Álvarez Agis: Por qué el FMI es “injusto” con Milei y cómo tranquilizar a los bonistas argentinos

Capítulo 641 de La Estrategia del Día Argentina: Una entrevista especial con el economista de la consultora PxQ y ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis.

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Buenos Aires — En el capítulo 641 de este miércoles, 17 de julio, @franaldaya te trae una entrevista especial con el economista de PxQ y ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis.

Álvarez Agis fue viceministro de Economía durante el segundo mandato de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, específicamente entre 2013 y 2015. En ese rol, tuvo una participación significativa en la formulación y ejecución de políticas económicas durante un período marcado por la implementación del cepo cambiario en el 2011.

Después de su paso por el gobierno, Álvarez Agis ha sido influyente en el debate económico argentino, a través de su trabajo en PxQ, consultora de la que fue socio fundador.

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La siguiente entrevista ha sido editada por motivos de extensión y claridad.

¿Qué creés que le importa más al mercado, que el Gobierno baje la brecha y más rápidamente la inflación al cerrar la emisión, o la acumulación de reservas?

Bajar la inflación sin acumular reservas es pan para hoy, hambre para mañana. El problema en el que está entrampado el gobierno es que pasamos de un programa que tenía como objetivo bajar la inflación con un ancla fiscal, lo cual implicaba una recesión muy larga, a un programa que hoy baja la inflación basado en atrasar el tipo de cambio y los aumentos de tarifas. Cosa que en el pasado lo ensayamos n veces y las n veces salió mal. Esos programas usualmente afectan negativamente la acumulación de reservas, por lo que lo que está pasando era relativamente previsible.

Uno pensaba que en estos siete meses íbamos a pasar a un esquema distinto, tal vez saliendo de este plan de emergencia y pasando a algo más estructural, pero claramente el gobierno está muy enfrascado en bajar la inflación todos los meses, porque esa es la única buena noticia de la economía. Paga un costo en términos de reservas, lo que paga en términos de suba de la brecha. Usar las pocas reservas que tiene para parar la brecha es muy cortoplacista.

Lo veo al FMI en una posición bastante injusta para con el gobierno. Viene pidiendo un ajuste fiscal hace mucho tiempo en Argentina. Por primera vez se encuentra con un presidente que está decidido a hacerlo y por motivos que desconozco, no parece tener muchas ganas de apoyarlo

Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Economía y socio fundador de PxQ

En tu último informe hiciste un ejercicio hipotético de qué hubiese pasado con las reservas si este esquema hubiese estado implementado desde el principio de la gestión de Milei. ¿Pero cómo lo ves para adelante? ¿Cuántas reservas puede acumular de acá a fin de año el gobierno con este esquema?

En ese ejercicio contrafáctico mostrábamos lo peligroso que hubiese sido tener ese esquema en transición desde el día uno, porque en vez de comprar US$17.000 millones como compró el gobierno en estos siete meses, hubiese comprado nada más que US$3.000 millones. Como estuvo planteada inicialmente, la venta en el mercado paralelo de lo que se comprara en el oficial, era una amenaza que sonaba a poco creíble, porque el gobierno dejó de comprar reservas. Entonces, rápidamente se encargaron de aclarar que en realidad iba a tomar la acumulación de reservas y de emisión monetaria que había hecho en los últimos tres meses. El problema es que desde que el gobierno bajó por última vez la tasa de interés del Banco Central (BCRA), la de los pases pasivos, y dejó escrito en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que entre ahora y diciembre iba a desacumular reservas, el mercado se desancló. Se dio cuenta que esto que empezaba a hacer ruiditos, bueno, ahora ya es una declaración de seguir con esto hasta diciembre. Esto es un esquema de política monetaria, es un esquema de política cambiaria. Por más que el gobierno lo quiera vender como un programa de emisión cero, es un programa de intervención en la brecha.

