Bloomberg — China pretende disminuir el dominio de Elon Musk sobre los vehículos de lanzamiento reutilizables y acabar con la gran brecha tecnológica que la separa de EE.UU.
Pekín está recurriendo tanto a startups aeroespaciales como a compañías estatales para lograr una ventaja en cohetes que puedan ser usados docenas de veces para llevar satélites a la órbita terrestre baja.
Una de las compañías que está tratando de superar este desafío es LandSpace Technology Corp., cuyo cohete reutilizable Zhuque-3 finalizó con éxito el miércoles un vuelo de prueba de despegue y aterrizaje vertical de 10 kilómetros en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan.
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Según medios estatales chinos, supuso un “avance considerable en la industria espacial comercial china” y representó un “paso decisivo hacia la obtención de alta capacidad, bajo coste, alta periodicidad y reutilización en futuros lanzamientos espaciales”.
Otra de las empresas en ciernes es Deep Blue, una firma de capital cerrado que también tiene previsto hacer pruebas con un cohete reutilizable tan pronto como esta misma semana.
Si la demostración tuviera éxito, se acercaría un poco más a ofrecer el mismo tipo de servicio de despliegue orbital habitual que ofrecen los cohetes reutilizables Falcon 9 de SpaceX.
Huo Liang, CEO de Jiangsu Deep Blue Aerospace Technology Co., afirmó que SpaceX está marcando el ritmo al resto de la industria espacial. “Sus cohetes ya vuelan de forma rutinaria y ejecutan repetidamente misiones comerciales, mientras que China aún no domina esta tecnología”.
Aunque el programa espacial chino ha igualado a la NASA con múltiples alunizajes y aterrizajes en Marte, no ha mantenido el ritmo desarrollando cohetes que puedan utilizarse una y otra vez. No está solo. La mayoría de las demás naves asiáticas, europeas y rusas también confían en vehículos de lanzamiento de un solo uso, lo que da a SpaceX de Musk un cuasi monopolio en el mercado mundial.
Blue Origin LLC, de Jeff Bezos, se ha acercado con su cohete reutilizable New Shepard, que realiza misiones suborbitales llevando pasajeros al espacio durante unos minutos. Su cohete más grande New Glenn, diseñado para poner satélites en órbita y volar un mínimo de 25 veces, se espera que debute en noviembre, con cuatro años de retraso.
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Desde 2017, SpaceX reutiliza los propulsores de sus cohetes, lo que le permite ofrecer lanzamientos de menor coste a intervalos rápidos y construir su red de más de 6.000 satélites para su servicio mundial de Internet Starlink.
Eso le proporciona, y a EE.UU., una enorme ventaja de costes frente a los cohetes de un solo uso, permitiendo una cadencia constante de lanzamientos durante todo el año.
Las empresas chinas afirman que están en la cúspide de un avance sostenido, con cohetes como el Nebula-1 de Deep Blue o prototipos similares en fase de desarrollo. Al igual que el país ha llegado a dominar la fabricación en muchas otras industrias, la producción masiva de cohetes es otro objetivo a conquistar. El objetivo no es sólo igualar a SpaceX, sino ganarle en su propio juego.
Deep Blue planea un lanzamiento orbital para el año que viene mientras soluciona los problemas de su cohete.
“Un cohete chino reutilizable, cuando se produzca, será significativamente menos caro que un Falcon 9″, afirmó Carter Palmer, analista principal de sistemas espaciales de Forecast International, una empresa de investigación del mercado aeroespacial y de defensa con sede en Sandy Hook, Connecticut.
Choque en la montaña
Puede que pase algún tiempo antes de que eso ocurra.
Incluso si los fabricantes de cohetes chinos tienen éxito con las pruebas iniciales, el rápido despliegue de cohetes reutilizables llevará tiempo y múltiples ciclos de pruebas. Y ha habido muchos contratiempos mientras las empresas jugueteaban con su tecnología, como una prueba en junio, cuando Beijing Tianbing Technology Co, también conocida como Space Pioneer, estrelló un cohete contra la ladera de una montaña a 1,5 kilómetros de la plataforma de lanzamiento.
Se espera que los cohetes de usos múltiples y el futuro de la industria mundial de lanzamientos sean los principales temas de debate el miércoles en la cumbre aeroespacial anual de la Cámara de Comercio de EE.UU. en Washington.
La empresa conjunta europea ArianeGroup de Airbus SE y Safran SA, la japonesa Mitsubishi Heavy Industries Ltd. y la estadounidense United Launch Alliance, una empresa conjunta de Boeing Co. (BA) y Lockheed Martin Corp. (LMT), se esfuerzan por idear sus propias estrategias de reutilización. Éstas permitirían realizar más lanzamientos y ayudarían a amortizar el coste y el tiempo de construcción de cada cohete.
