La advertencia de Goldman Sachs al plan de Milei: “Dolarización no es estabilización”

El banco estadounidense alertó que “sin disciplina fiscal, la dolarización podría ser muy dolorosa o acabar colapsando” y marcó que “las condiciones previas para dolarizar son exigentes”

Candidato presidencial Javier Milei durante un acto de campaña, en Buenos Aires.
11 de octubre, 2023 | 04:45 AM

Buenos Aires — La posibilidad concreta de que Javier Milei sea presidente de Argentina desde el 10 de diciembre puso en el centro de la escena el debate sobre la dolarización de la economía. Si bien el candidato de La Libertad Avanza desde hace años que insiste con esta idea, no fue hasta su sorpresiva victoria en las elecciones PASO de agosto que sus propuestas pasaron a analizarse con mayor profundidad.

Desde entonces, diversos economistas, analistas y entidades posaron su lupa sobre la solución que propone quien hoy lidera las encuestas. Milei insiste en que la adopción de la moneda norteamericana representa hoy la única manera de que el país pueda resolver el problema de la inflación, haciendo caso omiso a quienes alertan sobre sus riesgos, viabilidad y conveniencia.

Para Goldman Sachs, “la dolarización podría ser muy dolorosa”

En este último grupo parecería haber ingresado el banco estadounidense Goldman Sachs, que advirtió que “la dolarización tiene costes y desventajas y las condiciones previas para una adopción exitosa son exigentes”. A través de un informe titulado “Argentina: ¿Es la dolarización una oferta que no se puede rechazar?”, la entidad señaló que “sin disciplina fiscal, la dolarización podría ser muy dolorosa o acabar colapsando”.

Tras repasar de manera exhaustiva los principales desequilibrios económicos que aquejan al país, el informe de Goldman Sachs explica que la dolarización por sí sola no implica una estabilización, ya que “requiere un sólido telón de fondo de política macroeconómica para ser sostenible, y exige una política fiscal disciplinada”.

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La dolarización no es un almuerzo gratis. Tiene costes y limita el conjunto de herramientas políticas. Desde un punto de vista técnico, la dolarización tampoco es un paso fácil”, dice el trabajo que lleva la firma de Alberto M. Ramos, jefe del equipo de investigación macroeconómica de Latinoamérica de Goldman Sachs. Y agrega: “Preservarla y beneficiarse de ella a largo plazo es aún más difícil”.

El logo de Goldman Sachs en el New York Stock Exchange (NYSE). Photographer: Scott Eells/Bloomberg

En otro pasaje del informe, el banco estadounidense marca que “la dolarización puede ser parte de una solución más amplia o no ser ninguna solución”.

El trabajo recuerda, además, que el tipo de cambio ha desempeñado un papel fundamental en los planes de estabilización del país. Pero ahora marca que “la dolarización va un paso más allá”.

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Tras enumerar los países que se han dolarizado (Panamá, Ecuador, El Salvador y Zimbabue), el informe de Goldman Sachs también repasó los “las implicaciones macro y financieras de renunciar a la política monetaria y a la soberanía del dinero fiduciario en un país con las características de Argentina”.

Entre estos últimos, el trabajo identificó la pérdida de ingresos por señoreaje procedentes de la emisión de moneda nacional; la pérdida de control sobre la oferta monetaria; el límite de la capacidad del Banco Central para actuar como prestamista de última instancia; y la pérdida de la capacidad de utilizar la política monetaria y cambiaria para responder a las perturbaciones.

Por último, el informe alertó también que “la dolarización es una camisa de fuerza” y que “sus costes de salida son elevados”.

“Pero nada está predestinado a durar para siempre. Nada impide que un gobierno acabe revirtiéndola en el futuro -es decir, introduciendo de nuevo una moneda nacional- para recuperar la soberanía de señoreaje y recuperar la capacidad y los beneficios de dirigir una política monetaria independiente”, dice el informe.

A continuación, señala que abandonar la dolarización es más difícil que abandonar otros acuerdos monetarios, incluida la convertibilidad. “En definitiva, la dolarización puede ser parte de una solución más amplia a sus problemas más insolubles, pero al mismo tiempo, aislada, ninguna solución”, cierra el trabajo.