Buenos Aires — Las políticas de shock que implementó Javier Milei para recuperar a la economía argentina de décadas de estancamiento encendieron una llama de ilusión entre empresarios. Es que si bien estas correcciones a los desequilibrios heredados indujeron al país a la octava recesión en 30 años, ejecutivos de distintas compañías vienen señalando su apoyo a las necesarias medidas de ajuste que viene adoptando Argentina desde la llegada del líder libertario a la Casa Rosada.
Uno de estos empresarios que se encuentra “cada vez más y más optimista” con el futuro del país es Eduardo Bastitta, cofundador de Plaza Logística y CEO de +Colonia. En una entrevista con Bloomberg Línea, el ejecutivo que forma parte del Consejo de Asesores del presidente Milei reconoció que “desde principio de año, muchas familias argentinas están sufriendo”, pero recordó que eso fue “consecuencia de años de políticas nefastas para el país”. En esa línea, subrayó que “hacer las cosas bien y corregir todo ese bagaje de malas políticas toma tiempo”
El empresario también identificó al peso como un “cáncer” que “hizo metástasis” y “trajo inestabilidad a toda la economía”, y resaltó la necesidad de un cambio monetario: “Lo importante es ir desde un sistema que definitivamente no funciona a un sistema que funciona, cualquiera sea”.
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La siguiente entrevista ha sido editada con motivos de extensión y claridad.
En julio el Gobierno oficializó a los integrantes de un Consejo de Asesores del presidente Javier Milei del que formas parte. ¿Cómo te llegó esa propuesta?
De alguna manera muchos de nosotros, si no todos, ya veníamos cumpliendo con este rol de forma informal desde antes de la llegada de Milei a la Presidencia. Así que esto fue como una especie de formalización de algo que de hecho ya ocurría. Nosotros veníamos conversando, ayudando, asesorando en lo que nos compete bastante antes incluso de su llegada a la Presidencia. Así que esto fue una forma de formalizar aquello. Pero no deja de ser un consejo con un tinte informal, como suele ser en los distintos países del mundo y esto tiene que ver también con la libertad que tenemos en el consejo que nos permite sin ningún interés personal poder ayudar, acompañar o asesorar en lo que nosotros podemos.
¿Cómo es el trabajo que realiza el Consejo? ¿Se reúnen periódicamente? ¿Pasan propuestas o la idea es que sean fuente de consulta sobre temas de su expertise?
Ambas. Los primeros meses estuvimos trabajando en la institucionalización del Consejo. Hicimos un poco de investigación de cómo funcionan este tipo de consejos en todo el mundo, porque la mayoría de los países lo tienen. Funciona con algunas diferencias, algunas similitudes, y también pudimos aprovechar un poco para entender las experiencias positivas y negativas de otros consejos en el mundo. Y de a poco vamos seleccionando iniciativas.
¿Cómo las seleccionan?
Algunas surgen directamente del Consejo, otras se nos plantean para que nosotros demos nuestra opinión o investiguemos. Estamos trabajando exclusivamente sobre iniciativas de muy largo plazo, todo bajo la coordinación y liderazgo de Demian Reidel. Son varias las iniciativas que estamos que estamos analizando. En Argentina tenemos una gran cantidad de universidades, centros de investigación, think tanks, que han trabajado un montón de cuestiones y aspectos que hacen las decisiones de largo plazo. Lo que yo creo que tiene sentido desde el rol del Consejo es empezar a bajarlas un poco más a tierra.
¿Cómo se logra eso?
Yo siempre pongo como ejemplo el tercer punto del Pacto de Mayo. Hubo un consenso importante entre gobernadores, Presidencia y distintos miembros del poder político que consensuaron que la Argentina debiera volver a tener un tamaño del Estado, un gasto público, que no supere los 25 puntos del PBI en sus tres niveles de gobierno. Bueno, es un objetivo muy amplio y lo que nosotros nos proponemos es a bajarlo un poquito más a tierra. Esos 25 puntos de gasto público, quién los recauda, cómo los recauda, con qué impuestos. Ir tratando de bajar a tierra esos objetivos para saber hacia dónde estamos yendo como país.
