Buenos Aires — Se la conoce como “deuda flotante” y puede ser la llave para que la Argentina no haya incumplido una de las metas clave en el acuerdo con el FMI. Al flexibilizar el piso de acumulación de reservas del primer trimestre del año, el organismo internacional dejó en claro que alcanzar el objetivo de déficit fiscal primario del 1,9% del PIB para 2023 sigue siendo “esencial”, por lo que la lupa volverá a posarse sobre la dinámica de ingresos y egresos del Estado.
El resultado primario de febrero pareció sellar las posibilidades de cumplir con la meta fiscal del primer trimestre del año, que asciende a $441.500 millones. Es que allí quedó reflejado que el Gobierno había consumido en los primeros dos meses del año el 97,8% del límite acordado con el FMI para el trimestre, por lo que sería necesario que el equipo económico alcance un equilibrio primario en un mes en el que el gasto primario suele jugar en contra y en el que el menor ingreso de divisas por parte del agro impactará de lleno en la recaudación.
Santiago Manoukian, economista jefe de Ecolatina, agrega que “desde 2015 hasta la fecha el resultado primario en marzo fue siempre deficitario”. Por ello es que en un reciente informe, desde la consultora habían señalado una serie de factores para dimensionar la dificultad de cumplir con la meta fiscal del primer trimestre.
“Si suponemos que los Ingresos Totales (excluyendo extraordinarios y las Rentas por colocaciones no contempladas por el Extended Fund Facility) logran empatarle a la inflación en marzo, para alcanzar el equilibrio primario en marzo el ajuste en el Gasto Primario debería ser similar al visto en diciembre (-20% i.a. en términos reales)”, marcaron.
“Esto se torna aún más desafiante si se tiene en cuenta que lo más probable es que la recaudación pierda contra la inflación, producto de una nueva caída en los Derechos de Exportación frente a una liquidación del agro que aún se muestra exigua”, agregaba el trabajo. Anoche, se supo que la recaudación tributaria tuvo una caída real de 7,2% en marzo.
Sin cambio de meta
A pesar de esta dificultad, el Fondo no solo mantuvo sin cambios la meta fiscal sino que incluso subrayó la importancia de cumplirla. “Alcanzar el objetivo de déficit fiscal primario del 1,9 % del PIB para 2023 sigue siendo esencial para respaldar la desinflación y la acumulación de reservas, aliviar las presiones financieras y fortalecer la sostenibilidad de la deuda”, explicó Gita Gopinath, primera subdirectora gerente del organismo a través de un comunicado.
“La implementación oportuna de medidas de alta calidad, particularmente mejorando la focalización de los subsidios a la energía y la asistencia social, ayudará a compensar los impuestos a la exportación más bajos debido a la sequía, proteger la infraestructura prioritaria y el gasto social, y asegurar los objetivos fiscales. Específicamente, será fundamental garantizar que las tarifas de energía para usuarios residenciales y comerciales de altos ingresos avancen para alinearse completamente con los costos, incluyendo para reducir la regresividad del sistema. Mientras tanto, el costo fiscal de la nueva moratoria de pensiones debe mitigarse a través de regulaciones estrictas para apuntar la entrada solo a aquellos con mayor necesidad”, agregó.
Para Manoukian, al no mostrarse flexible con la meta fiscal, el FMI lo que hace es enviar una señal de la necesidad de fortalecer la disciplina fiscal en lo que resta del año. “Pero también denota cierto malestar o disgusto por la aprobación de la moratoria previsional, en un marco de tensión que percibimos en las negociaciones y frente a un programa financiero claramente ajustado”, analizó.
“Frente a todos los interrogantes en el plano cambiario y con un mercado de deuda en pesos con importantes desafíos en lo que resta del año, el FMI apunta a fortalecer sostenidamente la disciplina fiscal. Va a ser una de las claves para intentar anclar expectativas luego de que muchas otras anclas hayan ido desapareciendo”, consideró.
La carta de la deuda flotante
Consultado al respecto, Sebastián Menescaldi, director de EcoGo, explica que el Gobierno todavía cuenta con una carta para no incumplir con la meta del déficit primario en el primer trimestre del año. “Queda la posibilidad de usar la deuda flotante y patear pagos para cumplir la meta”, advierte.
Deuda flotante es el nombre que suele utilizarse pare referirse a la administración de pagos de corto plazo que realiza el sector público. En asuntos referidos a compras o contrataciones, por ejemplo, suele haber un plazo entre que se genera la obligación del pago y que efectivamente se giran los fondos. Es decir, refiere a ese paréntesis entra la operación de pago confirmada y efectuada.
Dado que este tipo de pasivos no se incluye en las estadísticas oficiales de deuda pública, es que incluso se la conoce también como deuda “invisible”. Pero el programa económico acordado con el FMI incluye métricas respecto de los niveles permitidos de deuda flotante.
La administración de esa deuda flotante fue lo que le permitió al Estado nacional cumplir con la meta fiscal en el cierre de 2022. Buena parte del déficit de inicios de este año, de hecho, se explica por cancelación de la deuda que el Gobierno postergó en diciembre, indica Menescaldi.
Ante esa posibilidad, el economista cree que es posible que el Gobierno haya utilizado el disponible que tienen de deuda flotante, cuyo margen se sitúa en torno a los $400.000 millones, para patear pagos y poder estar estables en el resultado de marzo y así cumplir. “El tema es que los pagos que hayan tenido que hacer hayan sido pateables. Algunos no los son, como los previsionales”, dijo.
Pese a ello, el director de EcoGo manifestó que al Gobierno no le estuvo yendo bien con el financiamiento y tuvieron que utilizar Adelantos Transitorios e incluso vender divisas. “Digamos que las cuentas públicas no están pasando por un buen momento”, resumió. Aun así, recuerda que, a partir de abril, los ingresos con el dólar soja deberían repuntar.