El escenario que prevé Aracre para bajar retenciones a la soja, maíz y trigo en Argentina

Capítulo 651 de La Estrategia del Día Argentina: Una entrevista especial con el exjefe de asesores de Alberto Fernández y exCEO de Syngenta

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Buenos Aires — En el capítulo 651 de La Estrategia del Día Argentina de este miércoles, 31 de julio, @franaldaya te trae una entrevista especial con el consultor económico y exjefe de asesores de Alberto Fernández, Antonio Aracre.

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En octubre del 2022, Aracre anunciaba que dejaría de ser el CEO regional de Syngenta, una de los principales productores de agroquímicos y exportadores de semillas en la Argentina, tras 12 años en esa función y 36 en la empresa.

Su próximo paso fue en la política, al convertirse en diciembre de ese año en el jefe de asesores del expresidente Fernández. Tras una serie de rispideces con los sectores más heterodoxos de aquella coalición peronista, dejó ese cargo en abril del 2023.

Desde entonces, el contador de profesión se ha enfocado en la consultoría, mientras que mantiene un alto perfil en los medios tradicionales y las redes sociales, donde se pronuncia a favor de las medidas económicas del Gobierno de Javier Milei.

“Si yo fuera Milei las eliminaría pronto, quizá el año que viene. Porque además tiene un efecto virtuoso en al mejorar la ecuación de rentabilidad de esos cultivos, y por lo tanto también la perspectiva de rotación y de sustentabilidad, bajando un poco la superficie de soja, que es a lo que se va el productor naturalmente cuando su ecuación de rentabilidad se destruye mucho”.

Antonio Aracre

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La siguiente entrevista fue editada por motivos de extensión y claridad.

Bloomberg Línea: Fuiste manager regional de una empresa de capitales chinos, jefe de asesores de Alberto Fernández y hoy estás alineado con las ideas económicas de Milei y de Caputo. ¿Cómo explicás ese cambio en tu postura en los últimos meses?

Antonio Aracre: En realidad no cambió mi postura. El tema es que yo no pertenezco al palo político. Siempre tuve ideas de mercado. Imagínate que, digamos, de los 37 años en empresa multinacional, 35 fueron de una empresa que cotiza en bolsa, con casa Matriz en Suiza, y los últimos dos, comprada por una empresa china, que ya no me resultaba tan simpático ni tan interesante.

Con el expresidente Alberto Fernández tenía un vínculo muy cordial y él me invitó a formar parte. Él sabía y sabe perfectamente que nunca fui peronista y que tengo ideas de mercado, pero creo que en ese momento él necesitaba acercar al gobierno inversiones, empresarios, y yo con mucho gusto acepté más como una contribución al sector público desde el sector privado que como endosando una postura ideológica.

De hecho, fijate que duré nada. Unos dos meses, porque no me preocupé en esconder lo que pensaba o lo que había que hacer distinto. En un gobierno peronista y con tantas dificultades de consensuar una línea interna dentro del gobierno, era bastante inviable. Con Milei me sentí mucho más cómodo, primero porque él es un hombre de la libertad, que no le impide a nadie expresarse, como en el caso mío, que no pertenezco al gobierno. Cuando vos pertenecés a un gobierno, y por eso en mi caso fue tan complejo, expresarte en contra de lo que representa la ideología de ese gobierno es mucho más difícil. Algo así le ha pasado a algunos asesores de este gobierno, pero creo que tiene que ver con eso. Cuando gobernás y necesitas construir un espacio político y de poder, necesitás cierta homogeneidad. Yo subestimé eso en el pasado y bueno, así me fue.

¿Y hoy cómo estás? ¿Alejado de la política? ¿A qué aspirás?

De los aprendizajes que obtuve en ese cortísimo pero intenso tiempo en el gobierno anterior es que se necesitan ciertas habilidades para la rosca, que yo particularmente no las tengo, y tampoco sé si me interesa mucho adoptarlas. Me aburren bastante. Me gusta más la ejecución, y comunicar. Influir a través de la palabra, de la opinión, y, por supuesto, positivamente. Esto del cambio cultural de Javier Milei me atrae mucho, y creo que desde ahí puedo contribuir. Y bueno, sigo en la actividad privada como asesor independiente de empresas.

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¿Hoy sos consultor full-time? ¿Qué les decís a tus clientes sobre el futuro de la Argentina de Milei?