Segundo, empieza a aparecer una especie de juego de la silla con las reservas del BCRA, porque el gobierno dice, “es verdad, voy a vender reservas para bajar la brecha, se van a poner intranquilos los bonistas, así que voy a priorizar el pago de cupones del año que viene y los voy a comprar por adelantado”. Claramente el resto de los que compran reservas dicen, “ah, ¿y yo en qué silla me siento entonces?” Y por eso en el mercado estamos todos muy concentrados por la caída de la paridad de la deuda soberana, pero más que en los soberanos, lo que cayó el Bopreal. El tenedor de Bopreal dice, “ah, o sea que es un gobierno que prioriza la deuda del Tesoro, no la del BCRA”. Hay pocos dólares y un montón de gente que tiene que usarlos: los bonistas, los tenedores de Bopreal y también los importadores. Si tenés menos reservas que lo que el mercado te demanda y priorizás una de esas demandas, bueno, estás matando a las otras dos.

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El gobierno obviamente tiene una emergencia. Tiene que bajar la brecha y está bien que intervenga, por más que esté en contra de todos los preceptos de la economía libertaria desde que Hayek escribió sus primeros libros. Ahora, insisto, es tirarle un baldazo a un fuego. Está bien como medida de corto plazo, pero tiene que buscarse una recalibración del programa. Claramente está haciendo ruido por todos lados.

Argentina tiene que generar dos condiciones para que los tenedores de bonos se queden tranquilos. La primera es acumular los dólares necesarios para pagar la deuda en el Banco Central. La segunda condición es acumular los pesos necesarios para comprar esos dólares y no hacer el truco de tomarle los dólares al Banco Central con una letra intransferible, como hicimos en el pasado.

Emmanuel Álvarez Agis, ex viceministro de Economía y socio fundador de PxQ

En tu último mail a clientes de PxQ hablaste de una señal de “desesperación” e “improvisación”. Esos adjetivos seguramente preocuparon a muchos.

Sí, en general solemos ser muy precavidos con eso, pero hubo una conferencia a las 18hs entre el presidente del Banco Central y el ministro de Economía para un anuncio que a todas luces es poco relevante, que generó una mini crisis en el mercado. A eso le siguió un anuncio el sábado último que es corregido por un anuncio el domingo. Entonces, hay claros signos de improvisación.

Hace 50 días el gobierno dijo que el nuevo instrumento de la política monetaria era la LECAP, que implementó con la idea de salvar una mala decisión que había sido la baja de tasa de pases. Uno vio una baja de tasa de pases, pero rápidamente una corrección con una mayor tasa del lado de la LECAP. Y hace 15-20 días, nos enteramos que en vez de la LECAP ahora el instrumento es la LEFI. ¿Por qué cambiaría el instrumento de la política monetaria dos veces en 50 días? Si es parte de un programa que estaba escrito desde el día 1, diría que está mal. Me parece que no es parte de tal programa. Es parte de una improvisación por cosas que salen mal en una situación que es súper compleja. Aclaro, nadie pide que a seis meses de haber asumido el gobierno estemos con todos los problemas arreglados.

Pero sí me parece que el gobierno está muy enfrascado en decir que este es el programa, y que no hay otra cosa que no sea el superávit fiscal y de devaluación del 2% mensual. Todas la semanas nos enteramos de una novedad que va a cambiar el esquema de política y nos va a meter en otra fase. La contradicción hoy ya es bastante pública y explícita.

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Algunos en el gobierno tienen la noción de que no se necesitan reservas cuantiosas para salir del cepo. Pero el Gobierno está pidiendo fondos frescos al FMI.

Como nos pasa generalmente, este gobierno también sufre de la convivencia entre halcones y palomas. Los halcones probablemente son los que reflejan un poquito más fielmente la idea original del presidente Milei, de un esquema libertario, donde en realidad el Banco Central había que cerrarlo. Saliendo de la metáfora de cerrarlo, uno podría pensar que cerrarlo es equivalente a un Banco Central que deje que el dólar flote libremente, y que al mismo tiempo no tenga ninguna intervención en el mercado secundario de títulos públicos. Porque obviamente una de las dos intervenciones que pueda hacer implica emitir dinero.

