Buenos Aires — La inflación de Argentina en marzo de 2023 fue del 7,7% mensual, el número más alto desde abril de 2002, y empujó al Índice de Precios al Consumidor (IPC) interanual a ubicarse en 104,3%. Ahora bien, ¿por qué Argentina llegó a esta cifra estrafalaria, que la coloca como uno de los tres países con más inflación en el mundo, junto con Líbano y Venezuela?
Bloomberg Línea dialogó con reconocidos economistas para desandar el camino que llevó al país a tener un IPC que no se vía desde principios de los ‘90 y también a entender los porqué.
Calculadora de Inflación Acumulada en Argentina
Déficit financiado con emisión monetaria
“Tenemos una situación fiscal muy débil, con un Gobierno que no puede financiarse fácilmente”, describió, en primera instancia, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos.
El analista recordó que alguna vez la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, había dicho que había países con más déficit fiscal que Argentina, pero sin tanta inflación. A lo que él respondió: “En los países donde hay crédito, a condiciones normales, se pueden tener déficits y no repercuten inflación. En la Argentina, como no tenemos un crédito abundante, tenemos que recurrir a la emisión monetaria”.
Tiscornia resumió: “El nivel de déficit que hay genera una emisión que es excesiva, no es necesaria para el funcionamiento de la economía”.
Cabe recordar que Argentina tuvo que recurrir a una mega emisión 2020 para paliar los gastos de la cuarentena. En 2022, si bien menguaron las transferencias del Banco Central al Tesoro, la autoridad monetaria tuvo que emitir dinero para comprar los bonos que el Ministerio de Economía usa para financiarse.
Por su parte, Martín Kalos, director en EPyCA consultores, recordó que la inflación venía alta, pero navegando en “velocidad crucero” desde 2007, hasta que después de 2016 “pega un salto” y desde allí se empieza a estabilizar en pisos más altos (40,3% en 2016, 24,8% en 2017, 47,6% en 2018). En 2019, con un Mauricio Macri ya sin financiamiento, el piso se eleva a 54,7%.
Esa tendencia se revierte en 2020, por las cuarentenas, pero en 2021, menciona Kalos, empieza repercutir toda la emisión que se había dado el año anterior.
Falta de credibilidad del Gobierno
“Lo más relevante es la falta de credibilidad que tiene el Gobierno en general y el equipo económico en particular”, afirmó Federico Moll, director de la consultora Ecolatina.
Moll añadió que, en este contexto, “las expectativas están desancladas, la política fiscal y monetaria tienen un sesgo muy expansivo, el tipo de cambio real se atrasa y el cepo a las importaciones se amplía”.
Esto implica, según su mirada, paritarias que, “sin guía alguna”, se cierran en tres dígitos, importaciones que cada vez miran más al dólar paralelo que al dólar oficial y una expansión monetaria importante, además de expectativas muy malas, dada la evolución de pasivos remunerados del BCRA.
En línea con esta postura, Kalos sostuvo que “lo que hace falta es realmente una pretensión real con una política consistente para estabilizar la nominalidad y para desinflar”, pero, según su óptica, “eso no estuvo como prioridad de política económica de ninguno de los gobiernos de 2007 para acá”.
Por su parte, Lorenzo Sigaut Gravina, director de Analisis Macroeconómico en Equilibra, destacó que, para cambiar el rumbo, ya no alcanzan los ajustes sino que se necesita “un plan de estabilización”.
Inercia sumada a shocks
“La inercia está consolidada y cada vez que pegamos un salto y subimos un escalón en materia de inflación mensual se ha vuelto muy difícil bajarlo”, subrayó Sigaut Gravina.
Además, el ejecutivo de Equilibria resaltó que cualquier nuevo shock, como puede ser la sequía o la invasión rusa a Ucrania, hace que subamos un escalón y nos acerquemos a dos dígitos mensuales.
Factor cambiario vinculado a la inercia
“Hoy ese piso del 100% está todavía en suba, porque los factores cambiarios te hacen subir la inflación algunas decenas de puntos arriba del 100%, valor en el que se suponía que veníamos. Es un piso que todavía es móvil”, advirtió, de cara a futuro, Martín Kalos.
Semanas atrás, el director de la consultora Analytica, Claudio Caprarulo, había señalado a este portal que hay una “multiplicidad de factores” que empujan la inflación en Argentina, pero destacó: “El primer impulsor de la inflación es el factor cambiario, ya que el dólar define muchos de los costos de producir en la Argentina, principalmente en bienes importados pero actualmente también otros que no. Los saltos devaluatorios en la gestión de Cambiemos y la brecha cambiaria en la del Frente de Todos explican parte de la aceleración en la inflación”.