Fondos de inversión se preguntan qué tan rápido podrá Argentina volver a vender bonos

Para los administradores de activos de Pacific Investment Management Co. y Barings, el Gobierno aún debe superar obstáculos antes de que pueda siquiera considerar la idea de regresar al mercado

Caputo habló frente a la Bolsa de Comercio de Córdoba.
Por Kevin Simauchi
08 de octubre, 2024 | 02:05 PM

Bloomberg — El ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, dijo a los inversionistas durante una presentación en las oficinas de JPMorgan Chase & Co. en Nueva York el mes pasado que el gobierno espera volver a vender bonos en el extranjero en enero de 2026.

Para los administradores de activos de Pacific Investment Management Co. y Barings, se trata de una posibilidad remota.

El incumplidor en serie, sostienen, necesita superar importantes obstáculos antes de que pueda siquiera considerar la idea de regresar al mercado. Entre ellos, un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que incluya dinero fresco, una fuerte desaceleración de la inflación y un presupuesto sostenible equilibrado. Por ahora, las tasas de interés son demasiado altas para considerar una venta.

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“Es imposible hacer esa proyección con rendimientos cercanos al 20%”, sostuvo en una entrevista Yakov Arnopolin, administrador senior de cartera de mercados emergentes de Pimco. “Hemos visto muy pocos casos de países que accedan a los mercados de capitales con rendimientos superiores al 10%. Tendrían que cumplir con todo: fiscalidad, inflación, acuerdo con el FMI”.

Los inversores exigen unos 1.204 puntos básicos de rendimiento adicional para mantener los bonos soberanos argentinos sobre los bonos comparables del Tesoro de Estados Unidos, según un índice de JPMorgan que es un indicador habitual de riesgo país. Ese indicador, aunque se encuentra en su nivel más bajo desde abril, sigue estando muy por encima de sus pares regionales.

“Tendrán que pasar muchas cosas de aquí a entonces”, afirmó Ricardo Adrogué, responsable de deuda soberana global y divisas de Barings, refiriéndose al regreso a los mercados de capitales en 2026. “Pero hay cosas que se pueden hacer y la esencia de ello es que el gobierno siga cumpliendo el objetivo de déficit cero”.

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Una de las primeras cosas que debe hacer el presidente Javier Milei es conseguir un préstamo considerable del FMI, al que Argentina ya le debe US$44.000 millones. El organismo con sede en Washington está revisando actualmente si las autoridades argentinas cumplen con sus objetivos fiscales y de reservas de finales de septiembre, indicó un portavoz el jueves.

La creación de un colchón de reservas extranjeras es necesaria para que el país salga de los controles de capital, algo que Milei había dicho que eliminaría, pero que hasta ahora se ha negado a hacer —y que Adrogue, de Baring, dice que debería seguir haciendo—.

“Estamos en total desacuerdo con la mayoría de los participantes del mercado o con el comentario que dice: ‘si se eliminan los controles de capital, esa es la señal que el mercado necesita para que entre dinero’”, afirmó. “No, esa es la señal para que salga dinero. Siempre lo ha sido”.

Según datos de precios compilados por Bloomberg, mientras la “terapia de shock” de Milei se propaga por la economía, el repunte de la deuda en moneda fuerte de Argentina se ha estancado tras un enorme salto del 58% que llevó a los bonos a máximos históricos. Pero incluso con un repunte moderado, empresas como Morgan Stanley siguen viendo una oportunidad para comprar más deuda.

El gigante de Wall Street dijo en una nota el lunes que, a pesar de perderse el último aumento de los precios de los bonos, volvía a incluir los bonos soberanos de Argentina en su cesta de créditos preferentes, aduciendo las expectativas de que las autoridades del país unifiquen los mercados de divisas antes de fin de año, acaben con la inflación y sigan registrando superávits presupuestarios.

Pero el optimismo no es universal. Gestores de fondos como Arnopolin, de Pimco, aún ven un camino difícil por delante para los bonos.

“El próximo tramo del rally será más difícil”, afirmó. “Ahora se trata de la ejecución, la trituración de los datos sobre la cuenta corriente, el crecimiento, la inflación —y de lo que la administración Milei pueda lograr políticamente. La gente quiere más pruebas, y más pruebas requieren tiempo”.

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