Buenos Aires — El Gobierno argentino espera que la inflación siga desacelerándose en julio. Si bien evitan precisar cuánto o aventurar cifras, en el equipo económico esperan que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) mantenga el patrón de desaceleración que mostró en los últimos dos meses, expectativa que no solo va a contramano de las proyecciones de los economistas privados sino que, en las últimas semanas, se tornó aún más cuesta arriba por la disparada de los dólares paralelos.
El dólar blue llegó ayer a un nuevo máximo nominal de $552, por lo que acumula un aumento de $57 (+12%) en las últimas dos semanas. El contado con liquidación, en cambio, había iniciado su escalada semanas antes: ayer cerró unos centavos por encima de $534, o 34 pesos más (6,8%) que los $500 que promedió durante la primera quincena de junio.
Si bien con estos avances tanto el dólar blue como el CCL no hicieron más que hacer una suerte de catch-up de la inflación acumulada en el año - suman un incremento de 60% y 55% respectivamente frente a una inflación que, a junio, llegó a 50,7%- economistas privados coinciden en que la disparada de los dólares paralelos en estas semanas se trasladará a precios.
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Cuándo y cómo impactará la suba del dólar en la inflación
Juan Ignacio Paolicchi, economista de Empiria, consideró “muy probable” que se vea ese traslado a precios en el corto plazo. Camilo Tiscornia, de C&T Asesores Económicos, tampoco dudó en marcar ese efecto. “Sí, lo va a tener. Cuando en abril se disparó el dólar, también lo hicieron los precios”, recordó al ser consultado sobre el impacto de la escalada de los dólares en la inflación.
Para Paolicchi, “cada vez más precios de la economía empiezan a indexarse al paralelo” en lugar de hacerlo al dólar oficial. Por ello, explicó que “cuando se producen estos cimbronazos” es que se “termina generando un fuerte traslado a precios”. ¿Cuándo espera que se vea ese traslado? Según anticipa, una parte podría verse en el índice de julio, pero “seguro se verá en agosto”.
“A julio le falta una semana y media. Puede ser que algo genere, pero no va a ser un impacto pleno. El impacto pleno se verá recién en agosto”, advirtió. El dato de inflación de agosto, cabe recordar, será el anteúltimo registro oficial que se conozca antes de las elecciones generales de octubre.
La economista de Eco Go Rocío Bisang comparte ese diagnóstico. Pero además, marcó otros factores que dificultarán que se materialice la expectativa oficial de que la inflación se siga desacelerando en julio.
“La desaceleración que vimos los últimos dos meses responde más a algunos factores particulares que jugaron a favor en la construcción del índice que a un cambio estructural en la dinámica de la inflación. Alimentos estuvo bastante contenido por las frutas, verduras y carnes, que no experimentaron grandes subas, y junio es un mes típicamente bajo por su propia estacionalidad, por lo que ya de por sí esperábamos que la tendencia a la baja no se sostuviera”, explicó.
Pero a eso, añadió, debe sumarse el hecho de que en los últimos días se combinaron dos factores que influirán en los precios. Por un lado, apuntó a la suba de los dólares paralelos: “Si bien fue más marcada en el caso del dólar blue, que es un mercado más volátil y asociado a la compra minorista, tiene efecto sobre las expectativas en general”.
Por otra parte, alertó sobre el efecto en precios que tendrá la devaluación fiscal oficializada por el Gobierno en las últimas horas. “Ambas van a tener efecto sobre los precios y es probable que lo veamos parcialmente reflejado este mes pero su impacto se sienta de lleno en agosto”, dijo.
Aceleración a la vista
El economista y director de Anker Latinoamérica, Martín Vauthier, también hizo hincapié en el hecho de que la inflación de junio (6%) estuvo “muy influenciada por estacionales, que subieron solo 1,8%”. Y al respecto, recordó que “los estacionales son rubros muy volátiles”, por lo que cree que “es difícil pensar que eso se pueda repetir en forma sostenida”. En cambio, el economista subrayó que “la inflación núcleo fue 6,5%, más cercana a lo que nosotros consideraríamos como una inflación crucero, de entre 6,5% y 7%, asumiendo que no hay variaciones en la demanda de dinero”.
“Mirando los factores de oferta monetaria, estimamos que el Banco Central va a continuar emitiendo tanto para financiar las necesidades de pesos del Tesoro como para cubrir los intereses de los pasivos remunerados. Eso nos da una inflación en la zona de entre 6,5% y 7% mensual, asumiendo que se mantiene constante la demanda real de dinero. Ese es el gran factor: si no hay una recuperación fuerte en la demanda de dinero, es difícil que se pueda quebrar este piso de inflación en la zona de 6,5% o 7% mensual en forma sostenida, más allá de que algunos meses pueda haber volatilidad como ocurrió en junio. Pero es difícil pensarlo como tendencia”, expresó.
En contraposición, añadió Vauthier, “una caída adicional en la demanda real de dinero pone a la economía en un nivel de inflación más alto”. De ahí que marcó que “es muy importante seguir la evolución de los dólares financieros porque son una de las variables donde se refleja la caída de la demanda de dinero”.
Por último, el economista de Anker Latinoamérica señaló que es esperable que las medidas oficializadas en las últimas horas supongan una “filtración a la inflación”, que se daría “particularmente a partir de agosto”.