Bloomberg — Un fallo de un tribunal superior ha hecho retroceder la angustiosa adquisición por Bunge Global SA de Vicentín SAIC, otrora la joya de la corona de la enorme industria argentina de procesamiento de soja.
Cinco de los seis jueces de la Corte Suprema de la provincia de Santa Fe -donde la empresa familiar Vicentín solicitó la protección por quiebra hace casi cinco años tras un impago de 1.500 millones de dólares- fallaron el martes a favor de la demanda de un acreedor hostil.
Los jueces ahora necesitan más tiempo para analizar la hipótesis de la queja: que la decisión de un tribunal inferior de dar luz verde a un acuerdo negociado por Vicentín con la mayoría de sus acreedores para una reestructuración severa era inconstitucional. Ese acuerdo incluye una adquisición dirigida por Bunge Global y Viterra Inc.
En caso de que el tribunal acabe dando la razón a los acreedores hostiles, liderados por una unidad de la empresa de corretaje Grassi, es probable que la protección por quiebra se abra de par en par a un proceso denominado “cramdown”, en el que podrían presentarse propuestas competidoras.
Este hecho supone un duro golpe para Bunge, que está ultimando la adquisición global de Viterra, respaldada por Glencore. Si los jueces hubieran desestimado la demanda, el plan de rescate que negoció con Vicentín habría quedado prácticamente sellado, con lo que el bizantino caso habría llegado a su fin.
Una portavoz de Bunge no respondió a una solicitud de comentarios enviada por correo electrónico.
El caso tiene gran importancia para el comercio mundial de soja. Argentina es el mayor proveedor de harina y aceite procesados, y está en juego la participación de Vicentín en Renova SA, su empresa con Viterra, que gestiona una de las mayores plantas trituradoras del mundo. Bunge-Viterra ya poseen una gran parte de la capacidad mundial de trituración de soja.
Un portavoz de Vicentín declaró que la decisión del tribunal de admitir a trámite la demanda causará retrasos innecesarios en la resolución del futuro de la empresa y que la fusión no es en absoluto una certeza. Vicentín afirmó en un comunicado que haría todo lo posible por mantenerse a flote hasta que, según espera, pueda completar el traspaso al grupo Bunge-Viterra.
El grupo de acreedores hostiles, que está planeando una oferta por Vicentín si el caso procede al cramdown, dijo en un comunicado que la sentencia “es un paso crucial para evitar la validación de un acuerdo ilegal”.