Buenos Aires — Si bien hace meses que quedaron enterradas las esperanzas de que la campaña agrícola de 2023/2024 en Argentina arroje valores récord, los dólares que pueda aportar este año el principal complejo exportador del país serán cruciales para el futuro económico y la salida del cepo. Por eso es que analistas siguen con especial atención cada actualización de proyecciones de los principales cultivos, entre las que se destacan un nuevo recorte para el maíz e indicios de reactivación de la soja.
A la caída de los precios de los principales commodities respecto de 2023, se le sumaron que las cantidades tampoco fueron las que se pensaban al comienzo y que por condiciones climáticas, las exportaciones de los cultivos se fueron demorando.
Después de que la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y el Centro Exportador de Cereales (CIARA-CEC), informara que abril dejó una liquidación de apenas US$1.910 millones, el registro más bajo para ese mes desde 2020, en las últimas horas comenzaron a observarse señales que hacen suponer que las exportaciones de soja empieza a reactivarse.
En paralelo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires rebalanceó sus proyecciones de producción de maíz para la campaña 2023-2024 y la estimó en 46,5 millones de toneladas (MTn), lo que implica un recorte de 3 MTn respecto de la última proyección y un recorte de más de 10 MTn de lo que se proyectaba al comienzo de la campaña.
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“Con el 22,1% del total del maíz cosechado, se estima que el área no cosechable en las zonas afectadas por chicharrita y estrés termo-hídrico, en promedio, ascendería a un 17%”, detalla el informe.
Un informe de la consultora Outlier destaca que el aporte de dólares que se espera para 2024 por parte de la cosecha gruesa de soja, maíz y girasol se ubica, en términos valorizados, en US$33.165,5 millones. Es decir, US$7.466,5 millones menos de lo que esperaba al inicio. Este recorte se debe al impacto de las cantidad y de los precios.
Esto quiere decir que la cantidad de dólares que ingresará a la Argentina en 2024 por estos cultivos será mucho mayor a la de un 2023 afectado por la sequía (fueron unos US$18.949 millones, a precios de hoy, ajustando por la inflación de Estados Unidos), pero estará muy por debajo de 2021 (US$45.632 millones ajustados por inflación del dólar) y 2022 (US$50.681 millones, también, ajustado).
¿Qué pasa con la soja?
Las estimaciones agrícolas de la Bolsa de Cereales puntualizan que el avance a mayo de la cosecha se soja apenas es del 36,2%, similar a años con sequía. Se registra una demora de 12 puntos porcentuales respecto al promedio de los últimos cinco años, lo que implica una demora de US$2.500 millones, en términos valorizados a precio Free On Board (FOB).
“Simultáneamente, el precio de la soja internacional tampoco es atractivo”, subraya un informe de la firma GMA Capital. Y añade: “Las cotizaciones locales se ven arrastradas a la baja por variables exógenas y promueven la estrategia de los productores de dilatar las liquidaciones a la espera de mejoras en el precio. Precisamente, la tonelada de soja internacional cotiza US$445, mismo nivel que a comienzos de 2022. Tan sólo 6 meses atrás, el precio se habría ubicado US$80 por encima del valor actual”.
Sin embargo, en las últimas horas comenzaron a observarse algunas señales que dan cuenta de que las exportaciones de soja empieza a reactivarse. De acuerdo a Agroentregas SA, empresa dedicada al servicio de control de entregas, recepción y embarque de cereales, oleaginosas y subproductos, el sábado se incrementó la cantidad de camiones al inicio de la jornada para alcanzar niveles de 2022, con la soja como principal protagonista.
“¡Ahora sí, a nivel del 2022! De ayer a hoy se incrementaron 1.000 camiones al inicio de la jornada. La soja la gran protagonista con 4.890 ingresos, sobre un total del 6.048 arribos”, precisó la firma en redes sociales.
