Buenos Aires — Domingo Cavallo no cree que el próximo Gobierno pueda implementar un plan de estabilización económica en el corto plazo. A través de un texto publicado en su blog personal, el ex ministro de Economía argentino instó a los referentes de la oposición a ser prudentes en cuanto a sus promesas de campaña, ya que cree que “en el mejor de los casos, un buen plan de estabilización podrá ponerse en marcha recién a principios de 2025″.
Para el economista, dado el alto grado de dolarización de facto que tiene la economía argentina, “no se puede pensar en lograr una reducción significativa de la tasa mensual de inflación sin que se haya conseguido eliminar completamente el cepo cambiario y sea posible estabilizar el precio del dólar para quebrar la inercia inflacionaria”.
En ese sentido, Cavallo también consideró que para que la baja de la inflación sea sostenible en el tiempo, será clave que el gobierno aproveche la popularidad que le brindará ese éxito en el frente antiinflacionario para profundizar las reformas estructurales que precisa el país.
Cavallo también se refirió a los efectos que puede tener una hiperinflación en esta búsqueda por implementar un programa de estabilización económica. “Un descontrol inflacionario tipo Rodrigazo de 1975 o hiperinflación de 1989 puede acortar o alargar los plazos para que pueda aplicarse un buen plan de estabilización, dependiendo de si se produce antes o después del cambio de gobierno”, dijo. “La razón de esta diferencia radica en el enorme costo social y el efecto demoledor del poder político que tiene la hiperinflación”, añadió.
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Críticas a Cristina Kirchner y Axel Kicillof
El ex ministro de Economía durante las presidencias de Carlos Menem y Fernando de la Rúa también apuntó contra la vicepresidenta Cristina Kirchner y contra el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof. “La estrategia política que tiene en mente Cristina Kirchner, seguramente basada en los razonamientos económicos de Axel Kicillof, consiste en evitar a toda costa que se desate una hiperinflación antes de la entrega del poder al nuevo gobierno pero que sea inevitable en el transcurso del próximo mandato presidencial”, alertó Cavallo.
“Sólo así se puede entender por qué la vicepresidente apoya la gestión de Sergio Massa como ministro de Economía mientras reitera su adhesión al socialismo del siglo XXI de inspiración chavista”, agregó.
Es que según argumentó Cavallo, la vicepresidenta sabe por Axel Kicillof que “si Sergio Massa no consigue apoyos externos suficientes, el descontrol inflacionario extremo se puede producir en los próximos meses”. Pero, al mismo tiempo, el economista consideró que Cristina Kirchner “no quiere que se implementen ajustes fiscales y de precios relativos que puedan facilitar la gestión económica del nuevo gobierno”.
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Cautela, hiperinflación y cepo
Por todo ello, y dado el actual contexto económico y político que atraviesa el país, Cavallo instó a los candidatos de la oposición a que sean “muy cautelosos” a la hora de plantear propuestas “para sortear la trampa que quedará activada”.
“Mientras exista el cepo cambiario, la tasa de inflación mensual tenderá a subir”, advirtió.
“Si el Banco Central insiste en aplicar el cepo cambiario a todo tipo de transacciones e impide que funcione al menos un mercado libre y legal para la entrada de capitales financieros, como viene ocurriendo desde su imposición a fines de 2019, la inercia inflacionaria se agrava porque la acelerada pérdida de reservas lleva a predecir que el ritmo de ajuste del tipo de cambio comercial va a tener que ser incluso superior a la inflación retrospectiva”, argumentó.
Para el ex titular del Palacio de Hacienda, Massa puede derivar los pagos externos no comerciales a un mercado libre sin uso de reservas del Banco Central y seguir afrontando los pagos externos financieros con apoyos circunstanciales del FMI, de China y de Brasil. “Pero lo que no puede hacer impunemente es financiar un creciente déficit fiscal con más emisión monetaria y colocación de deuda en pesos indexados al tipo de cambio oficial sin que se desate una corrida contra los depósitos bancarios en pesos y en dólares”.
“Si esto último ocurriera la hiperinflación ya sería inevitable”, alertó.
Por último, Cavallo explicó que, si la hiperinflación licúa los pasivos remunerados y no remunerados del Banco Central antes del cambio de gobierno y reduce gastos del sector público en términos reales y, sobre todo, permite el sinceramiento de todos los precios internos que están atrasados en relación al precio del dólar oficial, será más fácil la aplicación por parte del nuevo gobierno de un buen ajuste fiscal.
Pero, si no se produce antes de la entrega del poder, el nuevo gobierno podrá evitar la hiperinflación demoledora del poder político sólo si decide ajustar las cuentas fiscales mediante la reforma del estado, las privatizaciones y la apertura de la economía para eliminar el cepo cambiario del mercado comercial, recién cuando esas decisiones hayan llevado a una fuerte apreciación del tipo de cambio en el mercado libre.