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Es tratar de implementar las reformas estructurales que se vienen postergando en Argentina.
Totalmente. Cuando uno mira el larguísimo plazo, los consensos son más fáciles. La dificultad es que no son temas de urgencia, de agenda. Entonces ahí es donde el rol nuestro tiene que ver con esto, con poder agarrar esas cuestiones de muy largo plazo. El rol de Argentina en la inteligencia artificial es una temática que tomamos, que Demian está impulsando incluso desde tiempo antes de su rol en el Consejo y que es fundamental para la Argentina.
¿Por qué?
Se nos viene una revolución tan importante en cuanto a la transformación que va a generar este tema junto con otros que trae la tecnología, bueno, es entender qué rol va a tener la Argentina en esto.
¿Qué balance hacés de estos 11 primeros meses del gobierno de Milei?
Estoy cada vez más y más optimista. Ya era optimista desde antes que asuma el presidente. Lo que sí es que tengo una visión muy clara de lo difícil que es esta transición. Desde el principio de año, muchas familias argentinas en todos los estratos sociales están sufriendo las consecuencias de años de políticas nefastas para el país y hacer las cosas bien y corregir todo ese bagaje de malas políticas toma tiempo. Y cuando digo toma tiempo me refiero a que son periodos recesivos los que implican hacer las cosas bien y corregir estos desfasajes.
¿Lo peor quedó atrás?
Transcurrimos un periodo recesivo muy fuerte durante los primeros meses de este año que fue alivianándose. Y como decía el Presidente, a partir de ahora cada mes las noticias van a ser mejores, ya lo estamos empezando a ver en estos últimos días. Así que bueno, ahora es aferrarse a esa esperanza, a ese optimismo de que cada vez vamos a estar un poco mejor. Aunque los tiempos nunca son los que uno quisiera, porque la ansiedad y las urgencias, sobre todo en materia de pobreza y de marginalidad en Argentina son enormes. Pero estamos en el camino correcto y lo vamos ratificando mes a mes.
¿Cuál es hoy la principal preocupación que ven los empresarios? ¿La apertura del cepo? ¿La sostenibilidad de las reformas?
Desde el lado fiscal se logró hacer algo inédito. El equipo de Luis Caputo, Santiago Bausili y todo su equipo de trabajo han logrado algo extraordinario, que es en muy pocos días lograr un shock fiscal que acomodó las cuentas públicas de la Argentina. Y con el correr de los meses va demostrando la sustentabilidad de este nuevo escenario fiscal inédito en tantos años en Argentina. Así que ahí tenemos como un gran logro que ya está mostrando sus efectos. Y desde el lado monetario se están aplicando medidas para estabilizar la economía, medidas que inevitablemente son duras, que generan un cierto grado de recesión, que postergan la capacidad de crecimiento de la economía, pero inevitables.
Yo digo que es como si tuviéramos un cáncer que hizo metástasis y estamos con quimioterapia. Entonces, mientras estamos con quimioterapia estamos generando por ahí ciertos dolores y dificultades, pero siempre yendo en el camino correcto. Así que, en parte de esas medidas que se están tomando, son las que todavía no nos permiten crecer al ritmo que quisiéramos crecer. Pero bueno, cada semana que pasa estamos un poco mejor.
En estos días el Gobierno celebró la baja del riesgo país. ¿Qué tan importante es hoy para las empresas argentinas que este índice comprima valores que permitan recuperar acceso a los mercados?
Lo más importante de la baja del riesgo país es que nos pone más cerca de terminar de resolver nuestros problemas monetarios, que incluyen al cepo, la inercia inflacionaria y otros elementos. Entonces, creo que lo más importante de la baja del riesgo país es instrumental. Después, obviamente, repercute sobre la capacidad de recibir inversiones de la economía, pero la realidad es que la mayoría de las inversiones que nosotros vamos a generar en la economía nuestra vienen dadas por los agentes económicos que hoy están en la Argentina, atomizados y minoristas. Es decir, lo que nos va a sacar adelante es la ferretería de Lanús y el fletero de Merlo, no las inversiones más masivas de las compañías más grandes, que obviamente también suman. Pero en términos relativos es más importante que la inversión llegue capilarmente a toda la economía.
