Buenos Aires — Una inflación superior al 100% anual, la escasez de dólares en las arcas del Banco Central (BCRA), un férreo control de capitales e importaciones en caída libre no están logrando detener el boom productivo de las automotrices argentinas en 2023. Mientras otros rubros crujen a raíz de la actual crisis económica, esta industria clave en el país, que empleaba al cierre del tercer trimestre de 2020 a unas 65.000 personas, incrementó su producción por un 28,1% interanual en el primer trimestre. ¿Su secreto? Un enfoque netamente exportador.
Entre enero y marzo, el sector automotriz anotó una producción de 134.574 vehículos, según la Asociación de Fabricantes de Automotores (ADEFA), lo que representa un aumento del 28,1% en comparación con los 105.058 del mismo período del 2022. Este crecimiento significativo se vio acompañado por una suba interanual del 25,6%, a 67.738 unidades, en los envíos al exterior.
En 2022, el sector automotriz representó casi el 10% de las exportaciones totales de la Argentina (US$8,7 mil millones de US$88,4 mil millones)
“La producción de autos está muy especializada, concentrada sobre todo en camionetas que son de exportación, y son la mayor parte de la producción local”, comentó al respecto el economista de EcoGo, Sebastián Menescaldi.
Un sector exportador clave
Al jugar un papel relevante en el ingreso de dólares al país – en 2022 representó casi el 10% de las exportaciones totales de la Argentina (US$8,7 mil millones de US$88,4 mil millones)– el Gobierno no ha cerrado la canilla de las importaciones para las automotrices, que deben abastecerse de autopartes producidas en el exterior. La dificultad para importar sí afecta, en cambio, a prácticamente todas las demás industrias con excepción de la aceitera.
“Hoy lo que pasa con las terminales es que exportan autos, quizás a pérdida, pero pueden importar autos que venden en el mercado interno con una muy elevada rentabilidad”, continuó Menescaldi, al explicar que actualmente “las exportaciones son moneda de cambio para las automotrices para poder importar algunos autos”.
Y agregó: “Es lo que ves con los precios de los autos, cualquier auto vale US$$50.000-100.000 al blue, y eso genera en las terminales la rentabilidad empresaria. Eso es lo que estaría aumentando la producción de autos, aunque todavía no son valores de techo”.
El factor interno
Por su parte, el economista Salvador Vitelli, de Romano Group, señaló un factor adicional que impulsó durante el Gobierno de Alberto Fernández la producción de autos en Argentina: el atraso del tipo de cambio oficial.
“Con el atraso del dólar oficial, en la medida en que se iban pudiendo conseguirlos, los autos quedaron relativamente baratos por un tiempo”, argumentó, y agregó que esto generó “un boom de demanda por parte de del público, que vio una buena oportunidad para cambiar el auto”.
Por otro lado, en una economía fuertemente restringida por el cepo cambiario, donde los pesos no tienen demasiada escapatoria, también se destinaron muchos pesos a la compra de autos, al ser un producto que, si bien cotizan en dólares, se transan en pesos, sostuvo Vitelli.
En la primera etapa de la gestión de Alberto Fernández, los vehículos se pudieron comprar al dólar oficial,
Más exportás, más dólares tendrás
En la misma línea que Menescaldi, Vitelli también destacó la importancia de la mayor facilidad de las automotrices para acceder a divisas.
“Otra clave es la radicación de empresas como Toyota para producir vehículos con algunas facilidades, y que, al tener la cadena productiva integrada, no dependen tan fuertemente de los dólares que necesitaban, sino que también los iban supliendo con las exportaciones que iban haciendo”, afirmó Vitelli, definiendo la operatoria como una especie de “canje de dólares”.
