Latam sufre mayor caída de vida silvestre del mundo: delfines del Amazonas disminuyen 65%

El cambio climático y la pérdida de la naturaleza están empujando a Latinoamérica “hacia un punto crítico”. Por ejemplo, si no se revierte la deforestación en la Amazonía, se podrían liberar hasta 75.000 millones de toneladas de carbono

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Bloomberg Línea — A pesar de que Latinoamérica alberga la mayor biodiversidad del planeta, con ecosistemas como la Amazonía, los Andes y los humedales del Pantanal, también es la región que sufrió la mayor disminución de vida silvestre en el mundo en 50 años, de acuerdo el Informe Planeta Vivo, de la ONG ambientalista Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, en inglés).

“En los últimos 50 años la región con mayor pérdida de biodiversidad acumulada es América Latina y el Caribe. Esto se da primero, por supuesto, porque es una de las regiones más diversas, que tiene zonas fundamentales para la naturaleza como la Amazonía y otras más. Asimismo, es una región donde se mantienen presiones como la deforestación, la sobreexplotación de recursos, la contaminación y las afectaciones a los ecosistemas naturales”, dijo a Bloomberg Línea Carlos Mauricio Herrera , director de conservación y gobernanza de WWF Colombia.

Latinoamérica presentó un descenso del 95% de las poblaciones silvestres monitoreadas en tan solo 50 años (1970-2020), mayor al promedio global del 73%.

En Norteamérica la pérdida de las poblaciones silvestres en ese período fue del 39% y en Europa del 35%, mientras que en Asia y el Pacífico se estima en el 60% y en África en el 76%.

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“La degradación y la pérdida de hábitats, impulsadas principalmente por nuestro sistema alimentario, son las amenazas más citadas en cada región, seguidas de la sobreexplotación, las especies invasoras y las enfermedades. Otras amenazas incluyen el cambio climático (más citado en América Latina y el Caribe) y la contaminación (especialmente en América del Norte y Asia y el Pacífico)”, dice el documento.

En el caso de Sudamérica, las poblaciones de delfines de río en el Amazonas han disminuido en un 65%.

WWF señaló que si no se revierte la deforestación en la Amazonía, se podrían liberar hasta 75.000 millones de toneladas de carbono.

Globalmente, las poblaciones de agua dulce han sufrido las mayores disminuciones (-85%), seguidas por las poblaciones terrestres (-69%) y marinas (-56%), de acuerdo al reporte.

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El índice Planeta Vivo de este año incluye 265 especies y 3.015 poblaciones más que el anterior, según los autores del reporte. El índice destaca “una tendencia promedio en el cambio de población y no un promedio del número total de animales individuales o especies perdidas”.

Según WFF, “es muy probable que se produzcan varios puntos de inflexión si las tendencias actuales continúan”, incluyendo la extinción de la selva amazónica, que alberga más del 10 % de la biodiversidad terrestre de la Tierra, almacena entre 250.000 y 300.000 millones de toneladas de carbono y es hogar de más de 47 millones de personas.

Asimismo, se refiere a la posible extinción de los arrecifes de coral, de los que dependen aproximadamente 330 millones de personas para protegerse contra oleajes, como fuente de alimentos y medio de vida, y otros beneficios.

Cuatro acciones para revertir el daño a los ecosistemas globales, según WWF

Algunas de las medidas sugeridas por la ONG incluyen la transformación de la conservación, en la medida en la que las áreas protegidas cubren actualmente solo el 16 % de las tierras del planeta y el 8 % de sus océanos.

La recomendación es que se amplíe por lo menos al 30% la protección de las tierras, aguas y mares para 2030 y que se restaure el 30 % de las áreas degradadas para ese mismo año.

También ve necesario transformar el sistema alimentario, puesto que la producción de alimentos demanda en la actualidad el 40% de toda la tierra habitable, siendo además la principal causa de pérdida de hábitat. Sumado a lo anterior, según WWF, contribuye con el 70 % del uso del agua y “es responsable de más de una cuarta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero”.

De otra parte, se pide acelerar la transición desde combustibles fósiles a energía renovable para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la mitad para 2030 y mantener el objetivo de 1,5 °C al alcance.

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De otra parte, se insta a generar una transformación en el sistema financiero, dado que el modelo económico actual “otorga a la naturaleza un valor casi nulo”.

Esto a pesar de que más de la mitad del PIB global (55 %) -una estimación de US$58 billones- depende moderada o altamente de la naturaleza y sus servicios.

WWF pide “redirigir las finanzas lejos de actividades dañinas y hacia modelos y actividades empresariales que contribuyan a los objetivos mundiales sobre naturaleza, clima y desarrollo sostenible”.

En este marco, indica que si bien los países ya han acordado objetivos globales para detener y revertir la pérdida de la naturaleza (Marco Global de Biodiversidad), limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC (Acuerdo de París) y erradicar la pobreza (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU), las acciones aún no compensan el deterioro de la naturaleza.

El Informe Planeta Vivo 2024 “demuestra que los compromisos nacionales y las acciones sobre el terreno todavía están muy lejos de lo que necesitamos para cumplir los objetivos planteados para 2030; y así evitar puntos de inflexión peligrosos”.