Bloomberg Línea — A pesar de que los impuestos a la riqueza constituyen una alternativa para generar espacio fiscal, igualar los ingresos y estimular el crecimiento, Latinoamérica recauda solo el 2,7% de sus ingresos a través de impuestos a la riqueza, menos que Norteamérica y Europa Occidental y central, según un informe divulgado este miércoles 9 de octubre por el Banco Mundial (BM).
En comparación, otras regiones del mundo como Norteamérica recaudan el 12,8% de sus ingresos vía impuestos a la riqueza, mientras que en Europa occidental y central equivale a cerca de un 4,3%, según el informe titulado Impuestos a la riqueza para la equidad y el crecimiento.
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Por ejemplo, los países Latinoamérica recaudan solo un 2% del total vía impuestos a la propiedad, lo que está por debajo del promedio mundial.
Esto ocurre a pesar de que en la región un 80% de la riqueza deriva precisamente de los bienes inmuebles (incluso entre el 10 por ciento de los que más ganan) y que las propiedades son generalmente más fáciles de rastrear que los activos financieros.
“La contribución potencial de un impuesto a la riqueza dirigido a las propiedades y correctamente administrado se estima que puede ser hasta de 3% del PIB”, según el Banco Mundial.
Según ese organismo, “la raíz de la paradoja en torno al impuesto a la propiedad en Latinoamérica radica no en las tasas tributarias en sí, sino en tasaciones anticuadas e imprecisas de propiedades, que a veces son menores al 10% del valor de mercado de las mismas. Esto deriva en infravaloraciones, menores impuestos a los propietarios y posiblemente regresividad”.
Para los analistas del BM, los impuestos a la propiedad pueden ayudar a reducir el desequilibrio fiscal vertical y aplicados en las zonas rurales pueden fomentar la protección ambiental, al penalizar el uso ineficiente de la tierra, incentivando a los propietarios a adoptar prácticas más productivas y ambientalmente amigables.
El impuesto a la riqueza tiene diferentes enfoques en el panorama tributario en Latinoamérica, pues mientras en Colombia, Uruguay y Argentina tienen un impuesto universal, Chile, México y Perú gravan ciertos activos, especialmente inmuebles, pero no poseen un tributo general al patrimonio, mientras que Brasil recién acaba de poner en marcha un gravamen a los superricos.
Para maximizar la efectividad de los impuestos a la riqueza, desde el BM sugieren que los países deben analizar primero el tipo de activo que desean gravar, partiendo de que los activos financieros como acciones, bonos y efectivo “son fáciles de mover y esconder” en paraísos fiscales, para luego invertir en un sistema administrativo sólido para asegurar el cumplimiento.
“Por encima de todo, el impuesto a la riqueza debe ser considerado como un elemento más de una reforma tributaria más amplia dirigida tanto a mejorar la equidad como estimular el crecimiento”, dice el Banco Mundial.
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En todo caso, consideran que gravar a los superricos no necesariamente es la solución para atender los déficits fiscales de la región, dado que la región “alberga relativamente pocos billonarios como porcentaje de la población (0,1 billonarios por millón de habitantes, comparado con 2,1 en América del Norte)”.
Los cálculos iniciales sugieren que los ingresos potenciales podrían alcanzar un 0,1% del PIB, bajo la suposición de que no hay movilidad en Latinoamérica.
En este sentido, señala que similar a lo que ocurre con el impuesto sobre la renta, es probable que sea necesario expandir la base del impuesto a la riqueza para lograr un incremento considerable en los ingresos.
En contraste, América Latina y el Caribe tiene algunos de los impuestos a las corporaciones más altos a nivel mundial, con un promedio de 24,7%, por encima del promedio de la OCDE, de 23,9%, y de Asia, de 19%.
Creación de riqueza en Latinoamérica
Brasil, México y Chile aportarán en conjunto más de 177.000 nuevos millonarios en Latinoamérica en cuatro años, a medida que los mercados emergentes cobran mayor protagonismo en la riqueza mundial, de acuerdo al informe Global Wealth Report 2024, que divulga la firma de servicios financieros suiza UBS.
En el informe se tiene en cuenta a las personas con un patrimonio líquido igual o superior a US$1 millón.
En cuanto a la población de ‘superricos’ o personas del grupo que tienen un patrimonio neto de US$30 millones o más, se tiene que Latinoamérica fue la única región en el mundo en la que esta se redujo en 2023, de acuerdo con un reporte de la agencia y consultora inmobiliaria global Knight Frank.
De acuerdo con Knight Frank, América Latina presentó una contracción del 3,6% en 2023, con un total de 13.159 personas con un patrimonio neto ultraalto, indica el reporte.
No obstante, para el 2028 se prevé que la creación de riqueza en América Latina aumentará un 18,2%, con 15.556 individuos con un patrimonio neto ultraalto. Esta sigue siendo una de las proyecciones más bajas, solo por encima de África (17%) y muy por debajo del promedio global (28,1%).
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