Buenos Aires — Esta semana el Gobierno argentino lanzará la licitación para la primera etapa de la conocida como “Reversión del Gasoducto Norte”, cuyo objetivo en primera instancia es que el gas que se produce en Vaca Muerta llegue al norte del país y que en un futuro se pueda exportar al norte de Chile y a Bolivia.
Para eso, la Secretaría de Energía ya instruyó a Cammesa a que utilice recursos del Fondo de Estabilización del Mercado Eléctrico para financiar una parte de la obra. La otra será a través de un préstamo otorgado por el CAF.
Una de las razones de esta obra, cuya primera etapa podría estar lista para el invierno del 2024, es suplir la demanda residencial e industrial del norte del país ante el declino en la producción tanto de la cuenca norte argentina como de Bolivia.
Este proyecto consiste en un conjunto de obras para revertir el flujo en el transporte de gas, que actualmente viene de Bolivia. Entre otras tareas, se construiría un gasoducto de 100 kilómetros entre Santa Fe y Córdoba, sumado a unas plantas compresoras y unos loops.
El Gobierno aspira a que este gasoducto transporte, en su primera etapa, 19 millones de metros cúbicos de gas por día (actualmente transporta 9 millones).
Financiamiento para el gasoducto
En marzo de este año el Ministerio de Economía de Argentina comunicó el acuerdo con Banco de Desarrollo para América Latina (CAF) sobre un plan de obras de gas por US$540 millones para obras del reversal norte, que incluyen la construcción del Gasoducto La Carlota – Tío Pujio, el Reversal del Norte y las plantas compresoras.
Este monto cubriría cerca de dos tercios del total de la obra. Para asegurar el financiamiento y avanzar con la licitación, la secretaría de Energía a través de Enarsa instruyó la semana pasada a Cammesa a que “realice una operación de crédito reintegrable, con los fondos al 30 de junio de 2023 de la Cuenta de Exportaciones del Fondo de Estabilización del Mercado Eléctrico Mayorista”. Esto deberá “garantizar la disponibilidad de la totalidad de los fondos necesarios para ejecutar la obra”.
Los motivos
La resolución publicada la semana pasada explica el escenario de declino en la producción informada y notificada por Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que advirtió a Enarsa “que a partir del año 2024 no estará garantizado el abastecimiento en firme de gas natural y que desde la fecha citada el servicio pasará a condición de interrumpible en su totalidad”.
“La circunstancia descripta posiciona en condiciones de alto riesgo de desabastecimiento de gas natural y energía eléctrica a los usuarios del centro y norte del país, habida cuenta que las principales centrales termoeléctrica radicadas en dicha región dependen del gas importado desde el Estado Plurinacional de Bolivia para poder generar y no tienen como alternativa la posibilidad de utilizar combustibles líquidos”, dice la resolución.
“La relevancia estructural de esta obra tiene que ser analizada en dos planos mercado interno y externo regional”, explicó a Bloomberg Línea Juan José Carbajales, exsubsecretario de Hidrocarburos de la Nación, al insistir con el escenario de declino en Bolivia pero también en la cuenca norte Argentina: “Está decayendo a un 8%, 10% anual”.
“La urgencia de esta obra es para reemplazar ese gas que se está perdiendo y que es central para abastecer una triple demanda: usuarios residenciales, la demanda de Cammesa para generar energía eléctrica en centrales eléctricas y el sector industrial”, dijo Carbajales.
El exfuncionario agregó el potencial de esta obra para abastecer los proyectos mineros de esa región argentina: “Permitirá ampliar volúmenes de exportación y exportar al norte de Chile donde están los proyectos mineros y generar más demanda local en Argentina, también apoyando los proyectos de litio. En mediano plazo el objetivo será llegar con el gas de Vaca Muerta a Bolivia y a Brasil”.