Entonces uno podría pensar que hay una idea donde, si ya está planteado un esquema con dos anclas, una coyuntural y otra estructural, superávit fiscal y ley bases, podríamos pasar a la siguiente etapa que sería liberar el cepo, que el peso flote libremente y que el mercado encuentre su equilibrio. A esa tentación ideológica que tiene el presidente, o a la que es más afín, se le impone la realidad de las palomas, que dicen, “mirá, no estamos para hacer eso, primero porque es un experimento que no vimos en ningún país en la historia”. Este es el primer presidente libertario en la historia de la humanidad, es cierto. Dios quiera que no tengamos el primer plan económico libertario en la historia de la humanidad, porque va a salir muy mal. Entonces veo que hay adentro del gobierno una serie de colegas que son pragmáticos, y dicen, “OK, es para el lado de la libertad, pero hasta que lleguemos al puerto de la libertad hay que ir llevando esto con pico y pala”. Hoy, por suerte, está primando esa visión dentro del gobierno, pero la tentación libertaria aparece todo el tiempo.

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Más allá de la narrativa, si te ponés en los zapatos de Caputo y cómo piensa él, ¿crees que ya tiene claro el cómo y el cuándo de la salida del cepo?

No. El ministro Caputo tuvo el coraje de asumir una situación que a todas luces era muy complicada y difícil que saliera bien en el inicio. No me animaría a decir que le salió bien o mal. Evitó tragedias, evitó una hiperinflación. No soy de los que piensan que había una hiperinflación en puerta, pero sí evitó una espiral y una estabilización de la inflación en dos dígitos mensuales, que podría haber sido un resultado. Se las ingenió para tener superávit fiscal, para aumentar impuestos y mantener el cepo.

Ahora, me da la sensación de que es un ministro que, cuando le tocó pasar por la función pública [en el Gobierno de Mauricio Macri], las condiciones estructurales de la economía argentina y del mundo eran muy distintas. Este es un ministro que trabaja en una economía que por primera vez en décadas tiene un costo del dinero altísimo en el exterior. La tasa de Estados Unidos es del 5%. Caputo gestionaba [con Macri] cuando la tasa era cero.

Le toca asumir un país con un riesgo país ir de 2.000 puntos básicos. Cuando Caputo asumió [en 2015] estábamos abajo de 1.000, porque la economía ya descontaba la salida del cepo y la presidencia de Macri. Y arriba de eso, una presidencia de Macri con un país con niveles ridículamente bajos de deuda externa y con ningún tipo de relación de condicionamientos con el FMI. Hoy no está ahí. Entonces, me parece que pedirle hoy un programa escrito en piedra es injusto. Lo que sí me parece es que el ministro tendría que ser más claro en señalar qué metas, aunque sean intermedias, está buscando para empezar a transitar un camino de liberalización del cepo, aunque sea gradual, aunque sea paulatina, como él lo quiera hacer.

La idea de decir que hay un programa y que el mercado no lo conoce, que solo lo conocen los hacedores de política económica y lo van a ir revelando a medida que pasa el tiempo, a mí me luce mucho a improvisación. El mercado le está penalizando eso.

Si pensamos no en la salida del CEPO, sino en las reservas en relación a la capacidad de pago de la deuda hard dollar de Argentina durante los próximos años, que va a ir creciendo. ¿Cuánto importa en esa ecuación, por ejemplo, lo que presentó esta semana Werning en Nueva York: el saldo comercial energético que va a ir creciendo, el de la minería?

Hoy Argentina tiene niveles de endeudamiento muy altos si uno toma el combo del mercado más los vencimientos con el FMI. Entonces, exigirle a esta economía un superávit comercial para pagar el capital de la deuda sería estrangularla en materia de actividad. Y nadie piensa que la economía se puede mantener en una recesión tan grande como para que Argentina pueda bajar su nivel de endeudamiento. Argentina está obligada a refinanciar sus vencimientos de capital. Veo que el mercado se puso inicialmente eufórico con Milei en el primer trimestre, y después se dio cuenta lo compleja que era la cosa, por más que el presidente tenga un montón de decisión y de fuerza para avanzar.

Hoy el mercado se está dando cuenta que no llegamos. Es difícil estar en condiciones de refinanciar la deuda de acá a seis meses, y todo el flujo de inversiones que puede venir tiene dos problemas. Uno es cronológico. Las inversiones tienen una dinámica a lo largo del tiempo y los vencimientos están bastante concentrados. Hay un descalce temporal. El segundo problema se lo inventó el gobierno, porque el RIGI nos pone en el riesgo de que esas inversiones no nos traigan los dólares que necesitamos para pagar la deuda. Lo que ideó el gobierno es una especie de mecanismo donde, como tenés control de cambios, eximís al sector privado de vender sus dólares obligatoriamente al Banco Central.

