Buenos Aires — Osvaldo Giordano y Franco Mogetta son dos funcionarios del actual gobierno de Córdoba que desde el 10 de diciembre asumirán responsabilidades en el gobierno de Javier Milei. Estarán al frente de la ANSeS y del Ministerio de Transporte respectivamente. A esos dos nombres se le sumó este miércoles el de Daniel Tillard, quien fue oficializado a frente del Banco Nación.
De esta forma, el peronismo cordobés suma influencia en una administración a la que se le criticó su falta de experiencia en la función pública. Actualmente, Giordano es el ministro de Finanzas de Córdoba mientras que Mogetta está a cargo de la cartera de Transporte. Tillard, en tanto, presidió el Banco de Córdoba.
No son roles menores. Por caso, la ANSeS concentró asignaciones de crédito que equivalen al 40,7% en el Presupuesto 2023. Y administra, a su vez, el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, un fondo que invierte en títulos públicos y en acciones de empresas que a fines de enero de 2023 alcanzaba una valuación de más de US$56.434 millones al tipo de cambio oficial, según datos oficiales.
Mientras que la conducción de Transporte le permitiría a Córdoba incidir en una materia cuestionada por las provincias: los subsidios al transporte y la asimetría entre lo recibido por el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el resto de las jurisdicciones.
Estas designaciones fueron en simultáneo a las negociaciones que Milei mantiene con el expresidente Mauricio Macri que, pese al importante apoyo brindado en la campaña electoral, no logró imponer -por el momento- mayor participación en el gabinete.
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Peronismo cordobés
En Córdoba gobierna el peronismo desde hace veinticuatro años, alternando entre Juan Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. Un peronismo que hace diez años se enfrentaba con dureza con el kirchnerismo por un conflicto con la policía en una relación que desde entonces sería imposible de recomponer.
Schiaretti dejará el poder este domingo y lo sucederá Martín Llaryora, del mismo color político. Antes de concluir su gestión provincial, Schiaretti se coló en la disputa presidencial y acompañado por Florencio Randazzo en la fórmula alcanzó el 7% de los votos en las elecciones generales, duplicando su desempeño en las PASO.
Córdoba, el segundo distrito más poblado del país (3.840.905 habitantes) y el segundo en electores (8,66%), fue a su vez uno de los resortes que llevó a Milei a la presidencia. Fue el candidato más votado en esa provincia en las PASO, en las generales y en el balotaje. En el balotaje, el triunfo de Milei sobre Massa fue 74% - 26%.
Ubicada en el centro del país, desde esta provincia surgen el 12,7% de las exportaciones argentinas. La matriz productiva está concentrada en el sector automotriz (se fabrica aquí el 30% de la producción automotriz nacional), sumado también la agroindustrial, integrando una porción de Córdoba la zona núcleo del país.
Desde el 10 de diciembre, este espacio estará representado en el Congreso con una senadora y cinco diputados.
¿Qué implica el acercamiento de funcionarios de Schiaretti a Milei?
El politólogo Federico Zapata, autor del libro “Los muchachos cordobeses”, que analiza los veinticuatro años de gestión de Juan Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, sostiene que estos desembarcos no se explican desde “un acuerdo de cúpulas”, sino que se trata de relaciones preexistentes y “que han desembocado en el caso de algunos funcionarios de Córdoba”.
Lo ejemplifica en el caso de Giordano, “que en Córdoba se lo conoce como un libre pensador, no es alguien del dispositivo político del peronismo cordobés, viene de la fundación Mediterránea con un rol técnico destacado”.
El politólogo Patricio Talavera es más escéptico y afirma que “es difícil creer que esto se trate de negociaciones bilaterales”, considerando la jerarquía de las áreas en cuestión. Sí sostiene que puede tratarse de un hecho de mala praxis política: “(Schiaretti) es un aliado político pero no sé si cinco bancas valgan esos roles tan estratégicos”. “Es una extensión de la campaña del balotaje, donde está claro que la postura de Schiaretti benefició a Milei”, dijo.
Zapata sí argumenta que “el peronismo de Córdoba entiende que se abre una etapa nueva en la cual el grueso del electorado acompañó la candidatura de Milei y no le van entregar esa relación”. En ese sentido, imagina que el aporte de este espacio no será el de cogobernar pero sí el de construir un peronismo moderno con capacidad de diálogo en ambas cámaras, con algunos soportes que contribuyan a la gobernabilidad”.
Para el sociólogo y analista político Néstor Leone, esto explica un cambio de estrategia del “cordobesismo”, que durante este tiempo “fue muy eficaz puertas adentro”, en el que logró “alambrar la provincia durante más de dos décadas y construyó una maquinaria política invulnerable, más allá de la lógica nacional”.
El cambio de estrategia puede estar asociado “a dejar de lado esas características de partido cuasi-provincial, que conlleva una idea-fuerza y una serie de riesgos”. La idea-fuerza se vincula a “mostrar un modelo posible de gestión, como un conservadurismo de masas exitoso”. Mientras que en los riesgos, aparece por primera vez la posibilidad “que le lleguen esquirlas de una gestión nacional maltrecha, si Milei no puede construir un orden sustentable o si se agudiza la crisis productiva”, dijo Leone.