Devaluar sin devaluar: cómo Argentina intenta calmar su sangría de reservas

Sergio Massa se resiste a convalidar un salto discreto del dólar oficial a través de desdoblamientos cambiarios e impuestos a las importaciones

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Buenos Aires — Quienes valoran la astucia del ministro de Economía, Sergio Massa, para encontrar soluciones de corto plazo a problemas urgentes suelen afirmar que el funcionario saca “conejos de la galera”, cual mago que actúa en un escenario. Y, precisamente, el domingo 23 de julio el ministro debió recurrir a un nuevo conejo frente a la crisis de reservas que atraviesa el Banco Central (BCRA): devaluar sin devaluar.

Por un lado, se anunció un nuevo dólar diferencial de $340 que se les pagará a los exportadores de algunos productos agropecuarios (entre ellos el maíz) y también se incorporan impuestos a las importaciones de bienes y servicios, para encarecer los mismos.

Massa defendió los anuncios cambiarios y fiscales en un evento de la Sociedad Rural Argentina (SRA), afirmando que “hay medidas más o menos cuestionables”, pero que “tienen que ver con la realidad del momento”. En desacuerdo con ello, el presidente de la SRA, Nicolás Pino, había dicho minutos antes de la disertación del ministro: “Las medidas de anoche no nos generan confianza”.

Devaluar sin devaluar

El objetivo de Massa y del Gobierno es que haya un tipo de cambio más alto para las importaciones, de forma tal de que el Banco Central no siga perdiendo reservas (las netas son negativas en más de US$8.000 millones), pero sin tener que afrontar el costo social de una devaluación clásica: es decir, particularmente, mayor empobrecimiento de la población y una caída brusca de los salarios en dólares.

Sin embargo, un informe reciente de la consultora Ecolatina advierte que la devaluación sin devaluación también tiene costos:

  • Mayores presiones inflacionarias. Señala Ecolatina que, si bien el impacto es menos generalizado que el de convalidar un saldo discreto del tipo de cambio oficial, la incidencia sobre los precios domésticos no será inocua: extender el “dólar agro” a cereales como el maíz implica encarecer un insumo relevante del sector engordador de pollos y cerdos y de los feedlots, mientras que aplicar un impuesto a las importaciones (aumentar el costo de reposición) significa encarecer bienes e insumos utilizados en procesos productivos o consumos finales de la economía, lo que genera un traslado a los precios internos.
  • Otro efecto colateral al que refiere Ecolatina es el que sufren aquellos importadores que tomaron una cobertura en dólar futuro o con instrumentos dólar linked, que ajustan bajo el dólar oficial (A3500). En consecuencia, para un importador que tenía un contrato a futuro -que le brinda una especie de “seguro” ante el caso de una devaluación-, la cobertura perdería efectividad ante el súbito encarecimiento de su actividad: su cobertura seguiría siendo por el dólar oficial de $270, pero a los efectos de continuar con su actividad comercial deberá comprar los dólares entre $290 (bienes) y $340 (servicios).

La consultora considera que las medidas de Massa apuntan a desincentivar las importaciones e incentivar las exportaciones. “Se busca reducir el exceso de demanda de divisas -a un tipo de cambio barato- en el mercado cambiario, a fin de frenar el drenaje de reservas del BCRA y evitar el “mal mayor (devaluación discreta del dólar oficial)”.

En segundo término, Ecolatina destacó que ambas medidas ofrecen el beneficio de una mayor recaudación vía derechos de exportación y por el impuesto PAIS que colaboraría en el esfuerzo fiscal necesario para cumplir con la necesaria reducción del déficit fiscal tras un primer semestre que mostró un déficit creciente”.

Respecto de las medidas, la consultora Delphos Investment escribió: “Calculamos que el incremento de los ingresos fiscales que generará el nuevo paquete podría alcanzar 0,8% del PBI hasta el fin del gobierno actual, lo que llevaría al déficit primario en torno al 2,4% del PBI. De esta manera, el paquete de medidas no alcanzaría para lograr la meta fiscal vigente de 2023 (1,9% del PBI)”.

El salto del dólar blue

El costo más inmediato que tuvo que pagar el Gobierno por haber devaluado sin devaluar es el salto del dólar blue, que pasó de $529 a $552 en la primera rueda cambiaria posterior a los anuncios. Este martes, cedió hasta el entorno de los $540.

El resumen de las medidas

  • Ampliación del dólar diferencial para economías regionales: Hasta el 31 de agosto estas exportaciones (cerca de 120 categorías) podrán liquidarse a un dólar de $340 (13% más alto que los $300 actuales). El Gobierno espera una liquidación de US$2.000 millones. Entre los beneficiados aparecen el maíz, la cebada, el sorgo y el girasol.
  • Importaciones de bienes: Se aplica el impuesto PAIS con una alícuota del 7,5% a excepción de medicamentos, energía, alimentos e importaciones temporales que quedarían exentos; y los bienes suntuarios, que ya tienen una alícuota del 30% (100% en total).
  • Importaciones de servicios: Se aplica el impuesto PAIS con una alícuota del 25% a excepción de los fletes, que tendrán una alícuota del 7,5%, aquellas vinculadas a la salud y la educación que estarán exentas y los recitales, que ya tienen una alícuota del 30%.
  • Dólar Ahorro: Se aplicará una alícuota total de 75% (30% PAIS y 45% Ganancias), igualándolo con el Dólar Tarjeta para consumos menores a US$300 por mes. La alícuota total era del 65%.

Sangría de reservas del BCRA

Un informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI) estimó que las reservas netas son negativas en US$8.350 millones y que caerán a un rojo de US$11.750 millones cuando se pague el próximo desembolso al FMI.