Buenos Aires — La inversión extranjera directa se desplomó en Argentina desde el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se instalaron controles de capital en el país por primera vez en dos décadas. Ese deterioro se profundizó más aun durante el Gobierno de Alberto Fernández, a raíz del cepo cambiario y la falta de reservas internacionales en el Banco Central (BCRA).
Excluyendo operaciones de deuda tomada por empresas con sus casas matrices, principalmente para sostener sus transacciones de comercio exterior, Argentina recibió durante el Gobierno de Alberto Fernández (2020-2023) inversión extranjera directa (IED) por US$25.527 millones.
Se trata de una cifra 25% inferior a la que se acumuló durante la gestión de Mauricio Macri (2016-2019), y 33% menor a lo que ingresó al país en el segundo mandato de Fernández de Kirchner. (2011-2015).
De acuerdo a la visión del jefe de research de Romano Group, Salvador Vitelli, quien elaboró un informe al respecto a pedido de Bloomberg Línea, resulta oportuno excluir la deuda con casas matrices de la cuenta final de IED, ya que los controles de capital obligaron a las compañías a realizarlas, sobre todo desde que se volvió a instalar el cepo en el 2019.
Desde ese año, y a diferencia de cuando se instauró el primer cepo cambiario de Fernández de Kirchner (2011), comenzó espiralizarse en el país una crisis económica marcada por un fuerte deterioro en las reservas internacionales netas del BCRA. El saldo de divisas a disposición de la autoridad monetaria cerró el Gobierno de Alberto Fernández en un rojo superior a los US$11.000 millones.
Con las empresas imposibilitadas de acceder a los dólares que precisaban para realizar sus operaciones de comercio exterior, en los últimos años, muchas acudieron a sus casas matrices y se endeudaron. Solo entre 2022 y 2023, el monto total de estas operaciones fue de US$22.628 millones, según Romano Group.
“Es análogo a pensarlo a la deuda de importadores que tienen con sus casas matrices, aumentaron de manera interanual un 57%”, comentó Vitelli, y agregó: “En definitiva es una inversión directa pero que está destinada a ser transitoria en la medida que se levanten controles de capitales y vuelva a normalizarse el comercio exterior”.
¿Qué esperar para las inversiones en 2024 y 2025?
Con el cepo cambiario aún vigente en 2024, pero ante el plan del Gobierno de Javier Milei de desarmarlo antes del 2025, comienzan a cambiar las perspectivas de Argentina para atraer capitales extranjeros.
Por el momento, las empresas que están en el país “van a seguir invirtiendo, o reinvirtiendo, en particular en todo lo que sea Vaca Muerta”, dijo a Bloomberg Línea el economista de EcoGo, Sebastián Menescaldi.
Además, podría llegar un flujo adicional de inversiones en 2025, en cuanto se apruebe el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), que puede generar un salto o la aparición de algún proyecto en particular, agregó el economista, apuntando concretamente a los sectores de la minería, el gas y el petróleo.
“Es un régimen que es excesivamente bondadoso para las inversiones externas y podría fomentarlo, y hay algunas que están rondando; sea en el litio, sea el cobre, están esperando si esto se activa para activar”, agregó.
No obstante, Menescaldi resaltó que “el gran flujo de inversiones no va a venir este año ... porque lo otro que necesitás es saber si se van a consolidar todas estas reformas, todo este proceso político, el cambio de régimen”.
Si las empresas extranjeras ven “que se aprueba el RIGI, pero el día de mañana vienen y te ponen otra cosa, que el proceso político no es sustentable o exitoso, probablemente no van a traer el dinero acá y no van a invertir”.