Cuándo finalizará el reinado del efectivo en Argentina y las tendencias de pago en 2024

Federico Cofman, cluster leader de Mastercard, analizó las tendencias de pago en el país y la región. Cuántas transacciones se hacen en efectivo y por qué se desincentivan los pagos electrónicos

Un cliente utiliza una tarjeta de crédito para efectuar un pago sin contacto en un dispositivo de pago de Verifone Systems Inc. en Londres, Reino Unido, el viernes 22 de mayo de 2015.
22 de enero, 2024 | 04:00 AM

Buenos Aires — Los argentinos siguen eligiendo el dinero en efectivo para la mayoría de sus transacciones. A pesar de la baja nominalidad de los billetes y la alta inflación, solo entre tres y cuatro pesos de cada 10 transaccionados hoy corresponden a medios de pago electrónicos, que si bien vienen creciendo a un ritmo promedio del 1% en los últimos años, todavía están lejos de destronar al efectivo en el país.

Eso ocurre, en buena medida, porque “Argentina es un mercado que paradójicamente grava mucho más los pagos electrónicos que los pagos en efectivo”, según explica Federico Cofman, cluster leader de Mastercard para Argentina, Uruguay y Paraguay. En una entrevista con Bloomberg Línea, el ejecutivo de Mastercard analizó, además, cuáles son hoy las principales barreras para que el sector y cuál es la tecnología de pago que tendrá en este 2024 su año de despegue.

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Gentileza MasterCard

La siguiente entrevista ha sido editada por motivos de extensión y claridad

Por la aceleración de la inflación y la baja nominalidad de los billetes, pagar con efectivo se ha vuelto un incordio en Argentina. Aun así, sigue siendo el medio de pago más utilizado en el país. ¿Por cuánto tiempo más se mantendrá esa preferencia?

Los datos de inflación y de la nominalidad son los que vemos todos, pero nosotros vemos que generan algunos fenómenos interesantes para nuestra industria. Por un lado, un desincentivo al uso de efectivo por parte de las personas que tienen que pagar. Pero para los que tienen que cobrar se da una distorsión entre el incentivo a la persona que tiene que trasladar los billetes para pagar versus el desincentivo que hoy genera la carga impositiva para el comercio que cobra.

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¿Por qué se da eso?

Argentina es un mercado que paradójicamente grava mucho más los pagos electrónicos que los pagos en efectivo. Entonces eso desde el punto de vista de quien cobra –y no te hablo de un gran comercio, sino del comercio de barrio, del que tiene un emprendimiento–, le hace una diferencia muy importante. Ahora, para la persona que tiene que trasladar esos billetes, definitivamente lo que vemos es que están buscando alternativas para no utilizar tanto efectivo y acá es donde se termina trasladando principalmente a la mayor adopción de las billeteras. Hoy muchas de ellas permiten utilizar los saldos que uno tiene en sus cuentas bancarias o los saldos mismos en las billeteras y de alguna manera terminan reemplazando el efectivo. Si bien hay diferentes modalidades, cada vez se ve más que las billeteras digitales empiezan a tener un rol más preponderante.

¿Cuánto vienen creciendo?

La realidad es que se le viene ganando terreno al efectivo consistentemente a lo largo de los años. La pandemia generó un salto, antes típicamente se le ganaba alrededor de un 1% al efectivo por año, pero en el 2020 fue un año donde se le ganaron 3 puntos, se triplicó ese impacto. Pero después volvimos más o menos a estándares normales de 1% por año.

¿Tienen estimaciones de cuántos pagos se hacen hoy con efectivo y cuántos por canales electrónicos?

Sí, de los productos y servicios que son posibles de pagar con medios de pago electrónicos –es decir, te saco un inmueble, un rodado o ese tipo de transacciones– lo que vemos es que entre 3 y 4 de cada 10 pesos transaccionados hoy se pagan con medios de pago electrónicos.

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¿Y tienen medida la proporción entre billeteras versus plásticos?

No, no lo medimos así nosotros porque al final del día las billeteras utilizan mucho las tarjetas. Si bien no es que la persona tiene el plástico ahí, detrás de la billetera hay una tarjeta, puede ser de crédito, débito, prepaga… No hacemos esa distinción tanto en si viene de billetera o no, pero sí lo que vemos es que el uso es cada vez más masivo.

