Cepo, reservas y capacidad de pago fueron el foco del viaje del BofA a Buenos Aires

Analistas del Bank of America se reunieron este mes con empresas, funcionarios, economistas, analistas políticos en Argentina y se volvieron a Nueva York con una mirada “marginalmente más constructiva”

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Buenos Aires — El Bank of America (BofA) realizó una serie de reuniones en Buenos Aires durante la primera semana de octubre, centrando su atención en el cepo cambiario del Gobierno de Javier Milei, en las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA), la capacidad de pago del país y las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

“El enfoque principal de nuestras reuniones fue la política cambiaria, las reservas de divisas, la capacidad de pago y el acuerdo con el FMI, señaló el informe del BofA, al que tuvo acceso Bloomberg Línea. “Regresamos marginalmente más constructivos gracias a la amnistía fiscal y la mejora en el financiamiento corporativo”, agregaron los analistas.

Durante su visita, el BofA se reunió con funcionarios del gobierno, analistas económicos y políticos, así como con ejecutivos de empresas clave. En el informe, destacaron que “la amnistía fiscal [blanqueo] superó las expectativas, con US$12.000 millones en nuevos depósitos en divisas”, lo que ha brindado un respaldo importante al financiamiento corporativo.

El viaje del BofA a la Argentina se dio dos semanas antes de que el ministro de Economía, Luis Caputo, dijera en el Coloquio de IDEA que los controles cambiarios y de capital en Argentina no representan un problema, ya que mantenerlos solo mejorará las condiciones macroeconómicas cuando el país eventualmente decida eliminarlos.

Caputo destacó que países como Chile y Corea del Sur lograron un fuerte crecimiento económico mientras mantenían estos controles, y advirtió que eliminarlos prematuramente sería un riesgo innecesario. Sin embargo, las reservas y los controles de capital fueron el enfoque principal del viaje del BofA.

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Mejoras en el financiamiento corporativo

Las empresas argentinas, en particular las del sector energético y bancario, han podido emitir bonos a tasas relativamente bajas, que oscilan entre el 5,75% y el 9%, y acceder a préstamos en dólares. Esto ha sido facilitado, en parte, por la disponibilidad de dólares provenientes de la amnistía fiscal.

“Los flujos de capital están amortiguando el impacto de un tipo de cambio más fuerte sobre las reservas internacionales”, señala el informe, lo que reduce la probabilidad de una devaluación significativa en el corto plazo.

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El FMI y el tipo de cambio

En cuanto a las negociaciones con el FMI, el BofA observó que, si bien el gobierno argentino está reanudando de manera gradual las conversaciones, los actores locales muestran cierta incertidumbre sobre la posibilidad de alcanzar un nuevo acuerdo. “La sobrevaloración del tipo de cambio es vista como la principal brecha”, indicaron los analistas. No obstante, algunos creen que existe una ventana de oportunidad para levantar los controles de capital de manera más agresiva hacia finales de año, con el objetivo de pasar a un tipo de cambio flotante y asegurar un acuerdo con el FMI.

El informe también menciona que la mayoría de los economistas locales anticipan un levantamiento gradual de los controles de capital debido al bajo nivel de reservas netas del Banco Central, que actualmente se encuentran en terreno negativo, con un déficit de aproximadamente US$5.000 millones.

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Credibilidad fiscal y voluntad de pago

Un aspecto que generó consenso entre los economistas locales consultados por el BofA es la credibilidad fiscal que el presidente Javier Milei ha logrado construir. “La mayoría de los locales creen que la voluntad de pago de la deuda es alta y que el gobierno tomará medidas adicionales si es necesario para cumplir con sus obligaciones”, señaló el informe. En este sentido, la reducción de los costos energéticos se considera un factor clave que contribuirá a mejorar la capacidad de pago del país.

Además, se mencionó que la economía argentina muestra signos incipientes de recuperación, con una mayor demanda de préstamos y rendimientos reales más altos en los bonos del gobierno, impulsados por una mayor demanda de crédito y una liquidez más restringida.

