Bloomberg Línea — Septiembre cerró con un saldo atemorizante de incendios forestales y focos de calor en Sudamérica. Fueron, por lo menos, 139.493 eventos registrados por el Programa ‘Quemaidas’, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE, por sus siglas en portugués)
Brasil, Bolivia, Argentina, Perú, Paraguay, Colombia y Ecuador fueron los países más afectados en el noveno mes del año por este fenómeno. El listado es similar si se analiza el período enero a septiembre.
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Justo en las últimas semanas, las llamas y el humo han sofocado, de manera especial, a las poblaciones de Perú, Bolivia, Ecuador y Brasil, con miles de focos de calor detectados por los satélites y las autoridades en territorio, llevando a los Gobiernos a tomar medidas al límite: Bolivia declaró desastre nacional, Ecuador declaró alerta roja en 15 provincias y el gobierno de Perú declaró emergencia en tres regiones.
Lo más preocupante para la región, de acuerdo con Johana Herrera, oficial de bosques y cambio climático de WWF Colombia, es que estos eventos son, en su mayoría, provocados por los humanos. En el caso de Colombia, un 95% de estos incendios son originados por el hombre.
“La deforestación, la agricultura, la ganadería, los cultivos de uso ilícito y el acaparamiento de tierras están correlacionados con la aparición de incendios. El uso del fuego para limpiar tierras es una práctica común asociada a estos procesos”, indicó Herrera a Bloomberg línea, agregando que la quema des controlada de basuras también es una causa.
Los incendios en la Amazonía y el impacto del cambio climático
En septiembre, los focos por país detectados por el INPE en Brasil fueron 83.157, en Bolivia se alcanzaron los 33.119, en Perú los 7.037, en Colombia fueron 972, en Ecuador 487 y en Venezuela 394.
Estos países comparten, en mayor o menor territorio, la Amazonía, la mayor selva tropical húmeda del planeta, y en donde los incendios degradan los ecosistemas naturales, afectan la biodiversidad y contribuyen a la emisión de grandes cantidades de dióxido de carbono, exacerbando el cambio climático, según la oficial de WWF en Colombia.
“En el caso de los incendios forestales en la Amazonía, estos afectan la regulación hídrica de la región, alterando el ciclo del agua y la disponibilidad del recurso. La pérdida de cobertura vegetal debido a los incendios reduce la capacidad de los bosques para realizar la evapotranspiración, un proceso clave para la generación de humedad que alimenta las precipitaciones locales y regionales”, precisó Herrera, al ser consultada por este medio.
Estos incendios, dijo, provocan una disminución de las lluvias, lo que agrava las sequías y altera el ciclo hidrológico. Además, la destrucción de la vegetación deja el suelo expuesto, lo que incrementa el escurrimiento superficial y la erosión, afectando la capacidad de las cuencas hidrográficas para retener agua y recargar acuíferos.
Así mismo, estos eventos ocurridos en la Amazonía impactan también en comunidades que están en otras regiones, pues son los flujos de vientos producidos en esta zona a través de los cuales reciben la humedad de los llamados “ríos voladores”.
“El cambio climático juega un papel importante al aumentar la frecuencia e intensidad de los incendios, sobre todo debido a las sequías prolongadas y las altas temperaturas que hace que se disponga de mucho combustible, es decir, material vegetal seco que hace que aumente la probabilidad de ocurrencia de incendios”, añadió.
En lo que va del año, desde el 1° de enero hasta el 30 de septiembre, en Sudamérica se registraron 409.099 focos de calor, la cifra más alta en los últimos 14 años, partiendo desde 2010, cuando la cifra llegó a los 413.751, según el INPE.
La petición de Amnistía Internacional
En los últimos días, Amnistía internacional publicó una carta abierta dirigida a los presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú insistiendo en que se intensifiquen las acciones en torno los incendios forestales, que han dejado millones de hectáreas de bosque y pastizales afectados.
“Los ojos del mundo están sobre la cuenca del Amazonas y otros ecosistemas invaluables del continente, a la espera de acciones contundentes para prevenir su extinción. Las Presidencias sudamericanas deben, más que nunca, tomar medidas urgentes para evitar una catástrofe climática que podría tener consecuencias irreversibles para toda la humanidad. El momento de actuar es ahora”, dijo Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional.
En la misiva dirigida a los gobernantes sudamericanos, Amnistía Internacional también pidió abandonar los combustibles fósiles y transformar el modelo actual de agricultura industrial, así como proteger los territorios de las comunidades indígenas y brindar garantías a los defensores del medioambiente.
Sobre este último punto, Johana Herrera, oficial de bosques y cambio climático de WWF Colombia, señaló que los incendios forestales generan desplazamientos y pérdidas económicas significativas, “afectando especialmente a comunidades vulnerables como pueblos indígenas y campesinos. Estos eventos interrumpen el acceso a recursos esenciales como agua y alimentos, y agravan las condiciones de vida en las regiones afectadas”.
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Acciones a implementar
La oficial de WWF Colombia, Johana Herrera, recomendó las siguientes y acciones y estrategias para que los Gobiernos implementen un enfoque integral para enfrentar los incendios forestales, basado en la gestión sostenible del paisaje, la prevención y la adaptación al cambio climático:
- Reducir el material inflamable (combustible – biomasa seca) mediante acciones adaptadas según las características de los diferentes ecosistemas, como la remoción de vegetación seca, quemas prescritas, creación de barreras cortafuego, entre otros.
- Invertir más en medidas preventivas, ya que son mucho más económicas que la extinción de incendios, y fortalecer los sistemas de alerta temprana junto con la educación pública sobre los riesgos.
- Las políticas de adaptación al cambio climático también son cruciales, ya que este fenómeno está exacerbando la frecuencia e intensidad de los incendios.
- Una mejor coordinación entre las agencias para una respuesta efectiva y la regulación de las actividades humanas que provocan incendios, como la deforestación y las quemas descontroladas