Mitsubishi Heavy aspira a introducir con el tiempo un vehículo de lanzamiento reutilizable, pero “no estamos en la fase de desarrollar nada concreto ahora mismo”, declaró el CEO Seiji Izumisawa a Bloomberg Television el 21 de junio.
Para China, es una cuestión de orgullo cívico y seguridad nacional. El gobierno del presidente Xi Jinping quiere una industria espacial comercial sana que pueda atender las necesidades nacionales y competir con EE.UU. por los clientes, y la influencia, en todo el mundo.
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“Van a ofrecer eso como uno de los beneficios de estar del lado de China en esta competición de grandes potencias: ‘No tenéis que depender de Estados Unidos para este tipo de cosas’”, dijo Oriana Skylar Mastro, becaria del centro del Instituto Freeman Spogli de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford.
Pekín también quiere un contrapeso al cada vez más omnipresente Starlink de SpaceX, que ha desempeñado un papel destacado en zonas de conflicto como Ucrania y está llevando un servicio de Internet fiable a gran parte del mundo subdesarrollado.
China necesita cohetes reutilizables para construir redes de satélites en órbita terrestre baja y otros proyectos, desde una base de investigación lunar hasta una estación orbital de energía solar, dijo Peter Garretson, investigador principal de estudios de defensa en el American Foreign Policy Council.
"Todos esos planes requieren una enorme capacidad para mover masa en el sistema solar a escala y eso no se puede hacer económicamente sin un lanzamiento reutilizable", dijo. "La reutilización es un eje absoluto en el plan de desarrollo económico espacial de China".
Prueba en el desierto de Gobi
LandSpace y Deep Blue son sólo algunas de las empresas chinas que aspiran a emular a Musk desarrollando cohetes reutilizables.
Las filiales de las empresas estatales China Aerospace Science and Technology Corp. (CASC) y China Aerospace Science and Industry Corp. (CASIC) realizaron pruebas similares a principios de este año. Una de ellas tuvo lugar en el desierto de Gobi en junio bajo los auspicios de la Academia de Tecnología de Vuelos Espaciales de Shanghái de CASC, que tiene el ambicioso objetivo de realizar en 2025 un primer vuelo al espacio con un cohete reutilizable.
LandSpace, con sede en Pekín, ha afirmado que los vuelos comerciales comenzarán en 2025. Otras empresas chinas que trabajan en cohetes reutilizables son Galactic Energy Aerospace Technology Co. y Orienspace, que espera lanzar su cohete reutilizable Gravity-2 a principios de 2026, según declaró el codirector ejecutivo Yao Song a Bloomberg en febrero.
LandSpace, Galactic Energy y Orienspace no respondieron a las solicitudes de comentarios. Las dos empresas estatales tampoco respondieron.
Sin duda, los profundos bolsillos chinos están impulsando su industria espacial.
El gobierno gastó nada menos que US$14.000 millones en su programa espacial el año pasado, según el World Factbook (Libro de datos mundiales) de la CIA (Agencia Central de Intelgiencia), y gran parte de esa cantidad se destinó a empresas estatales como CASC y CASIC.
Las empresas espaciales chinas privadas están subvencionadas mediante inversiones de fondos respaldados por el gobierno y el uso de instalaciones de lanzamiento financiadas con fondos públicos. En febrero, el gobierno anunció la apertura de un centro tecnológico de cohetes reutilizables en Pekín para ayudar a las empresas de nueva creación.
Deep Blue anunció en julio que había recaudado casi 1.000 millones de yuanes (US$141 millones) de inversores chinos, como una zona de alta tecnología respaldada por el gobierno en Wuxi, una ciudad cercana a Shanghái.
Su rival Orienspace recaudó en enero unos 600 millones de yuanes (US$84,2 millones) en una ronda de financiación que incluyó otro fondo del gobierno local. Y Galactic Energy dijo el pasado diciembre que había recaudado 1.100 millones de yuanes (US$154,5 millones) de inversores locales.
Pero aunque el gobierno chino ha apoyado mucho al sector, queda por ver si el país puede nutrir a una empresa locall capaz de vencer a SpaceX en su propio juego, dijo Jianwei Li, socio gerente de Zhencheng Capital, una empresa china de capital riesgo de Pekín que es inversora en Deep Blue.
"Todas las empresas dicen que quieren ser el SpaceX de China, pero seamos realistas", dijo Li. "Todas no lo están haciendo tan bien".
--Con la colaboración de Bruce Einhorn y Lulu Shen.
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