Buenos Aires — “Hay un esquema cambiario frágil”, señaló Gabriel Rubinstein, ex secretario de Política Económica del Ministerio de Economía de la Argentina y director de YIER consultora. En una entrevista con Bloomberg Línea, consideró que la baja del crawling peg desde febrero es una “decisión política” y remarcó: “No era el momento más adecuado”. Sin embargo, aclaró: “En algún momento era lógico que lo hiciera”.
“No me cabe duda de que hay un gran logro del Gobierno en materia de inflación. Puede ser mejor. Va a ser mejor”, pronosticó. “El Gobierno le hace buen marketing a todo el tema de inflación, pero es lo lógico, si llegaste al equilibrio fiscal y ya tuviste un reordenamiento de precios relativos”, sostuvo.
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La siguiente entrevista ha sido editada con motivos de extensión y claridad.
¿Cuál es tu evaluación sobre el dato de inflación de diciembre? ¿Qué podemos esperar hacia adelante?
El dato no fue muy bueno. En enero quizás sea 2,4%. El Gobierno decidió bajar el crawling peg y en algún momento era lógico que lo hiciera. Si bajás del 2% al 1%, la inflación va a ser más baja. Casi seguro tiene que ser así. Y de hecho, si fuera cero, sería más baja. Uno puede preguntarse por qué el crawling a 1% y no a cero. El Gobierno prefiere ese escalón. Yo veo como una medida lógica del Gobierno el hecho de bajar el crawl y la inflación va a ir descendiendo. Diría que tenemos dos experiencias exitosas en Argentina. La convertibilidad con dólar bajo y la experiencia del 2002, 2003, 2004, 2005 con dólar alto, pero que la inflación fue el 5% anual. El Gobierno le hace buen marketing a todo el tema de inflación, pero es lo lógico, si llegaste al equilibrio fiscal y ya tuviste un reordenamiento de precios relativos. Ya pasó un año y es lógico que la inflación sea mucho más baja. Al Gobierno le alcanza electoralmente y para la tranquilidad de la población. Es un logro del Gobierno, que políticamente le va a ser muy redituable.
¿Cuál es tu lectura del recorrido de la inflación hasta ahora?
Lo importante es que no se ha podido bajar la inflación antes y, de hecho, al final del mandato anterior subió. Lo más importante es que, supongamos que la inflación normal del Gobierno anterior hubiera sido del 6%, es altísima. Bajarla del 6% al 2% ya es un gran logro. No me cabe duda de que hay un gran logro del Gobierno en materia de inflación. Puede ser mejor. Va a ser mejor. Y respecto de cómo llegamos, en realidad habría que preguntarse por qué hubo alta inflación en Argentina. Tampoco es que nunca se había logrado esto. El Gobierno magnifica todo. Igual, el 5% que hizo de ajuste fiscal es muy valorable y lo logró. Pasamos de 3% de superávit fiscal en 2005 a más de 4% de déficit con Cristina (Kirchner) en 2015. En el medio no hubo guerra, ni pandemia ni nada. Fue pura decisión macroeconómica equivocada. Eso nos llevó a perder también 40.000 millones de dólares de reservas netas en el Banco Central, que ahora son negativas. Todo eso lo perdimos insensatamente y ahí está la razón de la inflación argentina. Recién ahora se está volviendo al origen de eliminar el déficit fiscal.
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¿Hay cierta resistencia para perforar el piso del 2% en el IPC?
Lo más importante va a ser si en febrero baja del 2%. Siempre hay factores de inercia, pero yo diría que los factores de inercia, en este momento, no están influyendo mucho porque el Gobierno está logrando maniatar un poco los salarios, influir en las paritarias para que los salarios no se desboquen, está aumentando las tarifas por inflación. Está controlando salarios, tarifas, entonces, no son libres. Y el dólar si queda fijado, entonces, los factores de inercia bajaron. Enero ya está jugado y no creo que llegue a estar por debajo del 2%.
En este proceso de ordenar las cuentas públicas, se habla mucho de la calidad de ajuste. De hecho, es algo que el FMI mencionó. ¿Cuál es tu perspectiva sobre eso?
Separemos lo grueso de lo fino. Lo grueso es que había que hacer un ajuste como sea y el Gobierno, con las herramientas que tuvo, hizo lo mejor que le pareció. Yo no lo voy a criticar por eso. Entiendo que lo más importante era dar la señal fiscal. Yo lo valoro mucho porque hay que tener la audacia de hacerlo así y lo hicieron. Respecto de la calidad del ajuste, creo que una cosa que yo valoraría o que ahora me preocupa del Gobierno es que no mande el Presupuesto porque es ahí donde la calidad del ajuste puede ser consensuada y la forma de que eso ocurra es en el parlamento. Que lo discuta la política le da solidez al ajuste.
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¿Hay riesgo de discrecionalidad?
El riesgo de que sea discrecional es que le quita calidad institucional. El Gobierno tiene aliados para esa batalla, entonces, que rápidamente diga ‘nos manejamos con el Presupuesto 2023 en 2025′ no está bueno. Yo supongo que el Fondo Monetario les habrá hecho bastante hincapié en que es una macana. Porque, además, Argentina debe tener acceso extraordinario, y uno de los factores para eso es la calidad institucional, de que las cosas sean aprobadas por consensos.
