Buenos Aires — El Banco Central argentino volvió a vender reservas y se aleja de la meta de acumulación de reservas acordada con el FMI. La autoridad monetaria vendió este lunes US$165 millones en el mercado de cambios y podría tener que sumar más de US$1.500 millones en las próximas tres semanas para no incumplir con el target de acumulación fijado para el tercer trimestre del año.
Esto al menos es lo que se desprende de una presentación que realizó el vicepresidente del BCRA Vladimir Werning la semana pasada en un evento del IAEF en Mendoza, en la que reveló que desde el 10 de diciembre y hasta el cierre de agosto la entidad había acumulado un incremento de US$7.200 millones en la posición de Reservas Internacionales Netas (RIN). La cifra se encontraba unos US$1.500 millones por debajo del piso de US$8.700 millones que debían alcanzar para el cierre de septiembre.
En lo que va del mes, el BCRA acumula un leve saldo vendedor de US$24 millones en el mercado de cambios. Ante ese panorama, y pagos del sector público que afectaron negativamente, algunos cálculos privados estiman que la entidad que preside Santiago Bausili debería tener que comprar hasta unos US$1.703 millones netos en el mercado de cambios en las próximas 15 ruedas, un promedio de US$113,5 millones diarios. Se trata de un promedio que no se observa desde mayo.
Entre analistas del mercado, sin embargo, aclaran que existen alternativas que le permitirían al BCRA cumplir con la meta de acumulación incluso si no acelerara las compras de divisas. En primer término, recuerdan que los US$8.700 millones del cierre del tercer trimestre corresponden al target sin ajustador.
Según especifica el FMI los objetivos de las RIN se ajustarán al alza o a la baja en función de los desembolsos de instituciones multilaterales y socios bilaterales. El valor del ajustador a la baja, es decir, en caso de déficit de préstamos y subvenciones, tendría un límite máximo acumulativo de 750 millones de dólares por año.
Otra alternativa, por lo tanto, sería que ingrese un préstamo de algún organismo multilateral que engrose las reservas internacionales netas (RIN), dado que las fuentes para elevarlas pueden ser las compras en el MULC o conseguir algún crédito con un plazo mayor a un año, explica Sebastián Menescaldi, economista de Eco Go.
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Gabriel Caamaño, de consultora Ledesma, le resta trascendencia al cumplimiento de la meta de reservas en este contexto. Si bien ve probable que la meta se incumpla, recuerda que el acuerdo vigente ya “prácticamente no tiene desembolsos netos” dado que está casi concluido y que en todo caso el FMI podría otorgar un waiver. “Y del acuerdo, lo que más le importa al Fondo es la meta fiscal, que se va a cumplir”.
“Lo importante ahí es la negociación de un nuevo acuerdo, que está complicado no por el tema de que no cumpla la meta de reservas, sino porque el Gobierno sigue sin definir un esquema monetario/cambiario que más o menos al Fondo le cierre y encima está interviniendo en el paralelo”, consideró. “Estamos todos esperando a ver qué pasa con las elecciones en Estados Unidos para ver qué se puede empezar a armar a partir de ahí”, añadió.
De cara al futuro, los analistas de BancTrust esperan que la recuperación de las RIN gane tracción. “Y lo que es más importante, aunque el Gobierno podría no alcanzar el objetivo de RIN del tercer trimestre comprometido con el FMI, prevemos que a finales de año las RIN superarán el nivel de referencia del FMI”, escribieron este martes en un informe a clientes. Esto último, añadieron, “obligará a suprimir el régimen diferencial de divisas para los exportadores (conocido como dólar blend)”.
Por último, asumiendo una posición conservadora en torno al financiamiento, desde BancTrust anticián que “en 2025 las RIN se mantendrán estables, y que los responsables políticos lograrán evitar la devaluación”.
“En conjunto, esperamos que las RIN aumenten en US$700 millones hasta US$-3.400 millones en septiembre y en US$2.300 millones en el cuarto trimestre, cerrando en US$-1.000 millones en 2024. Por lo tanto, las RIN superarían la base de referencia del FMI para finales de año (-1.800 millones de USD), a pesar de no alcanzar el objetivo fijado para el tercer trimestre”, resumieron.