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Hace años se habla del fin del reinado del efectivo. ¿Cuándo podría darse que sean más las transacciones vía pagos electrónicos que en efectivo?

Concretamente una proyección no tenemos. Lo que sí tenemos es bastante claridad de qué hace falta para que ocurra eso, pero es difícil anticipar cuándo podría ocurrir porque Argentina es un país que no se ha caracterizado por tener políticas de Estado consistentes a lo largo de diferentes gobiernos, sobre todo si hay cambio de partido político. Eso hace que las conquistas en una gestión sean después retrocesos en otra, o retrocesos en una y después sean conquistas de la que viene. Entonces, es un poco difícil poder anticiparse.

¿Y qué es lo que hace falta?

Primero, nivelar la carga impositiva. Eso genera una distorsión de alrededor de un 40% para quien elige cobrar con medios de pago electrónicos y no todos pueden afrontar ese diferencial. Con lo cual, (haría falta) trabajar para que todos los medios de pago tengan las mismas regulaciones, pero para que además haya incentivo para adoptar los medios de pago de manera más masiva, sobre todo en el segmento de comercio más pequeño. Porque uno va a una gran cadena de supermercados a una gran cadena de cines, de comida rápida, y obviamente hay aceptación, uno paga con el medio que quiera. Pero cuando uno se va a un pueblo en el interior del interior, ahí es donde todavía se ve mucho la informalidad y la carga impositiva tiene una parte importante. También creo que hay que seguir modernizando el mercado con tecnología que permita que la aceptación de los pagos y de los pagos digitales sea cada vez más accesible.

¿En qué sentido?

Hoy un adquiriente, que es quien de alguna manera brinda la aceptación de medios de pago en los comercios, tiene que llevar una terminal de pago y eso es una pieza tecnológica importada, que se paga en dólares. Es decir, es un costo que el adquiriente verifica si de acuerdo a los volúmenes que podría manejar ese comercio, le repaga o no dejar ese activo de equis cantidad de dólares. Nosotros estamos trabajando fuertemente para que ese costo sea mucho más bajo.

¿De qué manera?

Por ejemplo, habilitar directamente los teléfonos inteligentes para que los puedan utilizar para cobrar con medio de pago electrónico, con pago sin contacto, con QR y demás. De esa manera, el mismo smartphone que utilizan para sus cuestiones personales lo pueden utilizar para cobrar. Así, apuntamos a expandir todo lo que tiene que ver con la aceptación de pagos en lo que nosotros llamamos el long tail. Es todo ese gran mundo de pequeños comercios, en los que la aceptación de medio de pago está un poco más relegada.

¿Qué tendencia global ven respecto del uso de efectivo? Se ha reportado sobre ciudades en países desarrollados en que no se usa más efectivo, algo que parece ciencia ficción para nosotros. ¿Es así?

Creo que depende un poco de algunos de los factores que mencioné en la pregunta anterior. Es cierto, uno mira países nórdicos, mira Corea del Sur, mira Australia, mira algunos países donde más del 95% de las transacciones son realizadas con medios de pago electrónicos, pero no hay que irse tan lejos. Países cercanos como Chile, Uruguay o Brasil, y de esa proporción que yo hablaba, de que tres o cuatro de cada 10 pesos son con medio pago electrónico, en Uruguay está arriba del 40%, en Chile, arriba del 50%, y en Brasil arriba del 60%. Creo que dentro de la región, Brasil sea el país a tomar como ejemplo. Uno en Brasil va a la playa y puede pagar un helado, unas sandalias o una cerveza con tarjeta, sin ningún tipo de problema. Y eso tiene que ver con que la innovación a nivel tecnológico para brindar soluciones de bajo costo a la aceptación de medio de pago. Es una realidad, hay un esquema impositivo que no perjudica la adopción de medios de pago electrónicos y hay opciones de medios de pago que son convenientes para las personas. Entonces cuando todos esos diferentes factores confluyen en un mismo momento, es donde se empieza a ver que la aceptación de pagos masivos, de pagos electrónicos se masifica.