Eso puede ser muy bueno desde el punto de vista sectorial, pero desde el lado de la macro despierta el interrogante de si los dólares que Argentina necesita para pagar la deuda van a venir del litio, o de Vaca Muerta, porque no hay una obligación de venderle los dólares [de las exportaciones] al BCRA. Pensar que se los van a vender voluntariamente, como puede pasar en Perú o en Uruguay, es ignorar que las compañías venden sus divisas voluntariamente a bancos centrales que tienen políticas monetarias sólidas hace 20 años. Pensar que Argentina, porque tuvo un ratito de superávit fiscal, va a lograr esa dinámica por parte del sector privado, es engañarse.

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Si de acá a fin de año se despeja el horizonte con el FMI. ¿Ves igual la misma necesidad de refinanciar el vencimientos de capital con privados en 2025?

Sí, porque no me imagino un Fondo que nos dé capital para pagarle también al sector privado. El FMI tiene una posición con Argentina de querer estabilizar el nivel de endeudamiento que tiene el país con el organismo, y apostar a que el superávit fiscal que Argentina pueda generar le sirva para ir bajando de a poquito la deuda con el mercado, o aunque sea para mantenerla estable, apostando a que el crecimiento permita mejorar el ratio de endeudamiento.

Lo veo al FMI en una posición bastante injusta para con el gobierno. Viene pidiendo un ajuste fiscal hace mucho tiempo en Argentina. Por primera vez se encuentra con un presidente que está decidido a hacerlo y por motivos que desconozco, no parece tener muchas ganas de apoyarlo.

Argentina tiene que generar dos condiciones para que los tenedores de bonos se queden tranquilos. La primera es acumular los dólares necesarios para pagar la deuda en el Banco Central. La segunda condición es acumular los pesos necesarios para comprar esos dólares y no hacer el truco de tomarle los dólares al Banco Central con una letra intransferible, como hicimos en el pasado. Ese truco te permitía un nivel de crecimiento mayor al que podrías tener al pagar la deuda con tu propia plata. Hoy el mercado ve el superávit fiscal, pero no ve el superávit comercial. Y me parece que eso es lo que pone muy nervioso al tenedor de bonos.

Pero a esta altura del partido, sí ves inevitable refinanciar en 2035 con privados.

Lo veo como un objetivo deseable. Ahora, por supuesto que Argentina podría usar todos los trucos que viene usando. Por ejemplo, ¿podríamos comprar los dólares para pagar el capital de la deuda sin superávit fiscal y con una letra intransferible? Sí. De hecho, este mismo gobierno lo hizo al inicio de su gestión. Dos, ¿podríamos pagar con una posición de reservas netas negativas? Sí. De hecho, este gobierno y el anterior lo hicieron. Ahora, una cosa es hacer eso al final de una gestión que no pudo o no quiso salir del cepo como la anterior. Y otra cosa es tener que hacer eso en el primer año de una gestión nueva que venía con la idea de normalizar la economía argentina. Es muy temprano en este viaje que se llama La Libertad Avanza para que el motor esté haciendo ruido. A los siete meses empezó a hacer ruido. Bueno, yo estoy preocupado, obviamente.

Volviendo al nuevo esquema monetario, ¿podemos hablar de un éxito después del primer día, teniendo en cuenta cuánto bajó la brecha? ¿Crees que va a ser efectivo en el mediano plazo en sostener estos niveles?

Planteemos la matriz de resultados posibles que había el lunes. En el peor escenario, malo, subía el control con liquidación y caían las paridades de los bonos. Escenario ideal, bajaba el control con liquidación, subían las paridades de los bonos. Escenario que ocurrió, bajó el control con liquidación, pero también bajaron las paridades de los bonos. Entonces, es un escenario mixto. No luce sostenible un escenario donde los precios de tus bonos caen todo el tiempo y el control con liquidación cae todo el tiempo.

Hoy, esta caída del control con liquidación tiene que ver con el cepo. El mercado local dice, “guarda que viene un elefante a vender en un mercado que es chiquito”, siendo el elefante el BCRA.

