Buenos Aires — El plan del Gobierno argentino para reactivar el consumo sumó ayer un nuevo capítulo. Tras los recortes de la tasa del programa Ahora 12 y de la tasa para la financiación de saldos impagos de tarjetas de crédito, el equipo económico del Gobierno anunció ayer una ampliación de los límites para financiar compras con tarjeta, una medida que apunta a sostener el consumo en la recta final rumbo a las elecciones PASO del próximo 13 de agosto.
Según adelantaron desde la cartera que encabeza Sergio Massa, los incrementos de estos márgenes -30% para compras en cuotas y 25% para un pago- permitirán que más de 20 millones de argentinos puedan comprar un 30% más. Sin embargo, esta ampliación del límite no es más que una actualización frente a una inflación que en los primeros cuatro meses del año ya acumula un avance del 32%.
Consumo, en caída
De acuerdo a un reciente informe de Focus Market y Scanntech, durante la primera semana de mayo la caída del consumo no hizo más que profundizarse. Luego de retroceder 16,6% en abril respecto al mismo período del año anterior, durante la primera semana del corriente mes se observó una contracción interanual del 21,6% en supermercados de hasta 500 m2. El acumulado del año, agrega el trabajo, deja una contracción del 8,2% en consumo respecto de 2022.
Según el citado informe, la situación es aún más preocupante en supermercados regionales, donde la merma alcanza el 27,2%.
En el Gobierno miran con atención esta caída. Es que una merma en el consumo podría reducir aún más las posibilidades del oficialismo en las urnas a mediados de agosto. En ese contexto es que se explica el anuncio oficializado ayer, que al igual que los anuncios previos no ataca el problema de raíz.
Para Damián Di Pace, director de Focus Group, en la Argentina la caída del consumo se debe a un problema de ingresos, pero el Gobierno insiste en combatirlo con subsidios de tasa o ampliación de límites. “Es cierto que el límite había quedado corto, pero el problema no era solo de crédito, sino más bien de ingresos. Porque la inflación genera que vayas perdiendo poder adquisitivo y por más que canceles las cuotas con tasa subsidiada, el problema es el ingreso futuro”., subrayó.
“Los datos oficiales de aumento de la canasta básica alimentaria de 121,4% interanual en abril son un reflejo del deterioro del poder adquisitivo de los argentinos”, añadió al respecto.
Efecto en mora e inflación
Para Di Pace, las medidas representan para el Gobierno “una forma de alimentar la esperanza de sostener el consumo en base a toma de deuda”, pero recuerda que aun así el consumo se está deteriorando. “Las ventas minoristas, de acuerdo a la CAME, cayeron 0,7% en el acumulado del año. Y cuando vas a consumo masivo hay una caída muy fuerte en la primera semana de mayo, de 21,6% en comercios de cercanía, autoservicios hasta 500 m2, almacenes y pequeñas despensas. Y también un deterioro en grandes superficies, aunque ahí es mucho menor porque la gente va a buscar Precios Justos”, ejemplificó.
Por su parte, Guillermo Barbero, director de First Capital Group, advierte que la decisión del Gobierno podría incluso generar efectos adversos a futuro. En primer lugar, recordó que hoy muchos comerciantes no quieren deshacerse de productos porque no conocen el costo de reposición, dada la aceleración de la inflación. “Si hay mucha demanda, eso puede hacer que muchos se tienten a subir los precios”, anticipó.
Consultado al respecto, Alejandro Giacoia, economista de Econviews, explicó: “Si tratas de aumentar el consumo y la oferta no te responde porque no hay dólares para producir, lo lógico va a ser que suban los precios”. Pero de todas maneras, indicó que imagina un impacto acotado ya que no cree que por esta medida empeore aún más las expectativas de inflación para los próximos meses.
A Barbero, no obstante, le preocupa más “la parte técnica”. Es que según expresó, “los límites de crédito no se definen aleatoriamente”, sino que “se determinan en función a variables como la posibilidad de pago, a los ingresos, los compromisos acumulados, o la historia crediticia”.
Para Barbero, esos límites se establecen en función de la capacidad de pago del deudor y no de las necesidades políticas. Por eso alertó que con este incremento se podría estar generando un problema a futuro: “Hasta hoy la mora no ha sido un problema precisamente por la prudencia de los deudores y acreedores en el uso de la herramienta. Pero ahora se han priorizado aspectos políticos, no técnicos”.
De acuerdo al último Informe sobre Bancos del Banco Central, correspondiente al mes de marzo, la irregularidad del crédito al sector privado se mantuvo en torno a 3,2% de la cartera total, reduciéndose 0,7 puntos porcentuales (p.p.) en términos interanuales.
Pero en dicho mes, el indicador de irregularidad de los préstamos a las familias aumentó 0,2 p.p. hasta 3,3%, aunque acumula una disminución interanual de 0,5 p.p. Dentro del segmento tarjetas de crédito, la morosidad en marzo se ubicó en 2,3%, 0,3 puntos porcentuales por debajo del mismo período del año anterior.