los resortes del Congreso, y aún en minoría en 2016 fue el segundo año más productivo de la historia del Congreso en términos de leyes. Entonces, votar delegaciones es complicado, y ahí se explican mucho las diferencias, que también existieron en el radicalismo y en algunos otros bloques y que no existieron en el nuestro en otros capítulos de la ley. Es muy personal hasta dónde estás dispuesto a delegarle una facultad a un gobierno y hasta dónde no. Cuando vos delegás facultades, estás delegando un objeto, la atribución que vos delegás, pero también se la estás delegando a un sujeto en particular, que en este caso se llama Javier Milei y que es como es. Ha demostrado un desapego bastante llamativo a la división de poderes, al respeto de las diferentes opiniones y tal vez a mí, delegarle facultades me hace ruido, un poco más de ruido que lo normal.
Los senadores que forman parte de tu alianza política en su mayoría votaron a favor de derogar el mega DNU de Milei. Vos dijiste que no lo harías. ¿Considerás que esa votación formó parte de una estrategia de apalancamiento de cara a la negociación por el Pacto de Mayo y la nueva Ley Bases?
Yo dije que no lo derogaría antes de reemplazarlo. Yo creo que el DNU tiene que derogarse. La diferencia es que si uno lo deroga ahora, pierde en continuidad jurídica muchas medidas que están dentro del DNU que a mí me parece que valen la pena conservar. Lo que yo estoy planteando es que deroguemos el DNU una vez que lo hayamos reemplazado por leyes, como corresponde y dándole la fortaleza institucional que muchas de las cuestiones, como el esquema de privatizaciones o la reforma laboral, que lo requieren para verdaderamente ser efectivas y modificar comportamientos.
Ahora hay una mesa conformada por el jefe de Gabinete y el ministro del Interior, donde pareciera ahí sí residir la delegación del presidente. Esperemos que así sea.
Nicolás Massot, diputado nacional.
¿Creés que puede ser difícil para el oficialismo interpretar a Hacemos Coalición Federal en una negociación, si cada parte individual que hace al interloque se comporta de manera tan heterogénea?
No, yo no creo que haya sido tan heterogéneo, pero en todo caso, sí, yo creo que al oficialismo le cuesta entender, pero no es que le cuesta entender nuestro bloque, le cuesta entender la realidad, porque la simplifica demasiado y abusa de las categorizaciones. Es una cuestión que no ocurre solo en la Argentina, es una moda internacional en la política. Lo vemos prácticamente en todos los regímenes al menos de Occidente, en donde existe la libertad de expresarse. Esa división antinómica entre leales y traidores. Acá parece que sos o traidor a la patria o vendedor de la patria. Solamente se puede estar en dos categorías. El gobierno tiene que tratar de salirse de esa sobresimplificación de la realidad para mirar el Congreso y a la política, para mirar sobre todo a la sociedad.
¿Y quiénes son tus principales interlocutores, tuyos, de Pichetto, de Monzón, hoy en el gobierno?
Bueno, el gobierno recién ahora se está ordenando, venía sin una interlocución validada. Uno de los principales problemas que tuvo el presidente hacia adentro de su gobierno fue que desautorizó a todos los funcionarios que en algún punto intervinieron en la conversación con el Congreso. Ahora hay una mesa conformada por el jefe de Gabinete y el ministro del Interior, donde pareciera ahí sí residir la delegación del presidente. Esperemos que así sea.
¿Y cómo ves que avanza el diálogo para la sanción de la nueva Ley de Bases, para que se firme el Pacto de Mayo, y para que se den los cambios fiscales que está buscando el gobierno?
Bueno, siempre lo vi bien, el gobierno en enero también iba a tener su ley. Lo no toleró fue la participación activa del Congreso en la discusión de la ley, que por supuesto, como en cualquier ley, pero muchísimo más en una ley que pretendía derogar o modificar más de 70 leyes preexistentes, presumiblemente iba a tener aportes de otros partidos. El gobierno consideró que eso era intolerable y tomó una decisión, a mi modo de ver, impulsiva que hasta el propio gobierno ya se arrepiente de haber hecho. Si ahora entran con una postura un poquito más madura, de entender que las leyes están para ser discutidas y eventualmente mejoradas o morigeradas, veo esa predisposición. Habrá que ver cuando efectivamente comience la discusión formal, pero veo que han entendido eso.