Y afuera un tenedor de bonos dice, “estos tipos están rifando las divisas con las que me tienen que pagar el año que viene, entonces prefiero salir de Argentina”. Ese escenario no es sostenible. Uno tiene que lograr un escenario donde la brecha afloje, porque el virus sobre Argentina cambia para mejor y las paridades empiezan a subir. Obviamente, siempre es mejor que caiga el paralelo a que suba, pero me parece que como esquema de equilibrio no existe que tus bonos se hagan más baratos y tu dólar paralelo se aprecie. En algún momento la cosa se da vuelta.

Vuelvo a la salida del cepo y la última condición que sumó Milei, de inflación cero. ¿Eso lo ves como algo más discursivo o que realmente lo cree?

Lo que veo es que el presidente nos va sumando una condición por mes para salir del cepo. Y esta última luce muy lejana en el tiempo, porque esperar que la inflación llegue a cero con el problema inflacionero que tiene Argentina... mi impresión es que nos vamos a quedar sin dólares antes.

¿Qué proyección tienen para la mensual de diciembre, por ejemplo?

Voy antes que diciembre, porque el presidente dice que que todos los analistas se equivocaron en la tasa de inflación. Veo que nos equivocamos porque el presidente en febrero nos dio un sendero de recuperación de tarifas del cual él mismo se apartó. Nuestra proyección a esta altura del año era una inflación acumulada de 115%, de los cuales 15 puntos son los aumentos de tarifas que Milei decidió no hacer, pero que dijo que iba a hacer. Entonces, hoy por hoy, lo más difícil para estimar la tasa de inflación es entender qué va a hacer el gobierno con los precios regulados.

En julio nos podría dar arriba de 5% si el gobierno cumpliera con sus compromisos en materia de aumento de precios de los combustibles y aumento de tarifas. Como no los va a cumplir, nosotros para julio tenemos 3,5%.

Menos que lo que presentó Werning en Nueva York.

Sí. Cuando uno tiene un programa desinflacionario basado en un ancla fiscal, del punto de vista teórico, lo que uno tiene que ver es que lo que lidera la desinflación es la parte no transable de la economía. En particular, los salarios. Cuando uno tiene un programa con ancla fiscal, con emisión cero, usualmente los salarios van bajando su velocidad de aumento y eso ayuda a desinflar la economía.

Cuando uno tiene un programa de ancla cambiaria, usualmente lo que desinfla es el precio de los bienes transables. Hoy en la economía argentina lo que está ayudando a la desinflación es la retracción de la inflación de transables. Lo cual me lleva a pensar que este supuesto éxito no tiene que ver con el plan de emisión cero y superávit el fiscal. Tiene que ver con que está atrasando el tipo de cambio. En la medida que se siga atrasando el tipo de cambio y posponiendo aumentos tarifarios, la inflación va a bajar todos los meses.

La pregunta es qué va a llegar primero, ¿una situación crítica del Banco Central o cero de inflación? Yo soy de los que piensan que lo segundo nos va a interrumpir la baja de la inflación. Cuando la situación en el BCRA sea crítica, nos va a subir la brecha, que se nos va a filtrar a la inflación. Entonces, me parece que esta condición salir del cepo cuando la inflación llegue al cero es inconsistente. Si te quedas dentro del cepo, sube el paralelo. Y si sube el paralelo, la inflación no llega al cero.

Esto es lo que está llevando al mercado a decir, ah, bueno, no van a salir más del cepo. Cero de inflación en Argentina... ojalá, pero no está dentro de las proyecciones de nadie.

¿Qué llevaría a que suceda ese escenario de reservas críticas?

Miremos para atrás. La anterior administración dejó a este presidente US$11.000 millones de dólares de reservas netas negativas. Producto del postergamiento de las importaciones nuevas, la recesión y la devaluación inicial, el gobierno logró recuperar US$17.000 millones de dólares.

Pero quedamos en cero porque hubo que pagar deuda. Entonces, hoy estamos en menos US$-3.000 millones, y la previsión de acá a fin de año es vender otros US$2.000 millones. Entonces, podríamos estar cerrando el año en menos US$-5.000. Bueno, el año que viene hay que pagar deuda. ¿De dónde vamos a sacar? De esas mismas reservas.

