Bloomberg — Cada vez son más las personas a las que el cambio climático les perturba el sueño.
Las elevadas temperaturas durante la noche provocaron un 5% más de horas de sueño perdidas en todo el planeta durante el último lustro con respecto al periodo transcurrido entre 1986 y 2005, según el estudio sobre el clima y la salud de la revista The Lancet en su última edición.
Por primera vez, la prestigiosa publicación médica ha examinado esta métrica. La pérdida de sueño alcanzó su punto álgido en el 2023, el año más caliente del que se tiene constancia, cuando se registró un incremento del 6%.
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El octavo informe anual de The Lancet Countdown dedicado a la salud y al cambio climático, elaborado por 122 expertos globales, reveló que las altas temperaturas, la sequía y las lluvias torrenciales afectan cada vez más a la salud de las personas. En 2023, se perdieron en todo el planeta 512.000 millones de horas potenciales de trabajo como consecuencia de las altas temperaturas.
Las defunciones asociadas al calor en personas mayores de 65 años registraron los niveles más altos de la historia, un 167% más en la década de los noventa. “Esto no es solo sobre fenómenos meteorológicos extremos”, señaló Jeremy Farrar, científico jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Esto se trata de cada semana, cada mes del año, y el impacto sobre toda nuestra salud”.
En numerosos lugares, las temperaturas durante la noche están subiendo más rápidamente que las durante el día. Además de repercutir en el sueño, el sobrecalentamiento nocturno reduce la capacidad del cuerpo para enfriarse y recuperarse del calor del día, lo que agrava las muertes por olas de calor, especialmente entre las personas con problemas cardiacos y respiratorios preexistentes.
El estudio usó datos históricos de seguimiento del sueño y de temperatura para estimar los efectos sobre el sueño de las altas temperaturas nocturnas a lo largo de diferentes años. Los mayores aumentos en la pérdida de sueño se produjeron en Oriente Próximo y el África subsahariana.
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Incluso en climas más templados, el sobrecalentamiento nocturno puede verse agravado por un mal diseño de los edificios que deja las temperaturas interiores más cálidas que las exteriores. Los edificios pueden estar mejor ventilados o a la sombra para reducir cuánto se calientan durante el día y cuánto retienen ese calor. Se prevé que la demanda energética derivada del uso del aire acondicionado se triplique de aquí a 2050.
La falta de sueño afecta negativamente a la capacidad de atención y a la calidad de vida, y también puede repercutir en otros problemas de salud.
Kevin Lomas, profesor de simulación de edificios de la Universidad de Loughborough que estudia la relación entre el calor y el sueño, ha descubierto en Gran Bretaña que las temperaturas en los dormitorios superiores a unos 27°C (80,6°F) son el umbral a partir del cual las personas tienen dificultades para refrescarse.
“Una vez que se empieza a jugar con la cantidad de sueño de la gente, las consecuencias no son sólo cosas relativamente triviales”, dijo Lomas, que no participó en el estudio de The Lancet. “Pueden ser a largo plazo”.
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