Bloomberg — Javier Milei, el impetuoso y libertario presidente de Argentina, acepta (dentro de todo) el apodo que le pusieron los analistas: “el loco”.
Pero a la vez, enfatiza que lo que separa a un loco de un genio son los resultados. Y en su regreso a Davos, un año después de haber conmocionado a la multitud con una declaración audaz tras otra, como su declaración inicial: “Estoy aquí para decirles que el mundo occidental está en peligro”, Milei tiene muchos resultados de los que presumir.
La tasa de inflación mensual se ha desplomado por debajo del 3% desde más del 20% en su debut en Davos hace un año; el Gobierno registró su primer superávit presupuestario anual desde 2009; y la economía ha empezado a salir de la recesión en la que cayó cuando Milei devaluó el peso e impuso duros recortes presupuestarios dos días después de asumir el cargo a finales de 2023.
“Su diagnóstico del problema de Argentina es 100% acertado”, afirma Graham Stock, estratega jefe de mercados emergentes de BlueBay Asset Management. Hace un año, Stock vio el discurso de Milei en Davos desde su oficina de Londres. Fue un discurso explosivo - diablos, Elon Musk incluso lo equiparó a tener relaciones sexuales - pero “lo que importa es el compromiso con ese principio político central, que es un presupuesto equilibrado”, dice Stock. “Todo lo demás se deriva de eso”.
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Bluebay posee bonos argentinos, que han registrado un furioso repunte bajo el mandato de Milei: más del 100% en total, superando los rendimientos generados por casi todos los demás países de mercados emergentes. Así que es bastante lógico que Stock, y en realidad la mayoría de los asistentes a Davos, estén encantados con Milei.
Lo que es más sorprendente -y mucho más crucial para la viabilidad a largo plazo de la reforma económica de Milei- es que Laura Velásquez también está encantada con él. Velásquez, de 19 años, vende camisetas y vestidos por unos pocos dólares cada uno para complementar sus ingresos en un local de comida rápida al sureste de Buenos Aires.
La escalada inflacionaria que siguió a la decisión de Milei de dejar caer el peso golpeó duramente a Velásquez, y los draconianos recortes a los programas y subsidios del gobierno exacerbaron el aprieto financiero de su familia. Pero la estabilidad económica que ha seguido al caos inicial la ha convencido. Por primera vez en años, los precios ya no saltan de un día para otro, y el comercio fluye suavemente, sin todo el acaparamiento de mercancías que antes era tan común en momentos de crisis.
"Todo está en calma", dice Velásquez. Votó a Milei a regañadientes en 2023. Ahora, dice, le votaría con ganas.
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Velásquez representa a los millones de argentinos de clase trabajadora que, para sorpresa de muchos, han apoyado firmemente a Milei. En diciembre, su índice de aprobación era del 47%, poco diferente del respaldo que tenía cuando asumió el cargo y muy superior al de cualquiera de sus rivales políticos, según una encuesta realizada por AtlasIntel para Bloomberg News.
Stock señala que este tipo de amplio apoyo a los profundos recortes presupuestarios había estado ausente en Argentina, un país que ha incumplido su deuda tres veces en este siglo. Que Milei haya mantenido este apoyo hasta ahora “ha generado bastante optimismo sobre las perspectivas”, dice.
Mantenerlo no será fácil.
A pesar de su viral diatriba contra la intervención estatal en Davos el año pasado, las victorias de Milei se han visto respaldadas, en parte, por controles que limitan cuidadosamente la caída de la moneda. A partir del 1 de febrero, se permitirá que el peso se debilite un 1% al mes, un ritmo glacial para un país con una inflación superior al 100% anual. Milei prometió liberar de alguna manera esa restricción, junto con una letanía de controles de capital implementados por sus predecesores, este año. Pero incluso el más mínimo paso en falso podría hacer que la inflación se dispare justo antes de que los argentinos acudan a las urnas para las elecciones legislativas de octubre.
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Para suavizar el golpe en caso de una venta masiva de la moneda, el gobierno necesita que el Fondo Monetario Internacional refuerce sus reservas de divisas. Sin embargo, con 22 programas de rescate fallidos en su haber —el último por valor de unos 44.000 millones de dólares que Argentina aún debe devolver—, el prestamista de Washington necesitará garantías de que Argentina no desperdiciará sus recursos solo para apuntalar un peso sobrevalorado como lo ha hecho tantas veces antes.
La incipiente amistad de Milei con el presidente Donald Trump podría contribuir a ello. (Milei aterrizará en Suiza el miércoles por la mañana, recién llegado de una visita a Washington para la toma de posesión de Trump, la tercera vez que se reúnen en un año. Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, también aprovecharon el viaje a EE UU para reunirse el domingo con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva.
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Diego Espinoza, un fan de Milei de 35 años que vende chanclas en el mismo mercado al aire libre donde Velásquez compra su mercancía, apuesta a que Milei lo conseguirá. El logotipo de la tienda de Buenos Aires es una cabeza de león púrpura rugiente -también la insignia de Milei y el color de su campaña-, lo que él atribuye a una coincidencia.
“Este año todo ha subido un montón”, dice, señalando un par de chanclas negras de plástico que hace un año costaban 2 dólares y este año han subido a 5 dólares. Está seguro de que ese precio ha llegado para quedarse. “Lo más difícil ya ha pasado”.
La tía de Espinoza, María, sacude la cabeza mientras apila bolsas transparentes de zuecos de plástico infantiles rosas, amarillos y blancos.
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“Un año después, la terapia de choque de Milei ha resultado mucho más exitosa de lo que esperaba inicialmente”, declaró Ian Bremmer, fundador del Eurasia Group, en una entrevista por correo electrónico. Durante las elecciones, Bremmer había predicho que Milei traería “más colapso económico de forma inminente”.
Bremmer, un asiduo del FEM que escuchó el apasionado discurso de la multitud el año pasado, añadió: “Es muy posible que veamos a un Milei aún más triunfante en Davos 2026″.
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