Entonces, uno podría pensar que termina el año que viene en la misma situación de reservas netas en las cuales este gobierno asumió. Ahora, eso es plantearte el escenario estático, haciendo la cuenta en una calculadora. Uno sabe que el mercado se anticipa. Si la señal que da el gobierno es esa, la situación de reservas críticas nos la podríamos encontrar este mismo año. El BCRA vendió reservas en junio cuando nadie lo tenía en sus previsiones. Ni siquiera el gobierno, que decía que iba a empezar a vender reservas en el tercer trimestre.

Con estos ruidos respecto al contado con liqui y de emisión cero, que en realidad tienen que ver con vender dólares para que no suba el paralelo, a mí me parece que el gobierno se puede encontrar con un obstáculo para llegar al próximo puente en materia de dólares, que es la cosecha fina, desde mediados de noviembre en adelante. Está demasiado lejos en el horizonte con un banco central que le está costando mucho comprar reservas.

Por fuera del Fondo, se habló bastante de un cóctel de ayuda de distintos organismos multilaterales. ¿Eso lo ves como algo realista?

Lo veo realista, pero ahí el gobierno tiene que decidir si se pelea o no se pelea con el FMI. Porque el Fondo tiene, por estatuto, categoría de acreedor privilegiado de Argentina. Esto quiere decir que en una situación crítica el fondo cobra primero, antes que los bonistas. Por eso uno entiende por qué al bonista lo pone muy nervioso un acuerdo con el FMI. Si Argentina quisiera conseguir reservas de otras fuentes, debería primero conseguir un acuerdo con el FMI.

Yo creo que el gobierno hoy está atrapado porque lo que pide el fondo, básicamente, es un esquema cambiario consistente, que es cualquier cosa menos devaluar 2% todos los meses. El gobierno esa discusión, obviamente, no la quiere dar, porque le amenaza la trayectoria descendente de la inflación.

¿Y qué escenario prevés para el 60-70% de la cosecha que no se liquidó todavía?

En materia de liquidación de la cosecha opino un poco distinto a lo que se habla en el mercado. Cuando uno mira los números de ventas de divisas del sector de granos y aceite en Argentina, están bastante en línea con lo que esperábamos. Siempre que uno considere, número uno, que por el esquema que tenemos hay que computar todos los dólares que vende el sector. O sea, los que le vende al Banco Central y los que le venden el mercado paralelo. Número dos, que en la comparación anual hay que tener cuidado, porque en la base de comparación tenemos cosas exóticas como el dólar soja, algunos meses. Es bien complicado mirarlo mes contra mes. Y tercero, nosotros estamos saliendo de una de las peores sequías en la historia de la economía argentina. El año pasado fue récord de importación de soja temporaria.

Entonces, sería muy razonable que el sector recomponga stocks a niveles normales. Y los niveles normales en el sector de granos son US$6.000-7.000 millones de soja en silobolsas. Pero también hay soja con precios a fijar en los silos industriales donde el productor puede preferir tener ese working capital ahí parado, y ver cuándo le conviene vender.

Ahora, este último tramo de ventas está, paradójicamente, estuvo muy afectado por la política de tasas del gobierno. En la medida que la tasa en pesos baje como bajó, el productor tranquilamente puede decidir financiarse en pesos y retener liquidación de dólares.

Más con la soja cayendo en Chicago.

Exactamente. Y eso es una política que promovió el propio gobierno, que eliminó varias de las restricciones que tenía el exportador para poder tomar pesos en el mercado local. No te podés quejar de que no te venden dólares, porque generaste vos mismo esa dinámica.

Si encima te caen los precios internacionales, bueno, tal vez puedan guardar US$10.000 millones de soja. Y para un banco central que está complicado, ese diferencial de US$3.000 millones es mucha plata.

¿Crees que pueden subir las tasas?

Esto pide una suba de tasas hace rato, y me parece que el problema del gobierno es ideológico, que lo está complicando en toda la gestión de la política económica. Es pensar que todos los males que tiene Argentina vienen derivados de la emisión endógena, derivada de una suba de tasas por los pasivos remunerados del BCRA.

La verdad que la mayoría de los analistas, incluso el propio ministro de Economía hasta el 9 de diciembre, decíamos en privado y en público que ese no es el problema de la economía argentina. Entonces hoy tratar de meter a la fuerza el manual libertario en esta economía es particularmente dañino para los intereses del propio gobierno.