Tengo algunos clientes que desde el punto de vista estratégico, y con mi conocimiento muy vasto sobre el sector agropecuario, puedo darles un valor interesante de cómo mirar el presente y el futuro de su negocio. Cuando mirás el pensamiento de Milei, antes de alcanzar el gobierno y después que asumió la presidencia, lo primero que ves es, por supuesto, un hombre de mercado, libertario, con ideas muy claras, pero con un gran pragmatismo a la hora de privilegiar el superávit fiscal y financiero. Si tiene que atrasar la eliminación de un impuesto que de alguna manera lo incomoda ideológicamente, lo hace.

Tiene que ver con esta cuestión del cambio cultural, de desplomar la inflación a partir de un superávit financiero, sobre la base de una reestructuración de los pasivos remunerados del Banco Central, y de un ajuste en el gasto público de tamaños impensados. Eso no parece que formara parte del espacio de negociación y de pragmatismo. Otras cosas quizás sí.

¿Cuándo voy a bajar el impuesto país, más adelante o más tarde? ¿Cuándo voy a dolarizar? ¿Voy a dolarizar o voy a hacer una competencia de monedas? ¿Voy a flotar o voy a tener un ancla cambiaria? En esas cosas me parece que él negocia, y me parece que está muy bien, porque en el fondo son instrumentos. Pero lo nuclear en sus ideas tiene que ver con este cambio cultural, que en la Argentina no podemos seguir gastando más de lo que nos ingresa. Y lo ha explicado de una forma tan contundente y tan sencilla que la gente lo entendió y lo acompaña, a pesar de lo que significa.

¿Qué preguntas te están haciendo desde el extranjero, y cuáles son sus principales preocupaciones? ¿La clave es la salida del cepo?

No, y te voy a explicar por qué. Vamos a separar a los inversores extranjeros en tres grupos. Hay un inversor extranjero, que son los que tradicionalmente hemos conocido en los últimos 20 años en distintos periodos de la Argentina, que se acercan al país cuando ven una cierta estabilidad cambiaria y una tasa de interés que, aún hacia la baja, es interesante para un país que te promete un rendimiento de quizás un 8- 15% en dólares, durante un cierto periodo de tiempo. Los clásicos capitales golondrinas, que no te aportan demasiado, quizás te contribuyen a una pseudo-estabilidad cambiaria, generándote un balance de la cuenta corriente artificial. No me interesa mucho saber si van a venir o no. Quizás en este momento, donde estamos con reservas medios bajas, estaría bueno que vengan porque te sustituyen transitoriamente alguna escasez de dólares puntual, pero con ellos no vamos a salir adelante.

Después hay otro grupo que ni siquiera los necesitas convencer, porque son sectores en los que están interesados en invertir, como la minería, los hidrocarburos, el gas, plantas de licuefacción.

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Tuvimos un ejemplo claro este martes, con el anuncio de acuerdo de BHP y Lundin para comparar a Filo y pisar fuerte en el cobre argentino.

Bueno, el cobre tiene un potencial en la Argentina mucho mayor y más sustentable que el litio, que tiene una ventana de oportunidad relativamente chica. Si no nos apuramos con el litio, seguramente las grandes empresas como Tesla u otras van a encontrar energías alternativas a esas baterías. Por eso hay que explotarlo con cierta rapidez.

Pero el cobre nos puede llegar a dar un nivel de exportaciones de quizás US$20.000 mil millones anuales por muchísimos años. Pensá solamente cuánto exporta Chile, que está en el orden de los US$50.000 millones por año. La mayor parte de eso es cobre y eso lo tenemos de este lado de la cordillera casi virgen, sin explotar. Hay un potencial tremendo.

Quizás podrían haber tenido alguna duda por el cepo cambiario: ¿Puedo sacar mis dividendos o si quiero repatriar algún capital? Pero justamente para eso es el RIGI. Mucha gente no entiende el RIGI. No tiene mucho que ver con los beneficios impositivos. Hay beneficios impositivos, pero es más equiparar nuestra estructura impositiva a la que existen en muchos otros países del mundo con recursos naturales similares a los nuestros, pero con tasas impositivas mucho más bajas. En realidad, el RIGI tiene una utilidad mucho más tangible en lo que tiene que ver con el sistema cambiario, que le asegura a esas megainversiones poder retirar los dividendos o los capitales sin depender de lo que pasa en cada momento del país con la existencia o no existencia de dólares. Ese fue el mecanismo que hicimos para comprar seguridad jurídica, por decir así.

En ese volumen de inversiones y esos sectores no tengas ninguna duda que el resto del 2024 y el 2025 va a haber un flujo de inversiones sostenida y significativa.

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¿Y te preguntan afuera la recesión, y el riesgo de que se pueda profundizar?

