Costa Rica: de exportar cuatro bienes tradicionales a convertirse en un hub de manufactura avanzada y alta tecnología

En un giro sin precedentes en la dinámica económica latinoamericana, Costa Rica experimentó una transformación fundamental: de exportador tradicional de productos agrícolas a centro neurálgico de manufactura de alta tecnología y servicios especializados, pasando de exportar $63 millones en bienes en 1950, a $28.000 millones en bienes y servicios en el 2023. Además, el país centroamericano registró un extraordinario crecimiento del 21% en Inversión Extranjera Directa (IED) durante el 2023, lo que marcó un hito en relación con años anteriores.

Esta nación de 5,2 millones de habitantes, históricamente reconocida por sus exportaciones de café y banano, se ha posicionado como una alternativa estratégica a la manufactura asiática, particularmente en las industrias de semiconductores y dispositivos médicos. Esta transformación ha sido consecuencia de una propuesta de valor país que, a lo largo de décadas, ha ofrecido excelentes condiciones para invertir y al respaldo de PROCOMER, la Agencia de Promoción de Exportaciones e Inversión del país. A la fecha, Costa Rica ha logrado atraer a más de 450 empresas multinacionales para establecer operaciones en su territorio.

Despegue estratégico en cadenas globales de suministro

El surgimiento de Costa Rica como centro de manufactura tecnológica llega en un momento crítico de reestructuración de las cadenas de suministro globales. Con Estados Unidos buscando reducir su dependencia de fabricantes asiáticos, especialmente en la industria de semiconductores, Costa Rica se ha convertido en un destino cada vez más atractivo para el nearshoring.

“Costa Rica ha tomado pasos decisivos a lo largo de los años que están dando frutos”, señaló Laura López, Gerente General de PROCOMER, en una reciente entrevista. “El compromiso país con la sostenibilidad, establecido hace décadas, se ha convertido en un diferenciador crucial para atraer inversión extranjera”.

El reciente anuncio de Intel de una reinversión en Costa Rica de US$1.200 millones durante 2024 y 2025 subraya esta tendencia. La expansión del gigante de los semiconductores, que ahora emplea a más de 3.300 trabajadores, señala una creciente confianza en la capacidad del país para manejar procesos de manufactura complejos y gestionar aspectos críticos de la producción global de chips de la compañía.

Los factores del éxito: un crecimiento diversificado

Si bien la manufactura de semiconductores genera titulares, el crecimiento de la IED en Costa Rica se extiende mucho más allá del sector tecnológico. La fabricación de dispositivos médicos se ha convertido en el principal sector de exportación del país, superando a los productos agrícolas tradicionales. El anuncio de Johnson & Johnson MedTech de su mayor instalación de manufactura fuera de Estados Unidos, que creará 3.000 empleos en Costa Rica, ejemplifica esta tendencia.

“El talento costarricense ha demostrado no solo su capacidad técnica, sino también habilidades clave como el enfoque en el cliente y los negocios, el trabajo en equipo y una mentalidad creativa para la resolución de problemas”, destaca Jairo Quirós, Vicepresidente Senior de Servicios Empresariales Globales y Centros de Ingeniería de Equifax, una de las principales firmas tecnológicas y de seguridad del mundo.

El éxito del país en la atracción de IED puede atribuirse a varios factores fundamentales:

  • Talento humano altamente calificado y con alta especialización
  • Estabilidad política, poco común en la región
  • Ubicación estratégica cerca del mercado estadounidense, con acceso a dos océanos
  • Sostenibilidad, donde destaca una red eléctrica alimentada en un 98% por energías renovables en promedio durante los últimos 5 años
  • Un régimen de zonas francas que brinda incentivos y seguridad jurídica al inversionista
  • Acceso preferencial a 2,8 mil millones de consumidores a través de acuerdos comerciales con los principales bloques comerciales del mundo

Desafíos y competencia regional

A pesar de su éxito, Costa Rica tiene potenciales desafíos, según concluyen algunos analistas. El país enfrenta una creciente competencia de otras naciones latinoamericanas que buscan capitalizar las oportunidades de nearshoring. Además, su población relativamente pequeña podría potencialmente restringir el crecimiento en industrias intensivas en mano de obra, razón por la cual el país y PROCOMER trabajan en el reskilling y upskilling de las personas trabajadoras, así como en mejoras en la regulación nacional para atraer al talento adecuado que atienda las necesidades de las empresas.

“El desafío clave será mantener el impulso mientras se asegura un crecimiento sostenible”, señala Mónica Umaña, Gerente de Inversión Extranjera de PROCOMER. “Nos estamos enfocando en atraer inversión en sectores consolidados mientras intensificamos esfuerzos en áreas emergentes como la agroindustria, manufactura liviana, educación, servicios de salud y en la industria fílmica”.

Perspectivas futuras: Costa Rica Trade & Investment Summit 2025

El reciente anuncio de PROCOMER sobre el Costa Rica Trade & Investment Summit 2025 señala la ambición del país por consolidar aún más su posición como centro de negocios regional. El evento, que se realizará en Costa Rica en setiembre de 2025 y fusiona la promoción de exportaciones con la atracción de IED, aspira a reunir a 400 inversionistas y compradores de 45 países con 1.000 exportadores locales y empresas multinacionales.

La designación de Costa Rica como aliado clave bajo la Ley CHIPS and Science de Estados Unidos, con acceso a los US$53 mil millones en financiamiento, posiciona al país para jugar un rol cada vez más importante en las cadenas de suministro globales. En un momento en que las empresas reconsideran sus estrategias de cadena de suministro en la era post-pandémica, la combinación que brinda Costa Rica de estabilidad política, fuerza laboral capacitada y compromiso con la sostenibilidad está dando resultados tangibles.

Si esta nación centroamericana puede mantener su trayectoria de innovación y crecimiento, tiene grandes posibilidades de convertirse orgánicamente, como algunos sugieren, en la respuesta latinoamericana al Silicon Valley.