Bloomberg Línea — Los resabios monetarios que dejó la pandemia del Coronavirus llevó a que decenas de países, en distintas partes del mundo, recordaran una palabra que había quedado en el pasado: inflación. En esta contexto, algunas empresas recurrieron a mecanismos sutiles sobre sus productos y que llevan a los clientes a asumir el incremento de los costos, casi sin darse cuenta.
Estas modalidades incluyen ajustes en el peso de los productos comercializados y, en algunas ocasiones, una disminución en la calidad. ¿Cuál es la reacción de los consumidores? Un estudio reciente menciona que muchos se vuelcan al consumo de las marcas propias de los supermercados, también llamadas “marcas blancas”.
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Tres mecanismos polémicos
Un informe publicado recientemente por el holding financiero Mirabaud reconoce tres mecanismos básicos que usan las empresas en Estados Unidos para esconder la inflación:
- Shrinkflation: con el aumento de los precios de las materias primas y el encarecimiento de las facturas en los hogares, una técnica de venta que ha causado polémica es la “shrinkflation”. Consiste en reducir la cantidad de un producto manteniendo su envase y precio originales. La causa principal es el aumento de los precios, y su objetivo es seguir siendo competitivo en tiempos de inflación, como ocurre actualmente. Es una técnica legal en algunos países, y alrededor del 2% de los productos alimentarios en los supermercados podrían verse afectados. Los cereales y las tabletas de chocolate son los productos más afectados
- Cheapflation o disminución de la calidad de los alimentos: consiste en sustituir determinados productos por sustitutos más baratos, ya sean alimentarios o no alimentarios. El objetivo es mantener los márgenes de ganancia o vender más productos. Hay muchos ejemplos de esto en Internet, especialmente en Reddit. Un ejemplo claro es el de ciertos helados, que ahora se llaman “postres congelados” porque ya no contienen productos lácteos, sino rellenos más baratos.
- Skimpflation o escatimación: es un fenómeno en el que las empresas reducen la calidad o cantidad de los bienes y servicios que ofrecen, manteniendo el mismo precio o incluso aumentándolo ligeramente. El término proviene del verbo inglés “to skimp”, que significa ahorrar o gastar menos tiempo, dinero o material. En este caso, los consumidores reciben menos por su dinero, aunque esto no sea evidente a primera vista. A diferencia de la inflación tradicional, donde los precios suben visiblemente, la “skimpflation” implica ajustes más sutiles en productos o servicios, permitiendo a las empresas gestionar el aumento de los costes.
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Castigo de los consumidores
Como señala el Washington Examiner, PepsiCo, la empresa matriz de Frito-Lay, ha aprendido una costosa lección de su reciente estrategia antiinflacionista al reducir la cantidad de patatas fritas en sus bolsas.
Para gestionar el aumento de los costes, PepsiCo redujo inicialmente el volumen de productos como Lay’s y Doritos, ofreciendo menos patatas fritas por bolsa y reduciendo el número de bolsas en los envases múltiples. Sin embargo, esta medida resultó contraproducente, ya que los consumidores abandonaron estos productos en las estanterías, optaron por otras marcas o dejaron de comprarlos.
Ante la caída de las ventas, PepsiCo ha decidido dar marcha atrás. La empresa va a aumentar un 20% la cantidad de patatas fritas en sus paquetes y a añadir dos paquetes más a sus multipaquetes para recuperar a los consumidores.
Según el último informe de resultados de PepsiCo, la división Frito-Lay vio caer sus ventas un 1%, en gran parte debido a una reducción del volumen del 1,5%.
Otro ejemplo de empresa que ha tenido que dar marcha atrás es Unilever, con su famosa marca de helados Ben & Jerry’s. En respuesta al aumento de los costes de las materias primas, Unilever había aumentado los precios de algunos productos reduciendo ligeramente las porciones, un ejemplo de “shrinkflation”. Sin embargo, esta iniciativa fue rechazada por los consumidores, que se decantaron por alternativas más baratas.
Para recuperar a sus clientes, Unilever ajustó entonces su estrategia reintroduciendo porciones más generosas y ofertas promocionales, con el fin de restablecer la percepción de valor y recuperar la confianza de los consumidores.
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Marcas blancas y rebelión de los consumidores
Según un informe sobre productos de marca blanca (también conocidos como marcas propias de la tienda) realizado por la empresa de investigación del consumidor Circana, estos productos están experimentando un crecimiento significativo en el mercado estadounidense, alcanzando más de US$217.000 millones en ventas.
Esto supuso un aumento del 6% en las ventas en dólares para 2023, con un incremento del 0,9% en las ventas por unidad. Mirabaud destacó que las marcas blancas están arrebatando cada vez más cuota de mercado a las marcas de nombre, y ahora representan el 25,5% de las ventas totales por unidad, frente al 24,7% en 2022. El crecimiento ha sido más pronunciado en alimentación y bebidas, donde las marcas blancas han registrado un aumento de las ventas del 6,7%, frente al 5,1% de los productos no comestibles.