Ya circularon borradores de la Ley Bases, y está claramente la intención de volver a poner Ganancias para que lo paguen más contribuyentes, ¿dónde estás parado ahora en relación a estos temas?
Bueno, por de pronto renunciaron a la peor idea que venían impulsando desde el origen que era el aumento de las retenciones en general y en particular a la industria, que hubiera generado una pérdida de mercados de exportación industriales, llevando a una pérdida de empleo acelerada, sin recaudar nada de lo que el gobierno pensaba. Creo que era una pésima medida. Siempre doy el ejemplo, cuando alguna gente dice, bueno, a la oposición no le gustan las formas de Milei o los modales. A mí no me gustan, pero no los considero relevantes…
¿Por qué no son relevantes?
No, no me parecen relevantes. Habla más de él que de nosotros, y yo por lo menos no confundo lo personal con lo político. Me puede decir lo que sea, y yo voy a seguir parado en las posiciones históricas que siempre defendí, una de las cuales siempre fue el comercio exterior. A mí me parece, lo dije en el discurso del Congreso, [el autor intelectual de la Constitución de 1853, Juan Bautista,] Alberdi estaría revolcándose en la tumba viendo que un gobierno que habla en su nombre triplicó los impuestos a las importaciones, buscó cuadriplicar los impuestos a las exportaciones y cerró la economía casi como nadie, solamente con un afán recaudatorio. Esto mientras dejaba intocables 32 regímenes especiales de impuestos que se llevan en exenciones impositivas más de cuatro puntos del producto. Era algo totalmente inconsistente, creo que era una pésima idea el aumento de las retenciones.
¿Por más que haya sido algo transitorio?
Pero nunca es transitorio. Yo te pregunto: Si la industria automotriz en la Argentina, empresas como Toyota o Volkswagen, que están fuertemente orientadas a la exportación de su producción, que hoy paga 4% en retenciones a la exportación de automóviles, si querían pasar a que paguen 15%, bueno probablemente hubieran tenido que tomar una decisión de cerrar en Argentina, y producir sus modelos en Tailandia, en Marruecos o en alguna de las otras 18 terminales que las compañías automotrices internacionales tienen. Hubiera sido una pésima noticia para la Argentina. Las automotrices, las autopartistas, las exportadoras de línea blanca como Whirlpool, un montón de compañías hubieran sufrido la pérdida de exportaciones, y la consecuente pérdida de empleo argentino. En jubilaciones, recordemos que el gobierno quería derogar toda la fórmula de movilidad y dar aumentos discrecionales por decreto. Por supuesto que eso también era un disparate. Ahora por DNU, creo que equivocadamente porque hacía dos semanas habíamos intentado impulsarlo en una ley en el Congreso y el oficialismo decidió no dar el quórum, promueve una regulación parecida a la que habíamos impulsado nosotros, de darle ajustes mensuales por inflación a los jubilados. Vamos a insistir nosotros con que haya una recomposición que tenga más que ver con la inflación pasada. El gobierno sigue de vuelta…
Considerás que es insuficiente la actualización anunciada...
Más que insuficiente, es absolutamente inequitativo, porque mientras seguís subsidiando a sectores muy competitivos de la economía a un gran costo fiscal, el trabajo fiscal del gobierno de Milei recae sobre los jubilados. Estamos totalmente consustanciados con la idea del equilibrio fiscal y el combate contra la inflación, ahora, lo que empieza a generarnos algunas diferencias es el costo relativo de ese ajuste, quién lo está pagando y la velocidad en la cual se está llevando a cabo.
Un enviado del Fondo habló esta semana de evitar que el ajuste sea desproporcionado, que no recaiga más sobre los trabajadores.
Es que está siendo desproporcionado, sin duda. Es un ajuste que ha caído fuertemente sobre el comercio exterior, sobre los jubilados y pensionados, sobre la generación eléctrica. Y partes son muy insostenibles, porque el impuesto PAÍS en ocho meses se cae. Entonces, haber basado toda la política fiscal en triplicar la licuación y en un impuesto que va a perder vigencia, bueno, en ocho meses tenemos un problema que mide US$500 millones de dólares por mes. El ahorro de US$300 millones por mes que se genera pisándole los pagos a CAMMESA, a la generadora de gas, de vuelta, es algo ficticio. Llegó la hora, no digo cancelar todos los regímenes especiales, porque muchos de ellos me parecen positivos, pero al menos suspender su vigencia en el tiempo. Es decir, dejar de darle ese cupo fiscal, porque no se entiende que estemos perdonando a empresas ya maduras y competitivas dándoles subsidios de ganancias o de IVA mientras estamos congelando las jubilaciones.