Ahí tenés el tercer grupo de inversores. Son empresas ya establecidas en la Argentina o conocedoras del mercado, más tradicionales. Se están preguntando: ¿Tengo que hacer una planta adicional en América Latina? Porque tengo una sola en Brasil y la verdad que lo ideal sería, por una cuestión de diversificación de riesgos y estrategias, hacerla en la Argentina. ¿El tema del comercio internacional se regularizará? ¿Podremos tener libertad para importar y exportar? Y, por supuesto, ¿qué perspectiva tiene el mercado interno en cuanto a la generación de demanda propia? ¿La recesión se va a extender por mucho tiempo? Esta es la inversión más resiliente, en cuanto a la dificultad o el tiempo que se toma para decidir algo, porque no tiene una urgencia, pero quiere ver los fundamentals de manera mucho más contundente. Vamos a demorar un poco en ver eso.

También quieren ver cómo evoluciona la economía argentina, si efectivamente, después de este megaajuste y de esta estabilización macroeconómica, se comienza a despertar la demanda y se produce un crecimiento económico o no. No les importa tanto si es en V o en la forma de la pipa de Nike, pero sí de que haya un crecimiento medianamente sustentable. Mi opinión es que efectivamente se va a dar, y lo vamos a ver más tangible en el cuarto trimestre. Recién ahora estamos empezando a ver una recuperación de los salarios registrados y de manera más gradual en los salarios no registrados.

Pero en el 2024 todavía vamos a tener recidiva de recesión y en el 2025 vamos a empezar a ver un país más normalizado en cuanto a los índices de crecimiento de los distintos sectores.

Se habla mucho del potencial minero y energético en el mediano plazo, pero ¿cómo estás viendo al agro en esta ecuación del despegue argentino y la recuperación de la economía? Milei les pidió paciencia este fin de semana en la rural y también hay ruido por el tema cambiario, y la liquidación este año.

El agro es un sector que ya está invertido. No hay mucha más capacidad de expansión de hectáreas en la Argentina. Sí se podría invertir mucho más en equipos de riego, en tecnología para optimizar la productividad de los que vos tenés, en capital de trabajo. Lo que pasa es que el agro viene golpeado por el tipo de cambio y por las retenciones. Con el tipo de cambio creo que vamos a tener alguna buena noticia hacia fin de año, salida del cepo, unificación cambiaria o lo que fuera. Las retenciones me parece que van a demorar un poco más, porque al sacar el impuesto PAÍS, que beneficia por supuesto al campo también, vamos a tener un cierto agujero fiscal que no podés duplicarlo con la salida de las retenciones. Hay que proteger el superávit financiero, y me parece que eso se va a demorar un poco más de tiempo.

El problema mayor que tenés hoy, y lo que genera más angustia y ansiedad, sobre todo en quienes complementan su producción con campos propios, alquilando otra parte de tierras, es la baja de los precios internacionales. Hace dos años, y hacia atrás, la soja estaba en US$600, y hoy cayó por debajo de los US$400. Esos US$200 dólares de caída, y lo mismo pasó con el maíz y con el trigo, tiene un impacto directo en la rentabilidad del productor. Hoy te diría que producir en campos alquilados soja, maíz o trigo, es hacerlo a pérdida.

Es decir, el productor solo puede darse el lujo de alquilar algo si lo complementa y lo sinergiza con sus campos propios, pero aún así da muy pero muy finita la cuenta. El productor verá que alguna de las dos variables que hoy tiene limitadas, se va a ir resolviendo para poder invertir en la campaña gruesa desde septiembre, con un poco más de confianza. Creo que Milei, al decir que vamos a eliminar por completo el impuesto PAÍS, indirectamente está diciendo, y se va a terminar el cepo y vamos a hacer una unificación cambiaria.

Siendo realista pero optimista, si tuvieras que estimar plazos para llegar a retenciones cero al agro en Argentina, ¿qué dirías?

Te diría que las del maíz y del trigo, que no son tan significativas ni en monto ni en porcentaje, si yo fuera Milei las eliminaría pronto, quizá el año que viene. Porque además tiene un efecto virtuoso en al mejorar la ecuación de rentabilidad de esos cultivos, y por lo tanto también la perspectiva de rotación y de sustentabilidad, bajando un poco la superficie de soja, que es a lo que se va el productor naturalmente cuando su ecuación de rentabilidad se destruye mucho.

Las de la soja va a depender mucho del crecimiento. En la medida que la Argentina crezca va a recaudar más impuestos, en la medida que haya más incentivo para estar en blanco, porque tus impuestos no te comen la vida, también ampliará la torta para bajar la presión fiscal. Después del impuesto PAÍS es el turno de las retenciones. Podría imaginarme que se podrían ir bajando por tercios.