Después de la última devaluación, la cotización del dólar tarjeta quedó como la más alta del mercado. ¿Observan una merma de los pagos en pesos para los consumos en moneda extranjera?

Por el momento no estamos viendo cambios en el comportamiento ni en el tipo de consumo ni en los montos promedio. La realidad es que no es sólo una cuestión de tipo de cambio. También es una cuestión de seguridad, de comodidad, de experiencia de pago, que influyen. Y típicamente el segmento de la población que viaja frecuentemente al exterior quizás no está tan pendiente de algunos pesos en la diferencia de tipo de cambio.

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Del otro lado, para quienes visitan Argentina desde el exterior, hoy sí conviene pagar con plásticos. ¿Ven un incremento de pagos con tarjeta respecto de lo que ocurría antes de que el tipo de cambio para turistas sea similar al MEP?

Hasta hace poco tiempo, cuando los turistas venían a Argentina los veíamos con mochilas sacando fajos y fajos de dinero. Pero desde la implementación del dólar tarjeta para turista, hace aproximadamente un año, eso cambió mucho. Sobre todo en momentos donde la brecha del tipo de cambio oficial versus los dólares financieros era alrededor del 100% había un incentivo para los extranjeros a operar todo en efectivo en Argentina. Pero hoy eso ha dejó de ocurrir bastante porque hoy tiene un tipo de cambio competitivo, cercano al dólar MEP, que hace que la diferencia con el tipo de cambio paralelo sea muy pequeña. Y en pos de la comodidad, la seguridad, de no tener que andar cargando fajos de billetes y no tener que estar cambiando, la mayoría de los turistas han ido pasando de vuelta las tarjetas.

El tipo de cambio que reciben suele ser algo más bajo que el precio del MEP. ¿Cómo se calcula y de qué depende esa cotización?

Aproximadamente está un 5% por debajo de la cotización del MEP. Sin entrar en detalles financieros, la fórmula de cálculo surge de cómo resulte cuando el adquiriente recibe el monto de la transacción y tiene que pagarla al comercio. En ese momento el adquiriente tiene que acceder al mercado financiero, comprar bonos soberanos argentinos, luego venderlos al momento de hacer la liquidación y dependiendo de cómo resulte ese spread que se genera, es el tipo de cambio final que se termina generando. Es un poquito complejo para explicarlo masivamente, pero así es como se calcula. En ese spread es que queda apenas por debajo del MEP, pero es una operatoria muy similar a como se accede al dólar MEP.

El BCRA oficializó que la nueva tasa aplicable a operaciones con crédito subía a 140,8%, lo que significa que puede aplicarse una tasa máxima de casi 176% a refinanciaciones de saldos impagos. ¿Qué efecto tendrá esta medida?

Creo que es una pregunta más para bancos o emisores. Pero conociendo la industria después de tantos años, creo que el consumidor argentino se ha ido profesionalizando, es extremadamente racional y va conociendo las tasas y dónde conviene operar con un medio de pago y dónde conviene operar con otro. Esa racionalidad que ha desarrollado el argentino se aplica también a acceder a los descuentos y a las mejores condiciones de pago siempre. Hoy ese 176% de tasa sigue siendo una tasa real negativa con lo cual sigue conviniendo utilizar la financiación de la tarjeta de crédito. De hecho cuando uno analiza el crédito en Argentina y ve las diferentes opciones de crédito al consumo que hay, la tarjeta de crédito es la opción más elegida y eso no ha cambiado. Cada vez se sostiene más porque justamente las otras opciones de crédito han ido retrocediendo mientras la tarjeta de crédito ha ido creciendo.

Además, creo que el hecho de transparentar algunos costos y eliminar algunas restricciones va a hacer que los emisores recuperen algo de rentabilidad que habían perdido en estos productos y eso genere mayor incentivo a emitir más de lo que venían emitiendo en el pasado. Y mientras esa tasa siga siendo negativa respecto a la inflación real, quien haga una cuenta se va a dar cuenta que le sigue conviniendo financiar con tarjeta de crédito.

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¿Qué expectativas tenés en términos de desregulación de un mercado híper-regulado a partir del cambio de gestión?

