Buenos Aires — El Presidente que asuma el 10 de diciembre en la Argentina deberá convivir con una necesidad imperiosa de sumar dólares a las arcas del Banco Central (BCRA), ya que las reservas netas están en terreno negativo y los intereses y amortizaciones de la deuda pública se empiezan a acelerar. Pero estas no son las únicas razones que explican la urgencia.
La deuda comercial por importaciones de bienes es la más elevada de la historia argentina (incluso medida en moneda constante). Al cierre del primer trimestre de 2023, el stock de este pasivo trepó a US$34.300 millones, debido al acelerado incremento experimentado desde 2022 de USD 12.200 millones. Los datos surgen de un informe de la consultora Ecolatina.
Los autores del documento estiman que durante el segundo trimestre se acumuló nueva deuda neta por un total de US$2.700 millones, lo que agrava el inconveniente.
Este crecimiento, equivalente a más 2 meses de importaciones, representó una fuente alternativa de financiamiento frente al severo impacto de la sequía y las exiguas reservas internacionales del BCRA.
Además, Ecolatina señala que el elevado stock de deuda con importadores representará una carga para el próximo gobierno, dado que constituye una demanda de divisas reprimida. Este factor será una de las claves a considerar al momento de resolver si el desarme del cepo cambiario será más rápido o gradual en el tiempo.
La ayuda del gasoducto
Ecolatina estoma que la herencia que recibirá el próximo gobierno tendría flujos favorables en términos comerciales: el fin de la sequía y el mayor impacto de la puesta en marcha del Gasoducto Néstor Kirchner permitiría revertir el déficit estructural del balance energético.
Por otra parte, la corrección cambiaria -y con ello una menor brecha- o una eventual unificación desalentarían la demanda por importaciones.
“Existirá una serie de condicionamientos. La delicada situación de los stocks, comprometidos para el sostenimiento de las importaciones y la actividad mediante la activación del swap y el exponencial crecimiento de la deuda comercial serán factores relevantes de cara a los ajustes necesarios para lograr la estabilización macroeconómica”, advirtió Ecolatina.
Importaciones frenadas y rojo comercial
A pesar de que el Gobierno pisó todo lo que pudo las importaciones, la balanza comercial, por el momento, sigue dando negativa.
En los primeros siete meses de 2023 ya se computa un déficit comercial de US$5.146 millones. Para comparar, en 2022 Argentina tenía un superávit comercial de US$2.493 millones a esa altura del año.
Asimismo, el intercambio comercial de Argentina (exportaciones + importaciones), totalizó US$12.769 millones en julio y sigue en la pendiente, con una caída interanual de nada menos que 20,7%.
Un informe reciente de la consultora ABECEB destacó: “Hacia delante, continuamos esperando que el intercambio comercial siga cayendo tanto por exportaciones como por importaciones. Esperamos que las exportaciones se contraigan en torno a 20%, mientras que las importaciones lo harían un -10%”.