Bloomberg — Las elecciones generales del 2023 en Argentina probablemente traigan un giro hacia un Gobierno promercado, después de que el bloque oficialista se uniera para respaldar la precandidatura del actual ministro de Economía, el centrista Sergio Massa.
Los bonos soberanos con vencimiento en 2035 subieron el lunes alrededor de 1 centavo por dólar a 28,91 centavos, el nivel más alto desde febrero, tras el anuncio del viernes de que Massa representaría a la coalición peronista gobernante en las elecciones de octubre. La decisión fue una señal de que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que ha impulsado muchas de las medidas que han dejado al país en una situación financiera desesperada, está perdiendo poder.
Se consideraba que Kirchner respaldaba a un cercano aliado, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, quien se retiró en el último minuto para apoyar a Massa, que mantiene estrechos vínculos con funcionarios de la Administración Biden.
Según Mariel Fornoni, directora de la encuestadora Management and Fit en Buenos Aires, todas las opciones son muchos más promercado. Puntualiza que hoy el contexto es diferente, ya que Cristina está perdiendo poder.
El giro a la derecha en Argentina se produce cuando una marea izquierdista ha inundado América Latina en los últimos años. La creciente desigualdad y el descontento social durante la pandemia de covid empujaron a los votantes de Colombia, Chile, Perú y Brasil a elegir presidentes de izquierda. Los argentinos han perdido la confianza en su propio Gobierno populista después de que sus políticas profundizaran una crisis económica que comenzó en 2018.
En un giro de 180 grados, De Pedro terminó el viernes su candidatura antes del plazo del 24 de junio para los candidatos, justo un día después de anunciar su postulación, despejando gran parte del campo para que Massa sea el principal candidato peronista. Otro peronista, el izquierdista Juan Grabois, sigue en la carrera.
Con Massa como favorito para ganar las primarias del 13 de agosto, los candidatos favorables al mercado componen un campo fragmentado. La dura Patricia Bullrich y el centrista Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires, se enfrentan en sus propias primarias por la principal coalición proempresarial. El economista libertario Javier Milei también es un actor clave en la carrera de este año.
Para Juan Cruz Díaz, director general de la consultora política Cafeidas Group, si la oposición se polariza demasiado, deja un gran espacio abierto en el medio que, estratégicamente, el bloque peronista tratará de llenar, y una discusión moderada podría ser una buena noticia para el sector privado”.
Los candidatos tienen por delante una tarea casi imposible, con una inflación de tres dígitos superior al 114%, una recesión inminente y casi el 40% de la población por debajo del umbral de la pobreza. Además, Argentina no tiene dólares, está sumida en una sequía brutal y se enfrenta a plazos para realizar pagos al Fondo Monetario Internacional de un programa de US$44.000 millones.
Ministro y candidato
Sin duda, Massa, que dirige las negociaciones de Argentina con el FMI, no ha reavivado el optimismo de los inversores como responsable económico, y los bonos soberanos han cotizado por debajo de 30 centavos de dólar durante gran parte de sus 10 meses de mandato. Ha ampliado los controles de precios, endurecido las restricciones a la importación y aplicado tipos de cambio múltiples.
Con los reembolsos al FMI previstos para finales de junio, su equipo económico se apresura a lograr otro acuerdo a nivel de personal técnico. Como candidato y ministro, Massa puede tener más influencia para conseguir más adelantos de fondos del FMI cambiando la política monetaria en una dirección más sensata.
Según Héctor Torres, ex miembro del directorio del FMI que representó a Argentina, como candidato presidencial, Massa puede obtener un apoyo adicional de sus amigos en la Administración Biden y, por lo tanto, una mayor influencia en las negociaciones con el FMI.
Los inversores no deberían esperar que Massa dé un giro repentino hacia políticas más promercado, dice Martín Rapetti, director de la consultora Equilibra. Sin embargo, el cambio de la noche a la mañana de Massa de ministro cojo a favorito del peronismo no solo aumenta su influencia en las negociaciones con el FMI, sino también con los poderosos sindicatos, empresas y otros sectores económicos clave de Argentina.
Según Rapetti, no es lo mismo que cualquiera de estos actores negocie con un ministro que saben que en cuatro meses no tendrá ningún poder que con un ministro que podría convertirse en el próximo presidente. La capacidad de Massa para coordinar y negociar como ministro hoy se ha fortalecido significativamente, puntualiza.
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