Buenos Aires — La devaluación del tipo de cambio oficial convalidada por el Gobierno argentino tras las elecciones PASO y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no mejoraron las perspectivas de los bancos internacionales sobre el devenir del peso para los próximos meses.
El Bank of America, uno de los principales bancos de Wall Street, se define bearish (bajista) respecto de la Argentina. Es que según argumentan, “las reservas netas de divisas (del Banco Central) siguen en terreno negativo y la brecha paralela se amplió a pesar de la reciente devaluación”.
Ante ese panorama, el banco proyecta al dólar oficial a $615 a finales de 2023, lo que implicaría una devaluación adicional del 43% que se sumaría al 18% convalidado el 14 de agosto, que llevó al oficial a $350. El ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria, Sergio Massa, dijo que no habrá movimientos en esa variable hasta finales de octubre. Las elecciones generales son el 22 de ese mes.
Sin embargo, Massa aseguró que al disponer una devaluación apenas por debajo del 20%, el FMI exigía una corrección aún mayor. Eso, sumado al nivel de reservas y al hecho de que la brecha cambiaria permanece por encima del 100%, llevó a los analistas del mercado a señalar que habrá una devaluación mayor hacia finales de este año.
Aún más lejos fueron los analistas del BBVA, que el 31 de agosto último actualizaron sus proyecciones y estimaron que al último trimestre de este año el dólar oficial alcanzará los $650. Dicha proyección implica que el peso debería devaluarse un 46% más antes de que termine el 2023.
Otros bancos, en cambio, se habían mostrado más conservadores en su proyección. El 25 de agosto pasado, los analistas de Wells Fargo indicaron que esperaban que el tipo de cambio oficial alcanzara los $485 en el último trimestre, mientras que apenas tres días antes, en Standard Chartered proyectaban que llegaría a los $490.