Creo que hay que tener un poco de cautela todavía, la realidad es que tanto el DNU como el proyecto de ley, todavía ninguno ha sido confirmado, con lo cual, por ahora tenemos indicios de lo que el gobierno pretende hacer, pero nada está firme todavía.

¿Qué efecto tendrían las medidas que impulsa el Gobierno de Milei en caso de quedar firmes?

En caso de que finalmente se terminen confirmando todas o algunas de estas medidas, nosotros desde Mastercard vemos que la mayor competencia genera efectos positivos para el ecosistema y la sociedad en general. Con lo cual, cualquier iniciativa que apunte a generar mayores niveles de competencia y traiga nuevos jugadores, y eso genere más opciones en el mercado, más tecnología, más innovación… Está comprobado en muchos mercados y en todas partes del mundo que eso genera mayor adopción de medios de pago, mejores condiciones para que en la misma competencia se generen ofertas, mejores precios, más opciones, nuevas tecnologías y demás. Y eso irá haciendo que cada vez más las personas tengan más opciones para elegir y cada una pueda elegir con la cual se sienta más cómodo operando. Entonces en ese sentido lo vemos positivo, pero bueno, somos cautos y obviamente hay que esperar a que esto se confirme.

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De todas maneras, la mayoría de estas regulaciones no nos afectan a nosotros directamente, sino que afectan principalmente a nuestros partners. Afectan a los emisores, a los adquirentes, en algún caso pueden afectar a los comercios, a las personas y demás, pero no a nosotros de manera directa. Lo que vemos es que generan condiciones en la industria de mayor competitividad y eso a priori lo vemos con buenos ojos.

¿Cuáles son hoy las principales barreras para que el sector termine de explotar su potencial?

Es difícil hablar de un factor. Yo creo que lo que más limita al sector es la falta de previsibilidad a nivel general y no alguna norma en particular. Nuestra industria requiere grandes inversiones en tecnología y se mueve mucho por escala. Hay hardware que es importado, los plásticos de las tarjetas son importados, los chips que se usan son importados, entonces, teniendo en cuenta esa complejidad y esa relación con el dólar, creo que la falta de previsibilidad es un freno a que las compañías decidan invertir a largo plazo y eso obviamente genera que todo el mundo piense dos o tres veces antes de tomar la decisión de invertir. Entonces creo que más allá de alguna norma en particular, creo que la falta de previsibilidad es un freno grande para la industria. Creo que con mayor estabilidad macroeconómica y mayor previsibilidad jurídica tendríamos más jugadores en el mercado invirtiendo y desarrollando más rápido la industria de medio de pago.

Y por el lado de los usuarios, ¿cuáles son hoy las principales demandas? ¿El foco está en la seguridad, en la inmediatez?

Sí, definitivamente seguridad, inmediatez y experiencia, que la experiencia sea cada vez más ágil, más transparente. Esas definitivamente son cosas que un usuario muy racional, como te decía que tenemos en Argentina, valoran. Y hoy el consumidor argentino no se casa con ninguna solución, evalúa las opciones disponibles y elige la que mejor completa sus requerimientos. Cuando miramos a nivel global, quizás alguna tendencia que en Argentina recién está empezando a ocurrir, pero que va a ir creciendo, el canal de pagos que más ha crecido en el mundo son los pagos sin contacto desde el celular.

Aquí en Argentina han crecido mucho los pagos sin contacto principalmente de las tarjetas y desde el celular han crecido principalmente hasta ahora con QR. Pero cuando vemos en el mundo, la realidad es que el QR en muy pocos lugares del mundo ha sido el canal mayoritariamente elegido y sí lo ha sido los pagos sin contactos del celular. La gente lo que quiere es pagar del celular, no es que quiere pagar en un QR, quiere pagar con el celular, quiere salir sin billetera, sobre todo la población más joven y hay tecnologías disponibles en el mercado. En Argentina ya operan las billeteras de Apple y de Google. Uno hoy puede pagar apoyando el celular en la terminal de pago y todavía no está tan masificada esa tecnología, pero creo que 2024 va a ser el año en que definitivamente despegue.