Buenos Aires — Visitar la Argentina en Semana Santa puede resultar una experiencia por demás atractiva. A la siempre diversa oferta turística, cultural y gastronómica que presenta el país se le sumó en los últimos años un tipo de cambio muy favorable, producto de la persistente devaluación del peso argentino. Pero para aprovechar al máximo cada dólar es preciso entender cuál es la forma de pago más conveniente y conocer algunas particularidades del mercado argentino.
En la actualidad, por efecto del cepo cambiario, existen en el país no menos de una docena de cotizaciones distintas para el dólar estadounidense. Eso hace que para los turistas extranjeros no resulte nada sencillo entender cómo conviene pagar en Argentina.
Para evitar que los dólares de los turistas extranjeros que llegan al país alimenten el mercado informal, el Gobierno argentino implementó a fin del año pasado un mecanismo mediante el cual se les reconocía el valor del dólar MEP en lugar del tipo de cambio oficial cuando hicieran pagos con tarjetas.
Gastos con tarjeta
Hasta ese momento, para los turistas pagar con plástico era un pésimo negocio. Es que dado el nivel de brecha cambiaria, que el año pasado se ubicó en promedio en torno al 90%, recibían en el mercado informal casi el doble de pesos que los que se le reconocían abonando con tarjetas.
Pero tras la implementación de este nuevo mecanismo a mediados de diciembre -luego de que VISA y Mastercard se adecuaran a la medida- la situación se invirtió y hoy es más conveniente utilizar tarjeta para gastos en el país que acudir al efectivo.
La entrada de divisas al mercado oficial por parte de turistas no residentes, de hecho, se disparó 282% entre septiembre de 2022 y enero de este año. “En enero de 2023 los ingresos fueron de US$164 millones, un 282% superiores a los US$43 millones de septiembre de 2022″, reconoció en las últimas horas el Gobierno a través de un Informe de Gestión presentado por el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, en el Congreso de la Nación.
“Esto se debe, por un lado, a la recuperación que está teniendo lugar en las llegadas de turistas internacionales al país, que ya se encuentra en un 80% de los niveles previos a la pandemia (valores en línea con la recuperación regional). Por otro lado, el impacto de la medida puede verse en un aumento del gasto de los turistas que visitan el país en términos relativos: en septiembre de 2022 ingresaron US$110 por cada turista, mientras que en enero 2023 lo hicieron US$242″, detalló el trabajo.
Este fuerte incremento de los gastos que realizan los turistas con tarjeta refleja con suma nitidez que pagar con efectivo dejó de ser la opción más conveniente para quienes llegan a la Argentina. Hoy el dólar MEP -el tipo de cambio al que acceden los turistas cuando pagan consumos en el país con tarjeta- se ubica en niveles cercanos a los $390, prácticamente en línea con la cotización del dólar blue, a la que accederían los turistas si quisieran cambiar sus divisas en el mercado informal.
A ello debe sumarse que, al pagar con tarjeta, el turista evita tener que acudir a un mercado ilegal, con los riesgos que ello conlleva, además de no tener que cargar con tantos billetes. Es que el billete de mayor denominación en Argentina -el de $1.000- hoy equivale a unos US$2,5, lo que implica que si se cambian US$100 se recibirán no menos de 38 billetes.
Qué es el dólar cara chica y cómo usarlo en Semana Santa
En otros países puede resultar curioso, pero en Argentina no todos los dólares valen lo mismo, aunque ese debería ser el caso. Los billetes más viejos, impresos hasta 1996, rara vez son aceptados en transacciones y en el mercado informal pueden tomarse por un precio hasta 1% inferior al valor original. Son los billetes a los que en Argentina se denomina como “dólar cara chica”, por el tamaño de los rostros de los próceres que llevan impresos.
No solo por los “dólares cara chica” se paga menos en el mercado informal. También por las denominaciones más bajas que las de US$100.
Identificar a un “dólar cara chica” en contraposición a los “dólares cara grande” resulta bastante sencillo. El tamaño de los rostros de los próceres estadounidenses es considerablemente más grande en aquellos billetes impresos por la Reserva Federal (Fed) desde 1996 en adelante.
Según comentan quienes conocen cómo funciona el mercado informal de dólares en Argentina, la “caída en desgracia” de los dólares cara chica está vinculada a que las nuevas versiones cuentan con medidas de seguridad adicionales que los hacen más difíciles de falsificar.
Sin embargo, hay quienes también recuerdan que detrás de esta diferenciación hay también una suerte de mito que se fue propagando.
Hacia 2013 y 2014, comentan en el sector, muchos de esos dólares pasaban por la frontera hacia Bolivia y Paraguay, en donde eran sellados para verificar su autenticidad. A diferencia de lo que ocurre en Argentina, donde se usa un fibrón, esas marcas de sellos quedaban después impregnadas en el billete.
Esa preferencia por las nuevas versiones de la divisa estadounidense, que se multiplicaron especialmente en los últimos años, y no tienen esas marcas, sería otro de los factores que habrían forjado la diferenciación.