Este año fueron cediendo las expectativas de dolarización para dar lugar a la competencia de monedas. ¿Qué efecto puede tener esa competencia de monedas en una economía como la argentina?
Cuando hablamos de dolarización podemos estar hablando de 20 cosas diferentes. Cuando pensamos en la dolarización como shock monetario para salir de la situación que genera el peso, una moneda que la población no quiere aceptar, que acarrea una inercia inflacionaria y una inestabilidad… Cualquiera sea ese shock monetario, sea dolarización o similar, requiere de un montón de otros elementos que hoy se están acercando de alguna manera a obtener, como es la capacidad de fondeo del país, para poder hacerlo bien y sin riesgo. Entonces, yo digo que si el cáncer es el peso, lo que nos trajo inestabilidad en la economía por haber abusado de él durante tanto tiempo, y ese cáncer generó metástasis en toda la economía, nosotros estamos llevando adelante un proceso de quimioterapia. Lo que no quita que en algún momento podamos implementar una cirugía, que sería un shock monetario. Las puertas abiertas siempre están.
Se puede pensar en una dolarización hacia adelante.
A medida que vamos resolviendo esta enfermedad uno permanentemente se está cuestionando si es necesario o no aplicar cirugía y con esto me refiero a salir del problema que tenemos. Después, lo que uno pueda pensar de acá a 10 años que preferimos si competencia de monedas dolarización para mí hoy es irrelevante. Hoy lo importante es salir de la situación donde estamos, generar estabilidad, empezar a crecer vigorosamente al 7-8% anual y después uno puede elegir entre distintos regímenes monetarios, pero cuando no tengamos una moneda dañina. Es como haber superado el cáncer, no vamos a tener problema en optar por los distintos regímenes monetarios que queramos. Como Perú o Uruguay, que tienen un régimen bimonetario. Como Brasil, que está muy bien con el Real. Salvador, Panamá y Ecuador están dolarizados. Cualquiera funciona. Lo importante es ir desde un sistema que definitivamente no funciona a un sistema que funciona, cualquiera sea.
Mencionaste a Uruguay. Están en pleno desarrollo de +Colonia, un proyecto que pude duplicar la cantidad de población de esa ciudad uruguaya y que apunta a traer a empresas tecnológicas de primer nivel. ¿Crees que puede replicarse eso en Argentina? ¿Qué falta?
Sin duda. De hecho +Colonia, entre sus premisas, tiene su vínculo con Buenos Aires. Nosotros pensamos a +Colonia como una urbanización integrada con la Ciudad de Buenos Aires y partes de nuestros proyectos que tenemos previstos para los próximos años son proyectos combinados con la orilla de Buenos Aires. El concepto que de alguna manera inspira a +Colonia tiene que ver con crear una gran urbanización de distritos, pensados para las nuevas generaciones, para empresas del mundo de la economía del conocimiento, sectores como biotecnología, cripto, gaming, fintech. Y esto es absolutamente valido para cualquier gran ciudad en el mundo. Replica de alguna manera lo que pasaba hace muchos años cuando empresas como Quilmes, YPF, Techint o Arcor urbanizaban para sus empleados.
¿Qué ventaja comparativa ofrecía Uruguay?
Una de las grandes ventajas de Uruguay es el acceso al crédito hipotecario. Nosotros tenemos posibilidad de vender unidades que se pagan en 22 años, se financia hasta el 70% del valor de la unidad y con tasas de interés muy convenientes en dólares. Esto es lo que trae la estabilidad cambiaria, la seguridad jurídica. Uruguay hoy tiene algunas ventajas que todavía no tenemos en Argentina, pero si seguimos por el buen camino creo que las vamos a tener en no muchos años.
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