¿El de Tierra del Fuego, por ejemplo?
Sin duda es uno de los regímenes con derechos adquiridos que tiene que poder revisarse. En el de Tierra del Fuego el año pasado se creó un fondo compensador de 3% de la facturación de todas las empresas de la isla, que va principalmente a la provincia de Tierra del Fuego y a los tres municipios, cuando en realidad todo el esfuerzo fiscal lo hace el Tesoro Nacional, de manera que lo lógico sería empezar a reconvertir esa percepción adicional del año pasado cuando se les votó la prórroga, y que eso les da derechos adquiridos, y direccionarla al Tesoro Nacional. Que ese pago que ya está haciendo la isla compense las excepciones de IVA de ganancias o de impuestos internos y no que vaya a engrosar las arcas provinciales que a diferencia de las otras 23 provincias tiene un régimen especial que la beneficia. Hay que analizar cómo cada régimen especial aporta en este momento tan crítico de la Argentina al trabajo fiscal, para poder quitarle un poco de peso fiscal al sector exportador, a las economías regionales y a los jubilados.
En cuanto a volver con Ganancias, ¿votarían a favor o en contra?
Depende de cada uno. Yo estoy a favor de reinstaurarlo como un impuesto a los altos ingresos. Si no, es lo que era cuando el gobierno insistía con revertir la medida que el propio Milei en una actitud absolutamente populista y oportunista, de la mano de Massa, hace cuatro meses votó en el medio de la elección una medida absolutamente irresponsable en términos fiscales. Que ahora venga el gobierno de Milei a decir demos vuelta la medida cuando de octubre para acá se triplicaron los combustibles, se duplicaron las prepagas, se duplicaron los colegios, y aumentó el índice general de precios, que es toda una cuestión que a la clase media salariada le quita la capacidad de pago, me parece que está fuera de lugar. Ahora si la discusión es no volver al impuesto a las ganancias anterior, sino discutir un impuesto mucho más progresivo y a los muy altos ingresos, con un mínimo de imponible arriba del millón y medio de pesos y con escalas bien espaciadas con alícuotas bajas, que no generen saltos discretos para no generar estos incentivos perversos de que los aumentos de sueldo no son deseados porque te los capta el tributo, si corregimos todas esas cosas, yo creo que podríamos avanzar.
Caputo dijo la semana pasada que “si la política no nos acompaña, nosotros vamos a seguir con el mismo rumbo”. ¿Qué creés que significaría seguir adelante sin la política?
No lo sé, porque Caputo ha sido parte de la política durante los últimos 10 años, y es también parcialmente responsable de donde estamos, no se entiende demasiado.
¿Tenés diálogo con él?
No, últimamente no. Lo tuve mucho cuando era ministro de nuestro gobierno, pero bueno, ahora estamos en posiciones más distantes.
¿Crées que significa gobernar por decreto?
No lo puede hacer. Tanto cuando lo dice Milei como cuando lo dice Caputo, esta idea de gobernar sin el Congreso, por decreto, con plebiscito, es un no lugar. No lo puede hacer. Los decretos vienen al Congreso y la decisión que tiene que tomar el gobierno es si viene al Congreso como Dios manda, como todos los gobiernos hicimos, a discutir las leyes como corresponde y a darle largo plazo y predecibilidad al sector privado, o si quiere tomar atajos por decreto. Ya vimos lo que pasó con la primera medida que tomaron ellos por DNU, que pasaron cuatro meses y no está vigente prácticamente en ninguno de los temas relevantes, y que ya está de vuelta en el Congreso, y de hecho ahora toda la discusión del DNU pasa por el Congreso. Si quisieran gobernar por plebiscito no lo pueden hacer vinculante, porque para que sea vinculante lo tiene que aprobar el Congreso, y si no es vinculante, el resultado del plebiscito tiene que estar plasmado en una ley, que tiene que volver al Congreso. No es casualidad, el Congreso y el sistema republicano está puesto ahí precisamente para evitar autoritarismos. Mucha de la gente que hoy es atraída por Milei, no le gustaban los atropellos del kirchnerismo. Bueno ahora a los kirchneristas no les gustan los atropellos de Milei. A los anti-kirchneristas que no les gustaban los atropellos de Cristina, ahora les caen simpáticos los atropellos de Milei. Bueno, no hay que tener atropellos de ningún tipo. Argentina solamente va a florecer con inversiones estructurales, que generen empleo intensivamente, cuando el plazo de la política el plazo de los gobiernos calce con el largo plazo de los negocios. No se recuperan en 24 meses las inversiones relevantes de un país, se recuperan en 24 años.
