Bloomberg — Al borde del Lago Escondido, en el norte de la Patagonia argentina, al pie de las montañas nevadas, se encuentra la extensa propiedad del multimillonario británico Joe Lewis. A menudo utiliza esta lujosa propiedad para agasajar a funcionarios públicos y empleados seleccionados entre los altos cargos de la empresa de inversiones de Lewis y de otras compañías en las que el multimillonario de 86 años tiene intereses.
Durante una visita en 2006, más de una docena de hombres de negocios montaron a caballo y pescaron y admiraron lo que parecía ser Le Reve de Picasso y dos versiones de Las mujeres de Argel en las paredes de la villa de Lewis, según muestran las fotos obtenidas por Bloomberg. Viajes como estos, en los que se exhiben la generosidad y la riqueza de Lewis, son en parte la forma en que el prolífico inversor ha cultivado durante décadas la lealtad y el respeto entre sus asesores más cercanos, empleados de confianza y figuras poderosas.
Pero más de 15 años después de aquella excursión a Argentina, el hábito de Lewis de dar lujosas prebendas a empleados y socios le ha metido en un conflicto legal. El miércoles se declaró culpable ante un tribunal federal de Manhattan de los cargos de haber facilitado a sus pilotos privados de toda la vida y a una compañera sentimental información privilegiada no pública para operaciones bursátiles.
“Mientras poseía información material no pública sobre ciertas empresas que cotizan en bolsa, acepté hacer recomendaciones a otras personas para que compraran acciones”, declaró Lewis ante la juez federal Jessica Clarke en una vista. “Sabía en ese momento que lo que estaba haciendo estaba mal, y estoy muy avergonzado”.
Una de las empresas de Lewis, Broad Bay Ltd., también se declaró culpable de fraude de valores por ayudar al multimillonario a ocultar el alcance de su participación en Mirati Therapeutics a través de entidades extraterritoriales.
La declaración de culpabilidad tendrá probablemente ramificaciones para la huella de Lewis en el mundo empresarial. Como parte del acuerdo alcanzado con la fiscalía estadounidense, Lewis, y cualquier empresa de su propiedad, deben renunciar al control de los puestos del consejo de administración de cualquier empresa que cotice en bolsa en Estados Unidos.
El acuerdo probablemente reducirá drásticamente la condena de Lewis, que se enfrentaba a penas de hasta 45 años de prisión. Su abogado, David Zornow, dijo que Lewis renunciaba a su derecho de apelación a menos que fuera condenado a penas de cárcel.
Lewis, que fue acusado el año pasado, admitió haber transmitido información sobre el mercado de las empresas en las que invertía. A diferencia de los casos habituales de abuso de información privilegiada, Lewis no se benefició personalmente de las operaciones. En cambio, según los fiscales, daba información a sus pilotos como sustituto de un plan de jubilación formal y a sus parejas sentimentales, para “colmarlas” de regalos.
Los pilotos Patrick O’Connor y Bryan Waugh, al igual que Lewis, fueron acusados de fraude de valores el año pasado. Aunque la ex novia de Lewis, Carolyn Carter, no fue acusada, sí fue demandada por la Comisión del Mercado de Valores. Para una de las operaciones citadas en la acusación, Lewis presuntamente prestó a Waugh y O’Connor US$500.000 cada uno para comprar acciones de Mirati Therapeutics Inc. antes de que las noticias sobre el ensayo clínico de la compañía se hicieran públicas en 2019.
Los pilotos, que previamente se declararon inocentes, comparecieron ante el tribunal el jueves. El juez Clarke aplazó el caso hasta el 15 de febrero para permitir que el gobierno y la defensa continúen las conversaciones sobre “una posible resolución.”
Un portavoz de Lewis caracterizó el viaje a Argentina en 2006 como un retiro para “la familia del Sr. Lewis y sus colegas más cercanos”. Un antiguo asociado que ha estado en la finca dijo que no siempre fue estrictamente un asunto familiar. A menudo, los empleados se esforzaban por ser invitados a esos viajes, considerando el gesto como una señal de que el jefe les tenía en buena estima.
Las fotos del viaje muestran a Lewis exhibiendo triunfante su captura y guiando a sus colegas a caballo por los arroyos cercanos a su propiedad.
Ritz Carlton en el agua
Lewis, que ostenta unos US$7.600 millones de dólares según el Índice de Multimillonarios de Bloomberg, abandonó la escuela secundaria para trabajar en el negocio de catering de su padre en Londres. Acabó convirtiendo la empresa en una cadena de restaurantes temáticos, la vendió y utilizó las ganancias para reinventarse como operador de divisas. Se trasladó a Lyford Cay, una aldea muy rica de las Bahamas, para evitar pagar impuestos en el Reino Unido.