Volviendo al crawling peg, ¿creés que hubo un apuro por bajarlo?
Creo que sí. Hay una decisión política de bajarlo porque si no, no era el momento más adecuado porque la inflación fue peor que la de noviembre, no mejor. Me parece que no está mal que baje al 1%. La pregunta es por qué tiene que haber un crawling peg, cuál sería la razón.
El tema del crawling peg debe ser una de las cuestiones más discutidas con el FMI. ¿Cómo ves esa cuestión?
El Gobierno interviene en el sistema cambiario de diversas maneras. Lo menos relevante es que el crawling peg sea 1% o 2%. Lo más relevante es el que el Gobierno fija el dólar oficial y el contado con liqui en el sentido de que interviene masivamente, indirectamente por el dólar blend. Además, interviene ocasionalmente para vender, si se dispara un poco la brecha y fundamentalmente tiene los cepos. Eso es lo más importante y no se modifica.
¿Eso puede estar trabando un desembolso?
No un desembolso ahora, pero traba la posibilidad de fondos verdaderamente frescos. Al FMI no le gusta este sistema cambiario ni el resultado porque considera que hay un atraso cambiario importante en Argentina. Si el dólar bajo fuera el producto de un mercado totalmente libre, lo aceptarían.
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¿Ves al Gobierno inflexible respecto del esquema actual?
Hay algunas diagonales. El FMI puede dar DEGs que permitan exhibir ante el mercado que tenés dólares, que pasás a tener reservas netas positivas y que en realidad no las podés usar. La cuenta en dólares del FMI habría que dividirla en tres conceptualmente: los dólares que te den para que les pagues a ellos mismos, la otra es que te den por encima de esos vencimientos más dólares de lo que va a vencer para exhibir en una vidriera y la otra que te den dólares para poder intervenir en el mercado de cambios, si hay una corrida. Cuando llegue el acuerdo, vamos a tener que ver cuáles son frescos o no de esos fondos. La parte cambiaria es muy conflictiva y Argentina no la está resolviendo bien. Esa parte el Gobierno lo compensa con la parte fiscal y otros logros, pero fondos realmente frescos para usar creo que va a ser poco y nada. Hay un esquema cambiario frágil.
Entre analistas, hay quienes ven una eventual eliminación del cepo recién tras las elecciones. ¿Ves un 2025 terminando sin ninguna regulación?
Lo más importante del cepo es el acceso al contado con liquidación, del acceso a las empresas al MULC y en menor medida que la gente compre dólar ahorro sin límites, pero el más relevante es el tema de los dividendos. Y eso creo que puede ser parte de la negociación actual, si consigue fondos frescos. Para tener la posibilidad de abrir el cepo y no tener problemas, hay que tener capacidad de intervenir y ahí la pregunta es a qué dólar.
Todo indicaría que el sector privado apoya el rumbo del Gobierno, pero eso aún no se refleja en el consumo. ¿Qué falta?
El consumo se está recuperando.
¿Rebote o crecimiento?
Todo lo que pase ahora en la economía es rebote, después de una caída importante del PIB. Y ese rebote se da porque los salarios le están ganando a la inflación y porque aumenta mucho el crédito. Eso está ocurriendo a pesar de que en contra juega el aumento de desempleo en algunos lugares y que parte de los ingresos sea destinado a las tarifas. El consumo se está recuperando, aunque lentamente.
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¿Qué estás viendo en el escenario político como ex funcionario?
Milei tuvo una gran visión de las cosas, de qué tenía que hacer, cuándo hacerlas. Y hay un fracaso de toda la política anterior. Tanto del peronismo como el PRO. Económicamente, desde 2011 Argentina viene fracasando fuertemente. La gente lo terminó valorando porque el Gobierno supo interpretar este cambio, vino con un discurso y aire renovador, reformista. El éxito que está teniendo en todos los frentes y con eso casi seguro que les va a ir muy bien. El peronismo no vio la importancia de tener un orden fiscal. Cuando estaba (Martín) Guzmán lo criticaban porque quería bajar el déficit, no lo dejaron actuar. Le hicieron la vida medio imposible porque Cristina (Kirchner) quería optimizar el déficit, maximizarlo. Con ese tipo de conceptos, de no darse cuenta de que el déficit es horrible y no hay manera de financiarlo sin inflación o con default, entonces, no la vieron. Tampoco la vio el PRO suficientemente.
¿Ves estabilidad por lo menos para el mediano plazo?
Creo que si no hay shocks políticos o shocks externos importantes, las cosas van a seguir así. No es como en 2007, cuando en el mejor momento del kirchnerismo, no importaba quién ganaba las elecciones porque la macro estaba sólida. Acá sí importa. Hay una fragilidad.
¿Considerás que es conveniente el cambio en la fórmula en la medición de la inflación?
Todo lo que sea adecuación, hay que hacerlo. Nosotros experimentamos el problema de que la canasta de supermercados daba mucho menos que la realidad. El peso que tenía en el IPC era bajo y de otros puntos de ventas, más. En ese momento tuvimos que convivir con eso. Todo lo que sea actualización de la canasta, hay que hacerlo. Si el Gobierno lo posterga por decisión política está mal. Habría que hacerlo y preguntarle a Caputo por qué no lo ponen en marcha. No sería la primera vez que por cuestiones políticas se demoren algunas medidas técnicas.