A 45 días de la devaluación en Argentina, la inflación borró toda la competitividad ganada

El tipo de cambio real multilateral ya está en el mismo nivel que antes del salto cambiario del 14 de agosto

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Buenos Aires — Ya no queda nada, en términos de competitividad, de la devaluación del 14 de agosto. En aquella fecha, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) convalidó un salto discreto del tipo de cambio oficial frente al peso. Ese día, el dólar mayorista pasó de $287,2917 a $349,975 (21,82% más).

El ministro de Economía y candidato a Presidente, Sergio Massa, ha afirmado en reiteradas oportunidades que aquel salto fue exigido por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio del último desembolso. Pero independientemente de si eso es cierto, sí lo es el hecho de que apenas 45 días después de la devaluación, el peso retornó al mismo nivel en términos reales que tenía antes de aquel día. Es decir, es igual de competitivo que antes de devaluar.

¿Cómo se mide la competitividad cambiaria? El Banco Central publica día a día el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), que compara la evolución del peso, en términos reales, frente a una canasta de monedas de países con los que comercia Argentina, ponderando el peso de cada divisa. Al 28 de septiembre de 2023, el ITCRM se ubica en 95,90, prácticamente el mismo valor que tenía el domingo 13 de agosto (95,80 en aquella jornada), día de las elecciones primarias y previo a la devaluación.

Para tomar dimensión, el día de la devaluación el tipo de cambio real saltó a 115,77 en pocas horas. Pero aquello disparó una inflación tan alta, que tardó muy poco encarecer al peso, dado que el precio del dólar no se volvió a mover desde aquel día, abandonando la devaluación diaria que viene aplicando el gobierno del Frente de Todos (conocida técnicamente como crawling peg).

Para colmo, según marcan las consultoras privadas, el Banco Central no pudo aprovechar ese período de peso barato para engrosar sus reservas netas, dado que estuvo interviniendo en el mercado financiero del dólar (el llamado dólar MEP) para que no se disparen las divisas paralelas.

Por citar un ejemplo, el 27 de septiembre el Banco Central gastó US$52,6 millones en intervenciones en el bonos, según estimó el bróker Portfolio Personal Inversiones.

¿Cómo sigue la dinámica?

El 11 de julio de este año, previo al salto cambiario post PASO, el reconocido economista Ricardo Arriazu había dicho en un evento organizado por el diario Clarín: “Devaluar sin reservas y sin confianza es un salto al vacío, un Rodrigazo. Y si no puedo intervenir, mucho peor”.

Similar advertencia había dejado la economista Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de Eco Go, en una entrevista con este medio a principios de junio. “Devaluar sin un programa solo asegura una inflación más alta”, había dicho.

Si bien por ahora no se observa una espiralización, lo cierto es que los operadores de mercado coinciden en que no tiene sentido alimentar la carrera nominal, ya que el traslado a precios es tan rápido que la inflación (que fue del 12,3% en agosto y puede situarse en un valor similar en septiembre) reacciona en forma inmediata.

Creemos que la política cambiaria va a depender del resultado político, la coordinación política y las expectativas que genere el que llegue al Gobierno”, sostuvo Sebastián Menescaldi, director asociado en la consultora EcoGo, ante la consulta de si esperan un nuevo salto cambiario post elecciones.

Si queda Massa dentro de competencia para el balotaje, supongo que hasta noviembre va a seguir planchado el dólar y con nuevos desdoblamientos, para intentar contener la dolarización. Si no llega Massa, lo que pase va a depender de las expectativas y la coordinación con el que llegue”, proyectó Menescaldi.

El economista consideró que, si hay coordinación y no hay expectativas de pulverizar el peso, es previsible un crawling atado a la inflación. Aunque aclaró que si no hay coordinación “hay riesgo de un nuevo salto”.

“Luego, tras la llegada del nuevo Gobierno es factible que en diciembre tengas otro nuevo salto, cuya magnitud dependerá del plan económico del nuevo incumbente”, puntualizó el ejecutivo de EcoGo.

El Banco Central, relativamente quieto en Rofex

A pesar de que el Banco Central puede tener una postura vendedora de hasta US$9.000 millones -en agosto se acordó que ese límite caiga a US$8.000 millones para diciembre- en los mercados de futuros del dólar, según lo acordado con el FMI, actualmente la autoridad monetaria está muy por debajo de esa posición. Incluso, se especula que termine septiembre con una postura vendedora apenas superior a US$1.300 millones.

Muchas veces el BCRA ha intervenido en los mercados de dólar futuro para calmar las expectativas, que hoy están desbocadas. Sin embargo, ahora parece dejar las tasas implícitas correr, a diferencia de lo que ocurrió en 2015, cuando el entonces titular de la entidad, Alejandro Vanoli, llegó a tener una postura vendedora en torno a los US$17.000 millones.

“Hoy el mercado tiene un cepo mucho más apretado que el que tenía antes de las elecciones de 2015 y hay menos jugadores en futuros, lo que le permite al Central, de alguna manera, eficientizar las intervenciones”, sostuvo Andrés Reschini, director de la consultora F2.

En la rueda del 28 de septiembre, las tasas implícitas en Rofex se recalentaron y aguardan un dólar oficial a $664 para finales de 2023 y de $999 para abril de 2024.