Buenos Aires — La motosierra de Javier Milei es ya un símbolo de su primer año de Gobierno. La orden de recortar el gasto público y equilibrar las cuentas fiscales tras años de desequilibrios fue bajando desde diciembre pasado a cada rincón de la Administración pública bajo la premisa que catapultó al libertario a la Casa Rosada y que todavía acompaña buena parte de la sociedad: ‘No hay plata’. En ese marco, Parques Nacionales oficializó este mes un aumento de las tarifas para turistas extranjeros y locales, a fin de empezar a revertir las pérdidas que arrastra desde hace años en su presupuesto.
Pero más que motosierra, el plan que pusieron en marcha las autoridades de Parques Nacionales apunta a aumentar sus ingresos para solventarse sin depender de la asistencia del Tesoro Nacional. Para ello oficializó el lunes 4 de noviembre un aumento de las tarifas.
En 2023, Parques Nacionales recaudó apenas uno de cada cuatro pesos que necesitó para solventar el costo de su operación. El otro 75% lo puso el Tesoro Nacional. Este año, el objetivo es que ese 25% trepe a 39% mientras que para 2025 la proyección es que la recaudación cubra el 70% de los costos. Y para el momento en que finalice la actual gestión, apuntan a que el organismo sea 100% autosustentable, que cubra con sus ingresos la totalidad de sus gastos para así eliminar la dependencia del Tesoro.
Subas de tarifas
Para los Parques de mayor convocatoria, como Iguazú o Los Glaciares, elevó el precio de la entrada de ARS$35.000 para extranjeros, ARS$10.000 para turistas nacionales y ARS$4.000 para oriundos de la provincia que estaba vigente desde mayo a ARS$45.000, ARS$15.000 y ARS$5.000 respectivamente. Es decir, aumentos de 28,5%, 50% y 25%. En el caso de Glaciares, el aumento porcentual para turistas extranjeros fue de 50% dado que la tarifa vigente hasta la semana pasada era de ARS$30.000.
Otro Parque muy visitado, como es El Chaltén, Santa Cruz, dejó de tener entrada gratuita y el precio del ingreso pasó también a ser de ARS$45.000 para extranjeros, ARS$15.000 para nacionales y ARS$5.000 para turistas santacruceños. En el Parque Nacional Tierra del Fuego, los precios se elevaron de ARS$30.000, ARS$10.000 y ARS$4.000 a ARS$40.000, ARS$12.000 y ARS$5.000.
Para el resto de los ocho Parques tarifados –Nahuel Huapi, Los Arrayanes, Los Alerces, Lanín, El Palmar, Talampaya, Lago Puelo y Sierra de las Quijadas–, el costo de la entrada subió de ARS$15.000 para extranjeros, ARS$6.000 para argentinos y ARS$4.000 para provinciales a ARS$20.000, ARS$7.000 y ARS$5.000 respectivamente, o 33,3%, 16,6% y 25% más.
Tras esta suba de tarifas, las autoridades de Parques Nacionales tienen previsto implementar un esquema en el que los costos de las entradas se actualicen dos veces al año, en la antesala de cada temporada (invierno y verano), siguiendo la evolución del Índice de Precios al Consumidor del Indec.
Pero además de estas dos actualizaciones por año, que entrarán en vigencia en marzo y octubre, Parques Nacionales puso en marcha dos novedades adicionales para el sistema de cobros: por un lado, creó un Pasaporte de Parques que permitirá el acceso ilimitado a todos los Parques Nacionales y Áreas Protegidas por un período de doce meses. Este pase anual tendrá un costo equivalente a cinco entradas diarias. La otra novedad es la incorporación de la tarifa promocional llamada FLEXIPASS para reducir los costos mediante descuentos especiales (se pagan dos días y se ingresa en tres, o tres días y medio de siete).
Parques: círculo virtuoso para sumar ingresos y eliminar el déficit
Desde su designación como presidente de la Administración de Parques Nacionales (APN), en abril, Cristian Larsen se propuso aumentar los ingresos para eliminar la dependencia del Tesoro. Espera hacerlo por una doble vía: además de la mencionada suba de tarifas, apunta a desarrollar un sistema de gestión público-privado, con inversiones que retroalimenten la visitación a los parques.
“Vamos a hacer lo que no se hizo antes”, dijo Larsen en diálogo con Bloomberg Línea.
Según relata, su idea es llamar a privados para que traigan ideas para desarrollar ciertos sectores de determinados parques, con un plan de inversión. Concesionar servicios y que sean los privados los que exploten los servicios de los parques aunque resaltó que eso deberá ser con los cuidados correspondientes para que no haya un impacto negativo en el ambiente.
Larsen marca allí una diferencia significativa respecto de la gestión anterior. Dice que cuando llegó a APN encontró “mucho desorden y desidia”. A modo de ejemplo, graficó: “Mucha desidia porque se había flexibilizado todo tipo de control. Desde lo más básico, como es control de presentismo en los recursos humanos. Acá (en la Casa Central de APN, ubicada a metros del Congreso) durante el gobierno anterior se levantaron los molinetes, no se controlaba ingresos, cada uno venía o no venía de acuerdo a lo que cada jefe de área exigía. De hecho, cuando nosotros implementamos el control de acceso, renunciaron más de 30 personas”.
Esas 30 personas forman parte de las 230 que se desvincularon entre diciembre y septiembre últimos. Buena parte correspondieron a contratos que no se renovaron dentro del área administrativa de la organización. Esto, dice Larsen, ocurrió porque “en los últimos cuatro años el kirchnerismo incorporó un montón de administrativos, pero solo 15 guardaparques”, lo que generó un déficit de guardaparques, que provocó que quedaran seccionales sin ocupar. “Si tenés una seccional libre, significa que hay una parte del parque que no está muy cuidada”, explicó antes de remarcar que ese déficit llegó al punto de que al día de hoy una seccional en Alerce está usurpada.
Otro ejemplo de esa desidia, continuó Larsen, es que “la dirección de control de concesiones en sus últimos dos años estuvo acéfala y no tenía empleados”, por lo que “el control de las concesiones fue nulo en el gobierno anterior”. En esa línea, sostuvo que tampoco se desarrollaron nuevas licitaciones o concesiones. “Ellos no creían en un modelo público-privado. Pensaban que abrirle el parque a la gente iba en contra de la conservación. Para ellos la conservación era cerrar lo más que puedas. Y nosotros tenemos una idea de que conservar no es prohibir. Conservar es cuidar, que no haya un impacto negativo pero aumentando la visitación”, marcó.
La nueva gestión de Parques Nacionales cree que entre conservación y turismo hay un círculo virtuoso, dado que a través del turismo se generan recursos genuinos para reinvertirlos en los parques. “Entonces vos tenés que aumentar la visitación porque cuando viene alguien y disfruta de las maravillas que son los parques nacionales, deja plata con entrada, deja plata con los servicios, deja plata en el restaurante”, explica Larsen.
“Lo que queremos lograr, mi objetivo de gestión, es que podamos dejar mejores parques nacionales, más desarrollados. Queremos acompañar esa regeneración de la propia naturaleza y que esos espacios estén cuidados y fomentar la visitación. Porque de nada sirve tener eso ahí si los argentinos no lo conocen. Hoy tenemos 39 parques y los argentinos conocen 4 o 5″, marcó.
“Voy a ofrecer mejores servicios. Y como te ofrezco mejores servicios, te cobro una entrada. Entonces, los privados van a mejorar los parques y yo voy a mejorar mis ingresos porque voy a aumentar las entradas”, añadió.