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Inflación y tipo de cambio

El BofA también subrayó que, aunque la inflación ha disminuido, aún no está claro si logrará converger al objetivo del 2% mensual en el corto plazo. Esto se debe a factores como el crecimiento del crédito y la recuperación de los salarios. “Los locales ven al gobierno tratando de evitar una devaluación”, manteniendo el deslizamiento del tipo de cambio controlado en torno al 2%, siempre y cuando logre obtener los dólares necesarios para pagar la deuda, ya sea a través de repos o la amnistía fiscal.

Estrategia de bonos: Mantener sobreponderado

El BofA mantuvo su recomendación de sobreponderar los bonos externos de Argentina, respaldada por la estabilidad del plan de estabilización económica del gobierno, su compromiso con el equilibrio fiscal y la voluntad de pago de la deuda externa. “Los bonos han subido significativamente en lo que va del año, pero aún no reflejan completamente las expectativas de que el gobierno evitará otra reestructuración de la deuda en 2026 o más adelante”, señalaron.

A pesar del optimismo, el informe advierte sobre algunos riesgos, como la apreciación del tipo de cambio real, el bajo nivel de reservas internacionales, la aprobación de leyes que podrían debilitar el equilibrio fiscal, y la gobernabilidad en el Congreso, especialmente a medida que se acercan las elecciones legislativas de 2025.

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Popularidad de Milei en la mira

El BofA también dedicó parte de su análisis a la situación política de Argentina, señalando que la popularidad del presidente Javier Milei sigue siendo relativamente alta, aunque ha comenzado a mostrar signos de desgaste debido a la recesión y los ajustes en las tarifas. “La inflación sigue siendo el principal objetivo de Milei, pero la preocupación por la actividad económica está ganando terreno”, indicaron los analistas.

Por otro lado, el informe destacó el resurgimiento de la figura de Cristina Kirchner, especialmente en la Provincia de Buenos Aires, y las tensiones que han surgido entre Milei y Mauricio Macri, en particular de cara a las elecciones de medio término que se celebrarán el próximo año.

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Energía, un sector positivo

En contraste con los desafíos macroeconómicos y políticos, el sector energético sigue siendo uno de los puntos más positivos para Argentina. “El balance comercial energético ha mejorado en US$4.000 a US$5.000 millones por año”, gracias a un aumento en las exportaciones de petróleo y una reducción en las importaciones de gas natural licuado (GNL) y diésel. Además, las empresas del sector proyectan que la producción de petróleo podría duplicarse en los próximos seis o siete años, en gran parte debido a la productividad de Vaca Muerta y la expansión de los gasoductos.

El informe también mencionó el potencial de los proyectos mineros, en particular los relacionados con el cobre, aunque destacó que los plazos para su desarrollo aún no están claros. “Los proyectos de plantas de GNL parecen avanzar lentamente”, indicaron los analistas.

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Recomendación de bonos y riesgos

A pesar del rally significativo que han tenido los bonos argentinos este año, el BofA considera que aún existe espacio para que sigan subiendo, siempre y cuando el gobierno mantenga su compromiso con las reformas económicas y el equilibrio fiscal. Sin embargo, el informe advirtió sobre varios riesgos, incluyendo la apreciación del tipo de cambio, las bajas reservas internacionales y las protestas sociales.

“Los riesgos al alza incluyen reformas en los regímenes de control de capital y tipo de cambio, aumentos en las reservas internacionales y pagos de los próximos vencimientos de bonos”, concluyó el informe.

En resumen, el viaje del Bank of America a Buenos Aires dejó una visión ligeramente más optimista sobre la capacidad del país para enfrentar sus desafíos financieros, pero también resaltó la necesidad de reformas estructurales para asegurar un crecimiento sostenible y evitar una nueva reestructuración de la deuda en los próximos años.