Bloomberg — El ministro de Economía de la Argentina, Sergio Massa, es candidato a la presidencia y, al mismo tiempo, está renegociando el programa de US$44.000 millones del país con el Fondo Monetario Internacional.
Esta dinámica crea un enigma para el personal técnico del FMI en su intento de formular un programa económico y un plan de pago sin afectar las elecciones de octubre. Si son demasiado generosos, podrían favorecer las perspectivas de Massa, al darle impulso a la economía. Si son demasiado estrictos, las consecuencias podrían acabar con sus posibilidades.
“El FMI preferiría no aparecer en ningún anuncio de campaña política, ni como villano ni como héroe”, dijo Benjamin Gedan, director del programa para América Latina del Wilson Center en Washington. El Fondo fue acusado de intentar influir en la política argentina en la última elección presidencial de 2019, “por lo que es muy consciente de los riesgos reputacionales que enfrenta esta vez”.
El estado de la segunda mayor economía de Sudamérica —a punto de entrar en recesión en medio de una inflación de tres dígitos y una moneda que se deprecia rápidamente— es prioritario para los votantes, y su evolución en los próximos meses puede determinar si Massa tiene posibilidades de llegar a la presidencia.
Es probable que el ministro represente a la coalición peronista gobernante contra el candidato de ultraderecha Javier Milei y el centrista Horacio Rodríguez Larreta o la conservadora Patricia Bullrich, del principal bloque opositor. Por el momento, las encuestas muestran a la principal coalición de la oposición con una ventaja de un solo dígito frente al oficialismo.
Los bonos del país han subido a alrededor de 35 centavos por dólar, el nivel más alto desde febrero, debido a las apuestas de los inversores de que cualquiera de los cuatro principales candidatos conducirá a Argentina en una dirección más promercado que el Gobierno actual.
Nueva ayuda
Los funcionarios argentinos y los negociadores del FMI se reúnen esta semana en Washington para discutir un nuevo acuerdo a nivel de personal técnico para el programa de US$44.000 millones que está descarrilado según todos los criterios. El paquete de ayuda que se está renegociando comenzó originalmente como un rescate récord en 2018 después de que Argentina buscara ayuda durante una corrida cambiaria.
Un portavoz del FMI no respondió directamente a preguntas sobre el impacto en la política. Ambas partes “continúan trabajando muy estrechamente” para llegar a un acuerdo, señaló el funcionario del Fondo en un comunicado.
Un funcionario del Ministerio de Economía dijo que Massa y su equipo buscarían una visión estratégica en las conversaciones, declinando hacer más comentarios.
El Gobierno está tratando de convencer al FMI para que aumente a US$10.000 millones un desembolso de US$4.000 millones originalmente programado para junio, en parte para ayudar al país a compensar los efectos de la peor sequía en un siglo, que ha causado un grave daño a las exportaciones agrícolas.
Parte de las conversaciones se centrarán en las medidas que debe adoptar Argentina a cambio del mayor desembolso. El personal técnico del FMI quiere que las políticas se centren en recomponer las mermadas reservas del país, que se han agotado a medida que las autoridades utilizaban el dinero para apuntalar al peso interviniendo en el mercado paralelo de divisas y para financiar las importaciones.
La segunda cuestión es si el FMI permitirá que el Gobierno utilice el nuevo desembolso para respaldar al peso, que ha perdido la mitad de su valor frente al dólar en los últimos 12 meses y ha tenido un desempeño aún peor en el mercado paralelo que utilizan los argentinos para evadir los controles cambiarios.
El personal técnico del FMI ha desaconsejado la intervención cambiaria, advirtiendo que es una estrategia insostenible.
‘Problemas heredados’
Arturo Porzecanski, investigador de la American University en Washington, espera que el FMI se sienta presionado para adelantar el desembolso y permitir cierto grado de intervención cambiaria, ya que Massa y otros líderes peronistas arremetieron contra el Fondo hace cuatro años por ayudar a la fallida candidatura a la reelección del expresidente Mauricio Macri adelantando dinero en ese entonces.
“El dinero del FMI no debe usarse para una causa perdida, todos saben que el tipo de cambio oficial está sobrevaluado”, dijo Porzecanski. “Pero existen estos problemas heredados”.
Argentina está pagando partes del préstamo al tiempo que recibe nuevos desembolsos, y la semana pasada evitó por poco incumplir un pago de US$2.700 millones al FMI. El país consiguió los fondos recurriendo a una línea de swap de divisas con China y devolviendo derechos especiales de giro al Fondo, medidas inusuales que ponen de manifiesto la escasez de divisas.
Si el FMI no adelanta o permite que Massa intervenga, algunos inversores ven un difícil equilibrio en el que una mayor inestabilidad económica antes de las elecciones podría favorecer la candidatura electoral de Milei, quien actualmente ocupa el tercer lugar en la mayoría de las encuestas.
“El FMI tiene una opción”, dijo Gustavo Medeiros, jefe de investigación de Ashmore Group Plc. “Podrían decir que no. El riesgo es que Argentina se quede sin divisas y la economía se desmorone antes de las elecciones”.
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