En muchas de las demás facetas de la política económica, monetaria, cambiaria, no están aplicando ese manual libertario, pero en esto sí.

Es que yo creo que justamente el gobierno tiene un programa económico muy pragmático, y a veces como especie de cargo de conciencia respecto de la traición que está haciendo la ciudadanía de la libertad, va tirando pinceladas de libertad. Dice, “vamos a pasar todos los pasivos del BCRA al Tesoro, porque en realidad el problema es que el instrumento de política monetaria sea un pasivo del BCRA”. Bueno, limpiaste el balance del banco central, pero ensuciaste el balance del Tesoro.

¿Cuánto te preocupa el balance del Tesoro?

Mucho, porque a lo largo de la historia de la economía argentina estuvo el problema que tenemos hoy, de tener muchos pesos y pocos dólares. La diferencia es que la definición de pesos cambia a lo largo del tiempo. Hoy a mí lo que me preocupa es que si uno mira la base monetaria, cayó en términos reales como 45% desde que asumió Milei. Y hoy no existen las Leliqs y los pases están en niveles ridículamente bajos.

Ahora tenemos una torta de plata en deuda de corto plazo del Tesoro, que la única razón por la cual se refinancia es porque hay un cepo. En algún momento, si los dos animales que estamos encerrados en esta jaula, vemos que el BCRA está sin dólares y, bueno, nos vamos a tirar por encima de la reja. No importa lo que haya del otro lado, porque no es cierto que con cepo es imposible que tengas una crisis de deuda en pesos. El gobierno anterior la tuvo. La curva de pesos llegó a 20 de paridad antes de que se fuera el ministro Martín Guzmán y había un cepo y era bien grande el cepo que había.

Creo que estamos engendrando un problema del lado del Tesoro si seguimos con esta trayectoria de ventas de reservas.

El último EMAE es de abril, y marcó una caída de menos del 2% interanual. ¿Qué te dice eso? ¿Que ya tocamos piso?

No, no. Yo hoy veo una economía que está levantando un poquito del lado de la demanda, básicamente porque este fenómeno de atraso cambiario y atraso tarifario configura una economía donde los salarios suben 7, 8% por mes, la inflación es 4% y la devaluación es 2%. Entonces, el salario crece en pesos y en dólares, respecto de los niveles de subsuelo que tuvo en el primer trimestre. Eso puede explicar alguna recuperación de las ventas, sumado al retorno de las cuotas en interés que el gobierno implementó.

Pero del lado de la producción, todavía tenemos señales de que la caída no paró. Todavía tenemos caídas, mirados mes a mes, sin estacionalidad. Las compañías todavía están con demasiado stock. Siguen tomando decisiones reducir la producción. Y sobre todo las compañías en un horizonte de demanda muy complicado. Nadie dice, “ah, bueno, terminó la crisis, es hora de volver a invertir para estar listo para vender un montón más en el cuarto trimestre”. Eso no está pasando.

Me da la impresión de que es una crisis más bien larga y que paradójicamente hoy tener una recuperación por el lado de la demanda podría empeorar la situación, no mejorarla. Porque implicaría que tarde o temprano las compañías van a empezar a contestar a esos aumentos de la demanda con importaciones, y no con nueva producción.

La trayectoria de apreciación del tipo de cambio manda esa señal. No manda la señal de “ponéte a producir”. La señal es “ponéte a importar que el dólar está cada mes más barato que el mes anterior”.

Para resumir esta conversación, no solo en relación a la actividad, parece que está todo todavía en “un vamos viendo”.

El plan de emergencia necesita pasar a una fase superior que es bastante más complicada, y que requiere bastante más delineamientos macro, no tanto de trabajo de bombero, que es lo que tocaba hacer en el primer semestre. En la medida que el gobierno pueda reconfigurar eso, y sobre todo explicarle a la sociedad que lo peor no pasó todavía, que todavía nos queda un tramo largo para estabilizar esta economía, en la medida que el presidente tenga esa habilidad política y el equipo económico la habilidad técnica, estamos a tiempo de hacerle un service a este programa macro. Si nos empecinamos en que hay que seguir así hasta que el mercado entienda que esto cambió para siempre, ahí me pongo bastante negativo.

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