Aun así, consideraron que la superación del objetivo anual de las RIN no bastará para allanar el camino hacia un acuerdo con el FMI que incluya nuevos fondos. “Es probable que el Fondo insista en la necesidad de una devaluación discreta para unificar el tipo de cambio. Sin embargo, creemos que el Gobierno no aceptará esta condición, ya que frustraría la estrategia de desinflación”, expresaron.
Factores que incidirán en la acumulación de reservas
Un factor que podría traer aire para el BCRA en este tramo del año en el que la oferta de divisas mengua es el blanqueo. Desde mediados de agosto los depósitos en dólares aceleraron el ritmo de recomposición y ya crecen a una velocidad superior a los US$100 millones diarios. De esta manera, quedaron a un paso de superar los US$20.000 millones, algo que no ocurre desde octubre de 2019.
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Si bien esa suba de depósitos no afectan a las reservas netas (sí engrosan las reservas brutas del BCRA vía encajes), el aumento sí podría impulsar a los bancos a otorgar más préstamos en moneda extranjera, lo que le permitiría al Central aprovechar esa mayor oferta de divisas en el mercado oficial. Desde el cambio de gestión, los préstamos en dólares treparon 95% y lograron superar los US$7.000 millones, niveles que no se veían desde julio de 2020.
Sobre el cierre de agosto, de hecho, se registró la mayor suba diaria de los préstamos en dólares en 20 años, producto de un crédito que tomó YPF. Eso hizo que los préstamos treparan US$325 millones el 29 de agosto, lo que a su vez permitió al BCRA comprar US$154 millones en el mercado oficial y cerrar el mes con saldo positivo.
El BCRA, sin embargo, también se enfrentará a una serie de factores que dificultarán aún más la compra de divisas. A la menor oferta estacional mencionada (el volumen negociado pasó de promedios de US$450 a US$570 millones diarios entre diciembre y mayo a menos de US$200 millones en las últimas semanas), se le sumarán la superposición de cuotas, la baja del impuesto PAIS y la decisión del equipo económico del Gobierno de priorizar, en estos momentos, la desaceleración de la inflación y la brecha cambiaria, lo que llevó a sostener el dólar blend y las ventas de divisas en el CCL.
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En lo que respecta a la superposición de las cuotas para importadores, cabe recordar que el equipo económico del Gobierno había dispuesto en diciembre eliminar los permisos de importación a pesar de haber heredado deudas con importadores por US$42.600 millones, cifra que excedía los montos habituales en US$13.600 millones.
Para eso, diseñó un esquema en el que los pagos se harían en cuatro cuotas del 25%, que luego fue modificado en julio para que esos pagos se cancelen en dos cuotas, de 50% cada una. Eso generó que el ratio entre las importaciones devengadas y las efectivamente pagadas saltara de 17,2% en diciembre a 96% en julio. Y según proyecciones del sector privado, ese ratio podría saltar a 120% en septiembre, 146% en octubre y mantenerse por encima del 100% hasta que termine el año.
Otro de los factores que influirá de manera negativa en la dinámica de compras de divisas en septiembre es la reciente baja del impuesto PAIS. Es que ante esa baja de 10 puntos de la alícuota para bienes y fletes, que llevó el valor del dólar importador de ARS$1.115 a ARS$1.020, es esperable que la demanda de dólares en el mercado oficial crezca respecto de agosto, mes en el que importadores demoraron la demanda de divisas ante la expectativa de que desde este mes importar sería menos costoso.
También mantendrá más acotada la oferta la decisión del Gobierno de sostener el dólar blend, que permite a los exportadores liquidar el 20% por la vía del CCL, a pesar de que en un contexto de brecha reducida tiene un menor impacto por el lado de los incentivos.
Hacia adelante, también afectarán a la dinámica de reservas la apreciación cambiaria, producto de que la inflación continúa viajando a un ritmo superior al del crawling peg, e incluso una mayor demanda de divisas por parte de importadores motivada por un escenario de crecimiento económico.