Y si pensamos más en el corto plazo, en las negociaciones en curso con el FMI, ¿tenés alguna noción de cómo se podría resolver esa cuestión? ¿Pueden llegar dólares frescos?

Cuando visualizas el esfuerzo que ha hecho este gobierno, sobre todo en materia fiscal, y el cumplimiento de las metas que ha tenido, y la voluntad que tiene de normalizar la economía, unificar el tipo de cambio y eliminar las restricciones, me parecería muy poco prudente por parte del FMI no tener un gesto de ayuda como lo tuvo con los anteriores dos gobiernos, tanto con el de MauricioMacri como con el de Alberto Fernández.

Una suma entre el FMI y el Banco Mundial y algunos otros organismos multilaterales que oscile los US$10.000-12.000 millones es perfectamente factible en los próximos cuatro meses. Cuatro meses que son bastante críticos, y que si le sumás a eso el dinero que pueda ingresar por el blanqueo... el blanqueo tiene una letra chica, que si ingresas los dólares al sistema financiero y permanecen en el sistema hasta el 31 de diciembre del 2025, el costo de hacerlo es cero.

Va a haber mucha gente que va a tomar esa postura, es poco tiempo. Es un año el riesgo que estás tomando, vivir con dinero irregular me parece que se va a volver cada vez más tortuoso en el mundo, y van a quedar pocas personas que quieran mantener ahorros en esas condiciones. Así que yo veo quizás otros US$10.000 millones de dólares ingresando en el sistema. Yo veo un blanqueo de quizás US$50.000-60.000 millones de dólares, de los cuales un 20% podría entrar como reservas. Si a eso le sumás lo que pueda negociarse con el FMI, el BM, pienso que tranquilamente podríamos tener alrededor de US$20.000 millones de dólares en este segundo semestre, que sería el puente de oro que necesitan el Caputo y Milei para salir del cepo con la mayor certeza posible de que no van a generar ni un fogonazo inflacionario, ni una corrida, ni nada que se le parezca.

Si pensamos de acá a las legislativas del año que viene en materia económica, ¿Cuáles son los principales riesgos que identificás? ¿Puede haber algún ruido con el tema del desempleo en aumento?

No, no lo veo para nada riesgoso el tema del desempleo. El empleo tiene cepo en la Argentina. Y hasta que no haya una reforma laboral seria -la ley Bases prevé algo, pero muy light, y creo que Sturzenegger está trabajando en una reforma laboral más completa-, vos no tenés mucha gente que tome, pero tampoco tenés despida.

En estos seis meses, la única industria que movió buena cantidad de empleos a la baja fue la que tiene más flexible su esquema, que es la construcción y por el parate de la obra pública. Hace 30 años que el empleo registrado entre lo público y lo privado se mantiene en seis millones de puestos de trabajo, y no cambia. No te digo que el desempleo no pueda llegar al 10% o al 11%, lo que te digo es que no vamos a llegar como en la época de Menem a tener un 20%.

El único factor que debiera ya tener un poco más discutido el gobierno es si va a flotar o si va a un ancla tipo neoconvertibilidad al salir del cepo. Flotar en un país como la Argentina tan endógenamente dolarizado me parece muy riesgoso, porque tenemos necesariamente épocas del año con mayor cantidad de dólares y con menor cantidad de dólares. Esas fluctuaciones lógicas que pueda tener el tipo de cambio te pueden generar un impacto en la inflación muy negativo que para la Argentina. Sería un retroceso psicológicamente muy importante. Creo que necesitamos dos o tres años de ancla para acostumbrarnos a eso y después sí, irnos a una flotación. Si fuéramos a una flotación, sí lo podría ver como algo de cierto riesgo.

¿Y qué pensás del riesgo que implica el objetivo de Milei de reducir la inflación prácticamente a cero antes de salir del cepo? ¿Es factible?

A mí me parece que está bien. Yo creo que es factible. El único punto donde veo cierto peligro es en los diez puntos de precios relativos regulados que le quedan pendientes entre tarifas, naftas y transportes. Necesariamente lo tiene que blanquear antes de salir del cepo, y le van a incomodar la trayectoria de ir bajando un punto por mes.

Entonces, creo que la núcleo va a viajar a razón de medio o un punto menos mes a mes de acá a fin de año, con lo cual vas a llegar a septiembre-octubre cerca del cero, pero todavía el IPC va a estar en dos o tres puntos durante algunos meses, depende del tiempo que le lleve a Caputo regularizar esos precios relativos.