La representante del Banco Mundial en la Argentina dijo que espera ver más consenso político. ¿Creés que Patricia Bullrich, como interlocutora tuya, puede ser un puente que lleve al Ejecutivo hacia ese sendero de encuentro?
Sí, Patricia, lo podría ser y lo podría hacer alguna otra gente. No es que el gobierno no tenga interlocutores preparados o predispuestos. Lo que no tiene el gobierno es un presidente que esté preparado para delegar la autoridad en algún interlocutor que hable por el gobierno. No creo que ni Patricia ni nadie esté dispuesto a una aventura en donde hagan un esfuerzo de interlocución para que después el resultado obtenido sea vuelto a discutir o simplemente borrado con el codo.
¿Por qué creés que el mercado ignora todo ese ruido político y no deja de comprar bonos argentinos?
Depende de qué mercado. El mercado al que vos te estás refiriendo es el financiero. Es decir, lo que hay es un voto de confianza respecto de los flujos del Estado argentino, de las provincias y eventualmente un traslado en la baja del riesgo país al crédito corporativo, pero son capitales líquidos. Acá no hay nadie hasta ahora que esté viniendo a enterrar una inversión relevante, generando empleo y a quedarse de una manera ilíquida. Entonces son dos mercados distintos. Estas señales ya las vimos muchas veces en la Argentina. Vienen rápido y se van más rápido. Yo voy a ser más optimista el día que veamos que Exxon esté viniendo de vuelta en vez de vender, que cualquier petrolera occidental esté buscando venir, o que MercadoLibre deje de ser la mejor empresa argentina creciendo en Brasil y en Colombia, en toda Latinoamérica y empiece a invertir fuerte en la Argentina. No es una crítica a [Marcos] Galperin, es un comportamiento racional. La buena noticia va a ser cuando Galperin venga y diga abro 15 depósitos del conurbano, contrato 60.000 camiones, porque la Argentina me dio el largo plazo que yo estaba esperando. Estamos lejos, podemos estar en el buen camino en algunas cosas, no tengo duda, porque tampoco uno tiene que enamorarse de la crítica, para nada. Yo creo que el gobierno tiene acierto está apretando botones correctos. No estoy discutiendo tanto el rumbo, estoy discutiendo la velocidad y estoy discutiendo a quienes estamos dejando en el camino.
¿Qué tendría que hacer el gobierno para que el superávit financiero sea sostenible en el año?
Tiene que bajar el gasto tributario, que desandar los regímenes especiales. Hay 32 regímenes especiales con un potencial de recaudación de más de dos puntos del producto. Eso equivale a mucho más del déficit financiero y primario. Dicho de otra manera, si todo el mundo en la Argentina pagara a alícuota plena de todos los impuestos, hoy la Argentina estaría sin impuesto PAÍS, sin demora de pagos a CAMMESA y sin ajuste a los jubilados, con superávit financiero.
¿Cómo lo ves a Milei hoy en relación a cuando asumió en diciembre?
Lo veo mejor en algunas cosas y peor en otras. Cuando hay cuestiones que a uno no le parecían bien y se sostienen en el tiempo, es algo más grave. Lo más importante de todo lo que ha pasado es, así como en el 2013 hubo un reordenamiento político, y un funcionamiento del sistema de pesos y contrapesos que frenó un impulso totalitario en ese momento de Cristina Kirchner yendo por la reelección y la reforma de la Constitución y en aquel momento fue una buena noticia que el sistema político argentino funcionara, creo que fue importante que en un momento en donde un gobierno nuevo quiso tergiversar la legitimidad de una elección, en un impulso totalitario, el sistema también haya funcionado para evitar un industricidio, o un ajuste mucho más salvaje sobre los jubilados o una vuelta irremediable a un impuesto a las ganancias que hubiera castigado a los asalariados.
¿Qué es La Estrategia del Día Argentina?
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