Según la tradición financiera, su primer gran golpe fue apostar contra la libra esterlina en 1992. Fue la misma operación que le reportó US$1.000 millones a George Soros, aunque la ganancia de Lewis fue probablemente mucho menor, según los operadores. A principios de la década de 2000 obtuvo otro gran éxito invirtiendo en el gigante energético ruso Gazprom, según dos personas conocedoras de la operación.
Pero gran parte de su éxito desde entonces ha estado ligado a Tavistock Group, un holding con participaciones en más de 200 empresas de todo el mundo, entre ellas el hotel de cinco estrellas St. Regis de Atlanta y el club de golf Isleworth de Florida. Lewis también es propietario de Albany, una exclusiva urbanización cerrada de Nassau, en las Bahamas, donde ocasionalmente se le vio jugando al pádel con Sam Bankman-Fried, antes de la detención en 2022 del cofundador de FTX.
Gran parte de su fortuna está ahora en el sector inmobiliario, con el desarrollo de Lake Nona, una comunidad exclusiva cerca de Orlando (Florida), y una comunidad ecuestre de lujo en el condado de Palm Beach con la celebridad Justin Timberlake y el golfista Tiger Woods.
Lewis, a través de un fideicomiso familiar y de su fondo de biotecnología Boxer Capital, con sede en California, tiene participaciones en tres empresas que son el centro de los cargos de uso de información privilegiada contra él, incluidas Australian Agricultural Co. y Mirati Therapeutics. Las empresas no fueron acusadas de ningún delito.
Lewis, que también fue propietario del club de fútbol de la Premier League Tottenham Hotspur, es un hombre muy reservado y rara vez habla con la prensa. Prefiere hacer negocios en su superyate, el Aviva, donde a menudo puede mantenerse alejado de la opinión pública. Hace años, navegaba por el Mediterráneo durante el verano y se iba de fiesta con personajes como el difunto magnate australiano de los medios de comunicación Kerry Packer, pero aún así se las arreglaba para llamar a los comerciantes a cobro revertido desde el barco cuando llegaba la hora de trabajar, dijeron dos personas familiarizadas con su círculo social.
En el barco de 322 pies -que un antiguo colega describió como “Ritz Carlton en el agua”- Lewis es conocido por invitar a los miembros del consejo de administración a la cubierta para celebrar reuniones cuando está amarrado en el East River de Nueva York o en un puerto de California. El barco tiene su propia pista de pádel bajo cubierta.
En septiembre de 2019, Lewis invitó a un empleado de Boxer Capital -que también estaba en la junta de Mirati Therapeutics- a una visita en el Aviva en California. Durante su estancia de una semana, el empleado compartió información sobre los resultados de los ensayos clínicos de Mirati y los próximos anuncios corporativos, prediciendo que el precio de las acciones podría alcanzar más de US$100, dijeron los fiscales. El empleado no fue acusado de cometer ningún delito.
Lewis, que era uno de los mayores accionistas de la empresa, dijo a Carter -que había sido Miss Islas Vírgenes de Estados Unidos- y a los pilotos que compraran acciones de Mirati, según los fiscales.
Argentina
Desde que compró más de 12.000 hectáreas en la provincia argentina de Río Negro hace casi 30 años, Lewis no ha limitado su generosidad a sus propios empleados. También ha agasajado a ejecutivos de la empresa, jueces y funcionarios del gobierno, al tiempo que ha alienado a los lugareños que quieren tener acceso al lago público.
Pocos años después de comprar la propiedad, el helicóptero de Lewis explotó en pleno vuelo sobre el remoto paisaje argentino, matando a su piloto. Aunque Lewis no estaba en el vuelo de 1999, decía a la gente que se trataba de un atentado contra su vida, según una persona al tanto de la conversación.
Lewis es conocido por dar mucha importancia a la privacidad y la seguridad.
Las fotografías del viaje de 2006 mostraban Le Reve y las Mujeres de Argel colgadas en la pared de un salón ornamentado.
Pero ese año quedó bien documentado que el multimillonario Steve Wynn atravesó accidentalmente Le Reve con el codo mientras se lo enseñaba a unos amigos, lo que suscitó dudas sobre la autenticidad de la pieza colgada en la finca de Lewis en Argentina.
Wynn vendió el verdadero Le Reve al gestor de fondos de cobertura Steve Cohen por 155 millones de dólares en 2013. Un portavoz de Lewis se negó a comentar si el cuadro que aparece en su casa de Argentina era original o no.
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